Capítulo Final

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— ¿Esta feliz? — Pregunto Daisy aguantando la risa.

— ¡Si! — Dijo Timmy mientras se quitaba el confeti de la ropa.

Eduardo le paso la mano por el cabello y le saco mas confeti. — ¿Recolectaste muchos?

Le mostro la canasta con huevos. — ¡Encontré cinco! — Se giro a su hermana — Mira Ruby, estos son huevos con dulces.

Ruby, en los brazos de su padre, miro los huevos de cascaron como algo impresionante.

— Felicidades hijo, te esforzaste mucho — dijo Daisy acariciando su mejilla. — Ahora ¿Estas listo para tu pequeño premio?

Sus ojos brillaron como soles — ¡¡Si!! ¿¿A donde iremos??

— Ya veras, vamos — Le extendió su mano entusiasta.

Timmy tomo su mano igual de emocionado y siguió a sus padres por el estacionamiento.


El restaurante a donde llegaron, fue recientemente abierto y a pesar de no ser algo nuevo; mesas familiares y una zona de juegos; tenia un menú mas variado. Comida sin exceso de azucares, alimentos nutritivos para niños y bebidas de todo tipo.

— ¿Ya elegiste que comer? 

— ¡Hay mucho que comer! — Exclamo Timmy, mirando todas las opciones del menú infantil.

Daisy acomodo a Ruby en el asiento para bebés — Escoge lo que quieras, pero decide rápido cariño.

Su carita se arrugo en un puchero irritado y le dio otra pasada al menú — ¡Humm! ¡E-ensalada con patatas!

El mesero alzo ligeramente las cejas en sorpresa, pero anoto lo ultimo de la orden y se retiro a la cocina del lugar.

— Sigue siendo sorprendente para algunos que un niño coma verduras. — Comento Eduardo.

— Ya quisiera Marina que Nicole comiera sus verduras. — Bacilo Daisy.

Eduardo estuvo de acuerdo. — Nuestro hijo es todo un mundo — dijo con orgullo.

Pasaron unos minutos y la comida llego a su mesa, repartida para cada integrante.

— ¡Se ve delicioso! — Dijo Timmy y tomo los cubiertos con cada mano — ¡Provecho!

— Provecho hijo — Respondió Eduardo y comió una porción de pasta.

Daisy amarro el babero de Ruby y le puso una porción de papilla en la mesita. — Provecho cariño.

Ruby respondió con una sonrisa y embarro sus manos con la comida, temiéndosela en la boca.

Eduardo rio enternecido — Ay mi pequeña desastre.

— Pero es muy consentida por su papi. — Respondió Daisy, mientras cortaba su milanesa.

— ¿Qué?~ No, que vaa... — Dijo haciéndose el tonto.

Ella se rio ante la ternura de su hombre, pero ninguno espero que la bebé embarrada, imitara la risa de su mamá.

Los ojos de Eduardo y Timmy brillaban como estrellas por la emoción. Ambos se derritieron de ternura por el acto tan inocente de la bebé.

— ¡Copio la risa de mamá! — Exclamo Timmy emocionado.

Daisy, igualmente emocionada, se acerco y beso uno de los cachetes de su pequeña — Mi niña, tan linda.

Una hora después, cuando todos empezaron a vaciar sus platos y vasos, Timmy pregunto a su madre.

— ¿Qué haremos después de comer mami?

Lagrimas de MargaritasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora