Capitulo 19. Conejillo

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— Sábado, 2:00:04 pm

— Este lugar si que es grande. — Dije mientras observaba el gran gimnasio de paredes blancas y explanada amplia con piso azul brillante. — "¿En este lugar practica Nicole? No puede ser. "

— Si lo es, si supieras cuanto pago por que mi niña este aquí. — Rafael se sentó en una banca cerca de la entrada, había otras mas a los alrededores donde se encontraban otros padres monitoreando a sus hijos.

Me senté al lado de Rafa y observe el entrenamiento que Nicole, ella es pequeña y delgada, pero muy flexible y rápida por lo que verla haciendo estiramientos, saltos y movimientos con lazos de colores me pone feliz. — "Usa lo que tiene y lo aprovecha al máximo. " —
Nicole empezó a hacer un ejercicio llamado "la estrella" y a su lado estaba un pequeño niño de cabello castaño claro, de piel aperlada y alto intentando hacer el mismo truco, pero siempre aterrizaba de lado antes de poder alzar los pies.

— Ay! ¡Que difícil! — Se quejo y piso el cojín donde estaba parado para desquitarse.

Nicole se acerco a el. — ¡Vamos Timmy arriba! — Parece que ellos ya se conocían un poco. — ¡Lo ayuda tu puedes! ¡Yo apoyo mis manitas fuerte y funciona! — Ella puso sus manos sobre el colchón y tomo el impulso suficiente para hacer la acrobacia completa. Esa es mi oficial.

El niño que al parecer le dicen Timmy estaba inseguro de hacerlo, pero Nico seguía dándole ánimos con palabras bonitas así que el tomo la iniciativa. Se agacho y puso sus manos en el lado de donde se encontraba su pie derecho, le tomo unos momentos pero tomo el impulso y se elevo haciendo una medio estrella ya que sus pies cayeron hacia enfrente. Sin embargo el se veía muy feliz.

— ¡Lo logre! ¡Gracias! — El abrazo a Nicole fuertemente acción que ella correspondió muy feliz.

Un impulso razonable llego a mi, sostuve el brazo de Rafa por unos segundos, lo conozco y es demasiado protector con ella. — Te conozco lo suficiente para saber lo que piensas, controla tu instinto de padre protector. — Lo mire entrecerrando los ojos.

— Estoy bien. — Tenia el ceño fruncido con la mirada fija hacia los niños.

Si claro y yo nací ayer. — Si, por supuesto. — Dije con evidente sarcasmo.

— ¡De nada! — Nico se separo del niño y siguió practicando.

— ¿Qué?~ —  Dijo alargando la "e". — Es mi niñita. — Me miro torciendo la boca en una mueca de disgusto.

— Si, pero ella aún no piensa en esas cosas. Es su amigo y compañero, obvio que iban a ser cercanos. — Solté su brazo.

— Papi ¡¿Me viste?! ¡Pude hacerlo! — El niño salto emocionado mientras veía hacia una dirección.

Dirigí mi mirada hacia donde el niño miraba y me encontré con un hombre de alrededor de unos 40 años con el cabello castaño claro, piel tono cálido y vestimenta formal. Observaba atentamente a su hijo y debido a que estaba de perfil no pude ver bien el color de sus ojos, pero creo que son amarillentos.

— Si hijo, lo hiciste muy bien. — Sonrío.

Sentí mi estomago moverse y hacer ruidos raros. — "Tengo hambre, maldición no me comí todo el almuerzo." — Me levante de mi lugar y agarre mi bolso.
— Tengo hambre, habrá por aquí ¿Una maquina expendedora? — Le pregunte a mi hermano.

— Hay una señora vendiendo jugos aquí en la entrada, solo que no te diste cuenta. — 

— Iré para ver si tiene algún bocadillo pequeño. No tardo ¿Ok? — Camine a paso torpe hacia la entrada.

Lagrimas de MargaritasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora