— A-ah hola de nuevo... — Daisy no sabía si estaba hablando del hombre y su hijo o del animal pequeñín que se encontraba en la caja.
— ¡Ah! ¡Usted es la tía de Nicole! No recordaba que usted era la veterinaria. — Sonrío Timothy de alegría. El sostenía una pequeña caja con unos orificios en las laterales, dentro de ella se asomaba una cabecita peluda.
Daisy repuso su compostura y sonrío para el niño. —Si, la ultima vez estabas con otra persona. —Al notar la caja se agacho un poco. — Ahora bien. ¿Necesita algo mi visitante de la caja? —
— Late. Cuando la lleve estaba comiendo poco, pero ahora empezó a vomitar. — Timothy tenia una cara triste al ver a su pequeña cobaya.
— Entiendo. — Daisy tomo entre sus manos al roedor y lo observo con cuidado. — "Esta mas delgado, la ultima vez recuerdo que pesaba mas haya del peso promedio." — Lo puso sobre la camilla pequeña y empezó a tocar su estomago con cuidado. — ¿Con que lo han estado alimentando? —
El chico dudo un poco en responder y se dirigió a su padre. — Papi ¿Cómo se llaman? Es que no recuerdo. —
— Semillas de girasol, hijo. —
— ¡Si! ¡Eso! Y también una vez a la semana le doy maní ya que es muy pesado.
— Hmm — Ella trataba de recordar que fue lo ultimo que les recomendó, pero todo lo que podía recapitular es que les había dado una dieta. — Debe ser algo en su pequeño estomago, normalmente ellos consumen esos frutos normalmente. ¿Es lo único que le dan de comer? — Ella los miro a ambos.
— No, también repollo, lechuga, fresas y pedazos de manzana. — Sonrió el niño.
— Hmm debe ser infección o dolores estomacales regulares — Daisy se acerco al estante de medicinas y lo abrió. — Recomiendo darle pera, sirve para aligerar los dolores y ayuda a la hora de defecar. En caso de que siga así lo mejor será recetarle medicamentos, hay antieméticos que pueden consumir los roedores. —
Timmy abrió la boca sorprendido. — Entiendo, por suerte mi papá hizo las compras ayer — Sonrío de nuevo y miro a su amiguito. — ¿Oíste late? Pronto estarás mejor. —
El pequeño Late observo a su pequeño dueño y su nariz se movió como si le estuviera respondiendo, lo que hizo sonreír a los dos adultos presentes.
Daisy divago un poco sobre lo que tenia Late. — "¿Podría ser algún bicho en la comida o una alegría?" — Se dirigió al hombre. — En caso de que siga así, podemos desparasitarlo. —
Escuchar esas palabras activaron las alarmas en el chico de cabello castaño. — ¡¿Tiene parásitos?! — Su rostro era de miedo.
— No hijo, así se le dice para prevenirlos. — El padre poso sus manos en los hombros de su hijo.
— Si, solo es precaución. Si tiene su jaula recuerda lavar bien su jaula, ¿ok? — Lo miro.
— ¡Si! ¡Si! Siempre lo hago, después de la escuela. —
Daisy acomodo a Late en la camilla y empezó a hacerle pequeños toques circulares haciendo que el pequeño animal moviera sus patitas con un poco de dolor. La mujer lo hizo mas lento y sin hacer presión relajándolo en el proceso.
Timothy observo lo que hacia y miro a su amiguito. — ¿Te gusta late? Si es así, te los hare en casa. —
— Esto ayuda a relajar el estomago, con el tema del agua no lo presionen, el solo tiene que tomar de su bebedero. —
— ¡Ok! — Asintió el chico con alegría.
— Bien, todo listo — Coloco a Late en su pequeña caja. — Les escribiré las recomendaciones. — Daisy se dirigió al escritorio donde se encontraba Jack para tomar una hoja.
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Lagrimas de Margaritas
Romance¿Qué podría ser lo peor que me pasaría?... Fui una buena hija hasta que mis padres fueron asesinados, fui una buena hermana al cuidar de mi hermano menor, soy una trabajadora decente con mi propia independencia y sobre todo son un ser humano normal...