Capítulo 48. Sexto mes de infierno

27 2 0
                                    

— Eduardo.

Eran las seis de la mañana cuando partí en mi auto junto con Daisy y los niños para ir rumbo a nuestra casa. Me quede preocupado por la llamada de la niñera de Timmy, pero no pude irme por que temía dejar a Daisy con niños sola.

— Lamento hacerte venir tan temprano... — me disculpe con Daisy.

— No te preocupes, es algo importante. Por suerte uno de los compañeros de mi hermano se quedo a patrullar en la madrugada por si regresan. — dijo con una sonrisa.

Suspire aliviado. — Menos mal, quiero ver si no se robo mis cosas o los materiales de Timmy. Gaste mucho... 

Si se roban mi laptop o Late, será difícil recuperarlos...

Daisy puso su mano en mi hombro. — Tranquilo querido, vas manejando puede pasar algo si te preocupas. Vamos a pensar que la casa esta bien y tus cosas cuidadas.

Solté una mano del volante y tome la mano de Daisy para besarla en el dorso. El toque de su piel hace que mi corazón lata tan fuerte y mi estado mejore.

— Gracias, tratare de hacerlo. — Me estacione cerca y pude ver el carro de policía. — Quédate con los niños, iré hablar con el oficial. — Me baje del auto.

— Suerte. — Me dio una sonrisa de confianza.

Asentí y me acerque al coche, que estaba frente de mi casa. En la puerta estaba el policía, un tipo bastante alto, muy pálido y de cabello cano.

Se acerco. — Buenos días Señor Álvarez. — Me estiro la mano. — Oficial Oliver Hollow.

Estrechamos nuestras manos. — Mucho gusto. — Baje mi mano. — ¿En... Encontraron algo? — pregunte nervioso.

Le dio una mirada a la puerta y volteo a verme. — Venga conmigo. — Camino al interior de la casa.

Lo seguí con cautela.

— Pues hay algunas cosas desordenadas. Lo mas relevante fue la ventana rota y un marco de foto estrellado contra el suelo. — Se acerco a la sala y apunto al suelo.

En el piso estaba tirado el retrato que enmarque del primer día de escuela de Timmy. Los cristales estaban esparcidos por el suelo y por suerte no estábamos sin zapatos.

Apreté mi puño enojado. Murmure. — Pudo... Pudo ser alguien que conozca... 

No tenia sentido que destruyera un recuerdo personal, si solo era un ladrón... Hubiera preferido que se robe mi laptop antes de que hiciera esto.

— ¿Han tenido visitas?

Asentí. — Mi padre y mi hermano se quedaron unos días conmigo. Pero mi padre nunca haría algo como esto...

"Pero.... Farid si, ¿no?" — Sentí que mis puños temblaban de la impotencia y la duda.

Sentí la mirada del Oficial escanearme, pero se abstuvo de hablar de eso. — Bien, entonces debería ver los cuartos.

— ¿No han revisado los cuartos?

Soltó una risa amarga. — Algunos tipos ni se molestan en hacer bien su trabajo. — Creo que se refería a sus compañeros. 

Caminamos hasta el pasillo y la primer puerta era la mía, que estaba frente al cuarto de Timmy. Cuando abrió la puerta, no notamos nada raro. De echo parecía intacto.

— Parece que no hay nada. — Asegure. — Quiero ver el cuarto de mi hijo, espero que este intacto- — El oficial me interrumpió.

— Espere. — Se acerco a mi cama. — Hay algo blanco que sobresale del colchón, supongo que hay no guarda el acta de su hijo.

Lagrimas de MargaritasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora