Capitulo 20. Cuidar de ellos

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— Domingo, 4:34:00 pm

— Lamento haber llegado tarde. Mi cuñada tuvo una emergencia familiar y no nos dimos cuenta del tiempo. — Camine a paso rápido hacia el sillón y me deje caer de culo sobre el.

Hace unas horas tuvimos que ir al hospital debido que la esposa de Nina, la prima de Marina, Molly tuvo un accidente entrenando futbol y las llevamos al hospital. La espera fue muy larga y cuando estaba terminando la consulta nos dimos cuenta que ya eran las 4:20 de la tarde. — "En la madre."— Dijimos al unísono y nos apresuramos a la cita.
Marina me dejo en la entrada y me prometió volver una vez que se asegurara que Molly estuviera en su casa junto a Nina, lo cual acepte.

— No es problema. Temía que no volvieras a las sesiones. — El doctor me sirvió un vaso con agua y lo puso en la mesita de noche que nos separaba. — ¿Cómo se encuentra? — Se sentó en su lugar.

— Mas tranquila. Aun que aun siento temor de salir. — Frote mis manos entre si buscando calmar mis músculos. — Aun me pongo nerviosa de toparme con extraños. — Recordar como trate al padre de ese pequeño me hace sentir mal.

— Es completamente normal, tener miedo a lo desconocido es un instinto de protección que todo ser humano tiene. No es raro que temas de la gente que no conozcas. —

El era un desconocido... Si puedo entender lo que dice.
Agarre el vaso de agua y bebí un poco. — Incluso si... ¿Me comporto mal con ellos? ¿Es entendible? —

Silencio, el silencio reino por varios segundos hasta que el hablo. — Mira Daisy, el día a día estará lleno de desconocidos decentes y desconocidos retorcidos. Nunca sabrás si estas interactuando con un ciudadano normal o con un monstruo, por eso los instintos de supervivencia nos ayudan a protegernos. Es bueno prevenir, pero no se puede vivir en desconfianza. —

Recordé la interacción con el padre de Timothy, era un hombre de oficina amable y tranquilo, un ciudadano normal. — "¿Podría ser un monstruo en su interior? Pero tiene un hijo que lo quiere mucho." — Cerré mis ojos y ladee mi cabeza suavemente tratando de alejar esos pensamientos.

— Si, esta bien. — No quería ponerme a discutir. — Ahora que lo pienso... He querido preguntarle algo. — Empecé a parpadear mucho.

— Dígame. —

— ¿Esta bien si vuelvo a trabajar? — Empecé a respirar pausadamente.

— ¿Estas segura? — Me miro con preocupación.

— Por eso pregunto... Mi trabajo me da mucho placer, quiero volver a tener dinero ganado por mi, quiero evitar encerrarme para siempre en mi cuarto y evitar que mi negocio caiga. — Sentí un pequeño retortijón en mi estomago, es una decisión precipitada, pero de verdad quiero apoyar a mi familia, al menos económicamente.

El doctor Kennet pensó unos segundos, mientras me observaba tranquilo. — Nada te impide volver a trabajar, podría ser beneficioso para tu salud mental distraerte un poco. — Me sonrío.

Sonreí al escuchar eso. — "Pero ¿Y si el esta por ahí?" — Mis manos empezaron a sacudirse. — "Si me encuentra y vuelve a hacerme lo mismo... Y si esta vez vuelve por mas. Si no salgo con vida esta vez..."
Agache mi cabeza y escondí mi cara entre mis manos. — "Oscuridad..." — Había un poco de luz asomándose por los espacios entre mis dedos, pero en mi vista había más oscuridad como en esos sueños.

— ¿Daisy? — Pude sentir los dedos de la mano del doctor tocando mis manos, lo que me hizo despertar de mi trance y bajar las manos. 

— Tengo miedo Doctor... — Por fin lo dije.

Lagrimas de MargaritasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora