Cɑpítulo diez: Los cɑsilleros.

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Porque sé lo que te gusta, chico. Eres mi tipo de chico. Mis días pasados son un sueño que olvido cuando abro los ojos...

El celular de TaeHyung yacía sonando a todo volumen con la canción ❛Hype Boy❜ de uno de sus grupos femeninos favoritos,
vibrando considerablemente sobre la banca de ese vestuario deportivo.

Por esta canción precisamente es que sabía que quien lo estaba llamando con tanta insistencia era el enano insensible de su mejor amigo (y primo), porque de seguro quería saber en dónde se había metido.

Y él tiene que aclarar que no se había metido, más bien se la metieron a él... Bueno, se la estaban metiendo hasta más no poder dentro de ese vestuario deportivo.

Sí, estaba siendo empotrado contra los casilleros por nada más y nada menos que aquel pelirrojo de nombre HoSeok, que resultó tener un amiguito bastante complaciente; atrevido y alegre.

—Mgh~, mgh~.

—Shhh, hay que guardar silencio.

TaeHyung se encontraba con la camisa recogida, con los bordes de ella atrapados entre sus dientes para evitar gemir alto y ser cachados en pleno romance pornográfico.

Una de sus piernas yacía puesta sobre el hombro de HoSeok y la otra se mantenía en constante intento por no flaquear. Tenía los brazos hacia arriba sujetándose del filo de los casilleros.

Las manos de HoSeok estaban ubicadas en las curvas de su cintura, apretándola fuertemente mientras lo embiste una y otra y otra vez, encestando el glande en su punto dulce simultáneamente.

—Por una mierda, eres tan estrecho —HoSeok le gruñó al oído.

—N-ngh~ —él gimió como respuesta.

Se permitió cerrar sus húmedos ojos por un instante para verse a sí mismo, por puro morbo, el cómo su cuerpo era sacudido constantemente debido a la fuerza con la que HoSeok lo embestía.

Los dos estaban tan sudorosos. A su alrededor había una ola de calor que los quemaba y les gustaba. Trataban de mantener en secreto sus ruidos, sus gemidos, sus jadeos. Todo.

Cualquier compañero de HoSeok podría entrar en cualquier momento al vestuario deportivo, escucharlos y encontrarlos follando como si no hubiera un mañana.

A él follando al chico lindo e inalcanzable de toda la universidad, lo que lo dejaría como el único mortal que ha logrado llamar la atención de dicho chico y ser la persona más envidiada de la universidad.

Pero HoSeok no es de esos chicos. Él no es como sus amigos y sus compañeros. Jamás se atrevería a exponer algo tan íntimo como un encuentro sexual sólo por presumir.

TaeHyung era precioso y, más que precioso, era un ser humano (aunque de eso no está del todo seguro porque es demasiado bello para ser real). Entonces, no se merecía una canallada como esa.

—¿Cómo es posible que te veas tan hermoso haciendo muecas de placer, eh? —murmuró cerca de los labios del menor, agitado—. Podría volverme adicto a verte así, dongsaeng.

—¡Ah-ah! —El menor terminó expulsando sin poder frenarse, soltando la camisa de entre sua dientes de forma inconsciente.

Lo que sucede es que él había vuelto a encontrar el puntito dulce del menor y lo golpeó con la punta de su miembro sorpresivamente. Esto provocó que el menor pegara un brinquito y no supiera callar a tiempo.

Él negó entre intensos jadeos, porque el menor estaba haciendo mucho ruido y, aunque se sentía fascinado por escucharlo ser tan erotizante, había que recordar que no estaban en un lugar del todo seguro.

Así que HoSeok pensó que, la mejor manera de mantener a raya a TaeHyung con sus gemidos, era cubriéndole la boca. Pero optó por cambiar primeramente de posición.

—Ho-Hoseokie. —TaeHyung le regaló un gemidito a voz temblorosa y entrecortada.

Le produjo a él tremenda corriente eléctrica a lo largo de su espina dorsal de la que se tuvo que recuperar rápido, pues necesitaba seguir enterrándosela a TaeHyung.

Por cierto, tuvo que sacar su miembro y dejar a TaeHyung con una sensación de vacío por la cual se quejó, para poder voltearlo y ponerlo de cara a los casilleros.

Éste se pegó a los casilleros, se dejó hacer cuando él le agarró las muñecas y se las apresó con una mano contra la espalda.

A continuación, con su mano desocupada cogió su miembro alzado y lo perfiló a la entrada húmeda de TaeHyung. Se la fue enterrando poco a poco mientras es fiel espectador de este proceso.

Se sentía como un depravado, lo tiene que admitir, pero tampoco podía darse el lujo de perder la oportunidad de ver con sus propios ojos cómo su verga se va hundiendo entre el precioso culo de TaeHyung.

Esto lo terminó de calentar todavía más, a tal punto en que olvidó que se encontraban en un vestuario deportivo abierto al equipo de fútbol americano y simplemente azotó esas respingadas nalgas.

Y se enterró en TaeHyung de puro golpe al final. Hizo que este chico lindo de cabello rubio pegara un nuevo sobresalto y gimiera gozoso.

—Muévete —le exigió TaeHyung como el caprichoso que era—. A los chicos bonitos no se les hace esperar.

—Tengo que decir que me gusta que me des órdenes —confesó con una sonrisa picarona—. Me encanta que...

—¿Entonces vamos a ir a la fiesta hoy en la noche o no?

—Pero no llevaré mi auto. Mi papá me quitó las llaves.

Ay, ¡mierda!

Entrando en pánico HoSeok le cubrió la boca al menor con la mano, rogando a todos los dioses por que a ese bendito celular no se le diera por sonar.

Dos de sus compañeros entraron al vestuario deportivo y ya se estaban tardando en irse.
HoSeok tenía miedo de que tuvieran planeado meterse a las duchas y luego entrar al pasillo de los casilleros en busca de uniforme nuevo.

De ser así, por una puta que estaban jodidos. Serían descubiertos y entonces el rumor se esparciría por toda la universidad. Estarían en la boca de todos y él, lo que menos quería, es que su menor saliera perjudicado.

Aunque él estaba dejando pasar un detallito: Park TaeHyung no le tiene miedo ni vergüenza a absolutamente nada. Es más, le encanta ser el centro de atención y que todo mundo hable de su persona.

¿Que porque puede salir expulsado por tremendo espectáculo?
¡Já!
Su abuelo, no era ni el rector ni el vicerrector, era el mero dueño de toda la puta universidad.

Durante un par de meses la rectora hizo y deshizo de la universidad manteniendo a raya a los nietos del dueño. Pero ahora que éste ha regresado al país y ella volvió a ser la vicerrectora, él no iba a seguir recibiendo órdenes.

—¿Quieres hacer algo icónico? —le preguntó al mayor sonriendo malicioso.

—Por tu tono temo preguntar, pero ¿qué? —El mayor se sinceró temeroso.

—Sólo fóllame hasta que obtenga un orgasmo o después de esto haré como que no existes.

—Pero...

—A los chicos bonitos no se les hace esperar y menos cuando voluntarios sobran.

HoSeok pasó saliva ante tal chantaje y amenaza con la misma.

Algo le decía que después de eso estaría en el ojo del huracán, mas se vio a sí mismo cumpliendo con la orden de TaeHyung porque no quiso que alguien más le pusiera las manos encima.

Es que ya se estaba enculando.






































❝Don celos se enɑmoró del señor coqueto❞ (ʏᴏᴏɴᴍɪɴ/ʏᴀᴢᴀᴇʟ).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora