Capítulo 57. Conocerte con la punta de mis dedos

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— ¿Lo golpeaste en la cara? — pregunto Daisy mientras aplicaba frío a los nudillos.

Eduardo asintió tranquilo — Me enviaron a RH, pero como este tipo ya tenia varias quejas de causar conflictos... ¡No me hicieron nada! — dijo sonriendo.

Daisy se sorprendió por la actitud de su novio; sabia que era protector pero no conocía su fuerza — Si cariño, pero ¿Esto no afectara tu trabajo? 

— Eso es lo de menos. — Acaricia su mejilla — Mientras no vuelva a escuchar algo de ti y de Timmy que salga de su boca, estaremos en paz.

Soltó una sonrisa y le dio un beso de pico — Gracias — le miro la mano — Ya esta, no la fuerces mucho y tampoco golpes otras cosas.

— No lo hare a menos que me lo pidas — bromeo. Se retracto de su broma cuando vio el ceño torcido de su amada — Ok, ok no lo hare querida.

Tomo la mano de Daisy y entrelazo sus dedos con cuidado,  sintiendo el roce de sus pieles. Ella sonrío y apreto su mano con cuidado. Noto como en el dedo índice de Eduardo había dos lunares, uno al lado del otro.

— No me di cuenta, que tenias lunares. — Los miro de cerca — Yo solo tengo uno en mi hombro — bromeo enternecida.

— Tengo muchos la verdad. En mi cara, en mi espalda, en mis brazos. — Se río — Solo falta que tenga en las piernas, pero por suerte no.

Parpadeo curiosa — ¿Enserio? Nunca los pude ver, siempre usas camisas de manga larga o saco. Ni siquiera puedo verte cuando nos vamos a dormir.

Sus mejillas se coloraron — ¡Ah! Bueno me hacen sentir raro; — se rasco la nuca — son demasiados puntos, parece que me dieron muchos piquetes de agujas ¿Sabes?

— ¡A mi me encantaría verlos! — Exclamo con un brillo en sus ojos — Perdón — aclaro su voz — solo me gustaría ver mas de ti.

De rosa a rojo — ¿Ver mas de mi? ¿Incluso mis múltiples lunares? — bromeo nervioso.

Asintió — Si no te molesta, me gustaría ver como es tu piel.

Se quedo unos segundos pensando, hasta que pregunto — Entonces ¿Yo también puedo verte? — La reacción de sorpresa de Daisy, le hizo proseguir — Se que es una petición rara viniendo de mi, pero yo también deseo ver tu piel...

— ¿Enserio? — Su cara se puso rosa — Bueno, si lo pones así... Es justo ¿no?

Sostuvo su mano, la acerco a sus labios y beso sus nudillos — Entiendo que puede ser incomodo, lo tuyo y lo mío con cosas diferentes. Pero si estas dispuesta, podemos vernos de esa forma.

— Tu... ¿Quiereees? — insinuando.

— Bueno llevo muchos años sin tener una experiencia caliente ¿Cómo no querer cuando te tengo a ti? Pero si pude esperar ocho años, puedo esperar mas por ti — sonrío.

"Cierto, no tuvo otra relación por ser padre soltero. Quizás yo hubiera estado en su situación, pero entonces ¿Cuál es el punto de hablar de esto... Si no vamos a tener intimidad?"

El tema fue dejado de lado y se dedicaron en preparar la cena para los niños. Incluso en el cuarto, solo se dieron las buenas noches.
Pero Daisy le siguió dando vueltas al tema en su cabeza y se preguntaba...

"¿Podremos tener sexo alguna vez? ¿¿Habré perdido la experiencia?? ¿Qué pasa si rememoro todo durante el acto?"

Cerro los ojos con fuerza, imaginándose como una joven virgen que llora de los nervios ante cualquier tacto. Giro su cabeza para ver la gran espalda de Eduardo, quien dormía placido; y unas intensas ganas de subir su camisa recorrieron su cuerpo.

Lagrimas de MargaritasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora