Capitulo 23. Conflicto

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— Rafael

¿Cuándo las cosas empezaron a derrumbarse? Un día estaba comiendo hamburguesas con Daisy como lo hacíamos de costumbre y estaba encendiendo la llama de mi matrimonio.
Ahora estoy en la cocina preparando té de tilo, escuchando los sollozos de mi hermana, que se encontraba dándose una ducha; y aun que hay una gran distancia del baño con el comedor podía escucharla llorar, incluso si el sonido del agua era fuerte podía escuchar sus lamentos.

— ¿Porqué?. . . ¿Porqué carajo? Es que acaso la desgracia es nuestra eterna compañía. . . — Apreté mis manos contra el frentón de la barra, mis dientes no paraban de rechinar y apretarse entre ellos. 

Pronto las lagrimas salieron por mis ojos y recorrieron toda mi cara. Maldición no solo no puedo hacer frente a esta situación, ahora estoy llorando como un bebé y de nada me sirve hacerlo en este momento, cuando la que esta sufriendo es mi hermana.
Pase mis manos por la cara y mi cabello, pero empecé a hacer presión sobre el y los jale al mismo tiempo que observaba los cajones superiores de la cocina con impotencia.

— Amor . . . — Dijo mi esposa que estaba entrando a la cocina.

Por Dios no, no quiero acabar en un mar de lagrimas y menos frente a ella. Se que cuando sus brazos rodeen mi torso no podré mas . . .

Ella pareció leer mis pensamientos y rápido se acerco a abrazarme con todas sus fuerzas, como tenia previsto me doblegue y me aferre a ella, mientras las lagrimas corrían por mi cara mas y mas. Me aferre a su cintura y me incline hasta enterrar mi cabeza en su hombro.
Marina tiene algo que hace que no pueda ocultarle nada, que todo lo que me hace sentir mal sale cuando veo sus bellos ojos de color océano y siento sus delgados brazos rodeando mi espalda. No puedo competir contra sus encantos.

Entre mis llantos alcance a decirle. —  Porque . . . Porque . . .—  No paraba de repetírmelo. — Todo estaba yendo bien . . . Estaba comiendo . . . Estaba sonriendo . . . Estaba recuperando la fuerza en ella misma . . . Y ahora volvió a derrumbarse . . . Todo su progreso se derrumbo.

Marina permaneció unos segundos en silencio, mientras acariciaba mi cabello y mi espalda. — Es una situación difícil amor . . . El embarazo es algo muy complicado y mas si este fue concebido en un acto tan cruel. — Tomo una pausa. — Ella aún está a tiempo de decidir el camino que quiere tomar, hay que darle espacio.

Sus palabras aun que trataban de consolarme solo hicieron que me pusiera ansioso. — "¿Y si ella quiere acabar con la vida del bebé?" — Me cuestione, después de todo se trata de mi sobrino o sobrina y el solo pensar que mi hermana acabara con el me hace sentir que jamás podría mirarla a los ojos.
No pare de llorar, sentía que todo esto era una pesadilla — "Si para mi esto es una pesadilla, para Daisy debe ser un infierno" 

Mari siguió abrazándome en silencio, pero podía notar que estaba triste y muy tensa por la situación. Daisy estaba en un mar de lagrimas y yo también, pero ella esta aquí consolándome por que el jodido oficial no puede sobrellevar este problema.

Observe su blusa que estaba mojada por mis lagrimas, que vergüenza. — Lo siento cariño, te moje la blusa. 

Ella observo su blusa y me miro con una pequeña sonrisa. — No importa. Desahógate amor.

Acaricie su mejilla y la mire a los ojos. — ¿Enserio? . . . — Siento que mi cara parecía la de un idiota enamorado.

Tomo mi mano y acaricio el dorso de esta con sus dedos. — Cariño, tengo tantas blusas que puedo ponerme en todo el día, pero tu no tienes ni un momento para desahogarte.

Sentí sus manos acariciar mis mejillas y con sus pulgares limpió lo que quedaban de mis lagrimas. Tome su mano izquierda y bese su palma, seguía siendo tan suave y cálida como la primera vez que la sostuve.

Lagrimas de MargaritasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora