Hallelujah
Laila Black
Nueva York
Corría tan rápido como podía, sentía mis pies palpitar y mis pantorrillas hechas piedra gracias al agotamiento que me ha estado cobrando factura estos días, podría jurar que escuchaba el latido de mi corazón desesperado ansiando llegar a la habitación donde estaba mi madre. Al cruzar por un pasillo llegué a una pequeña recepción donde estaba una enfermera, me dirijo hacia ella y trato de controlar mi respiración agitada, escucho a los lejos las pisadas de Abraham siguiéndome pero lo ignoro, en estos momentos solo quería saber que había pasado con mi madre.
—Night, Alice Night— pido desesperadamente, Dominick le dijo a Abraham que la habían cambiado de habitación así que no tenía la mas mínima idea de donde se encontraba en estos momentos.
Cuando la enfermera estaba a punto de decirme, escucho que me llaman a mis espaldas, volteo y me encuentro a James, ignorando a la enfermera me dirijo hacia el.
—James ¿Donde está?— el desespero era notorio en mi voz.
—Ven conmigo— me pide.
—¿Qué fue lo que pasó? En la tarde estaba bien— Me comienza a guiar hacia la habitación de mi madre.
—No lo sé, hace unas horas nos dijeron que sería dada de alta pero volvió a recaer y los doctores...— detengo mi paso tratando de evitar que termine la oración.
—No... James, no.
Sin dejarle contestar, le adelanto el paso tratando de llegar a la habitación que en estos momentos, parecía que estos pasillos no parecían tener fin.
Al llegar al marco de la puerta, me quedo pasmada al ver a mis hermanos observar a mi madre que estaba postrada en la cama, mas pálida de lo normal, con notables ojeras y una mirada de cansancio. Puedo notar a Edgar que también había llegado.
—Mami...— susurro llamando la atención de los presentes, ella voltea a verme y sonríe débilmente.
—Mi niña, acércate por favor— extiende su mano hacia mí, a pasos temerosos, me acerco hacia ella tomando su mano que al sentir mi tacto, cierra los ojos soltando un suspiro— ¿Me podrías hacer tres favores?
Hago un mechón de su cabello rebelde hacia la parte trasera de su oreja—Todos los que quieras.
—Cuida de Alexa, al parecer es la única nieta que conoceré— murmura en un tono demasiado bajo, un nudo se forma en mi garganta.
—No digas eso, te recuperarás y podrás conocerlos a todos.
—Déjame terminar por favor— con un nudo en mi garganta, asiento quedándome callada— Esa niña te necesita, y tú la necesitas a ella, ambas comparten un gran vínculo que nadie puede romper... Al igual que con el padre, no los dejes ir a ambos, ambos te hacen sumamente bien y me quedaré tranquila de saber que estás con personas que te quieren tanto como tu a ellos ¿Escuchaste eso jovencito?
Al ver que desviaba la vista, me veo obligada a hacerlo también encontrándome con Abraham, por un momento olvidaba que venia detrás de mí.
—Cuida de tu hija... y cuida de la mía, ella es sumamente fuerte y valiente, pero necesita a alguien que vea por ella.
Abraham sonríe de lado con cierta tristeza y asiente— Se lo prometo señora Night.
—Alice, jovencito, solo Alice, no soy una vieja.
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La Decisión Correcta
RomanceExisten ocasiones en que el destino te pone caminos en que no sabes que hacer, que pensar o como actuar Te pone en situaciones en que debes escoger cual es La Decisión Correcta