Capitulo 14. Sin apetito

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Permanecí en el hospital por tres días en los cuales fui interrogada sobre que paso antes de mi secuestro y con la excusa de tener los ojos tapados pude evitar las preguntas mas incomodas. Fui examinada varias veces y me recetaron varios medicamentos, incluyendo pastillas para dormir. En todo esos días mi hermano, cuñada y padrinos me acompañaron lo que hizo menos doloroso; incluso Marina contacto con un psiquiatra que podría ayudarme en el camino.
Debería estar feliz por que estoy con las personas que me quieren y sigo viva, pero me siento incomoda y triste... Yo siempre sonreía y hablaba mucho con ellos, pero todo lo que quiero hacer ahora es dormir y eso tampoco puedo por que cada que cierro los ojos escucho su maldita voz susurrándome cosas.

–Me gustaría romper ese cuello. – 
– Eres absolutamente hermosa, deseo tenerte atada para siempre. –
– Estoy segura de que tu hermano a de estar como loco. –

Todas esas palabras... Incluso si son proyección mías se sienten tan reales y enfermizas, hacen que me duela la cabeza o que quiera vomitar. ¿Porqué me tuvo que pasar esto? Yo no cometí ningún crimen, solo iba a salir un rato y volvería a mi casa en paz...

– Esta todo listo Daisy, ya podemos irnos a casa. – Entro mi hermano al cuarto, el había decidido que lo mejor era que me mudara a su casa con Marina y mis sobrinos, a lo que no me opuse ya que no creo poder estar sola mucho tiempo.

– Claro. – Dije y me levante. Tenia puesta una blusa marrón con un saco color crema y una bufanda alrededor de mi cuello; incluso si no estaba tan frío el clima aun seguía sintiendo entumecimiento en mi cuerpo. – Vamos. – Salí del cuarto y camine junto a Rafael hasta su camioneta.

Nos subimos y el condujo hasta su casa, pero el recorrido fue silencioso e incomodo. Normalmente yo soy la primera en hablar de cosas de la vida, el trabajo u los amigos, pero no puedo pensar en un tema de conversación y no acabar sintiéndome mal.
Al llegar baje del auto y pude ver que Marina nos estaba esperando con Liam en sus brazos, se nos acerco y me saludo con un abrazo corto. – ¿Cómo te encuentras? – Me pregunto tranquila.

– Me siento cansada... ¿Esta bien si voy a dormir un rato? – No sentía ganas de estar despierta y tampoco quería hacer nada.

– Claro, tu habitación ya esta lista y tus cosas están siendo trasladadas poco a poco. – Me sonrío y me llevo adentro de la casa. Ahí estaba Michelle y Nicole.

– Hey Daisy, ¿Cómo estas? – Michelle es casi la ahijada de mi hermano y Marina, era una niña con problemas para socializar que consulto con Mari durante unos años y ambos se encariñaron con ella, incluso asistieron a sus eventos escolares. Esta en la etapa de "chica problemática", pero me cayo a decir cualquier cosa por que seria hipócrita.

– Hola Michelle, es bueno verte. – Antes de que pudiera decir otra cosa Nicole se acerco a mi y abrazo mis piernas con fuerza.

– ¡Tía! ¿¿Porqué no estabas el domingo?? – Me miro con ojos tristes y los cachetes inflados. Claro no podía decirle que estaba secuestrada, no lo entendería.
Me arrodille a su altura y le di un abrazo.

– Lo siento Nico, tía se enfermo... – Quiero llorar. – Pero te prometo que te compensare, iremos a comer ricos waffles con mucha miel y chocolate. – El solo imaginármelo me asquea. 

El rostro de Nicole era de emoción absoluta y grito de felicidad. Tal vez solo en esta ocasión aguante, solo por ella... Hazlo por ella Daisy.  – Nicole, tía Daisy tiene que descansar. – Rafael la sostuvo y la cargo. – ¿Qué tal si vamos a jugar mi pequeña oficial?. – Nicole asintió con emoción y ambos se dirigieron al patio.

 Subí el tramo de escaleras que conducían a los cuartos, son 5 puertas y se que el cuarto de invitados es el mío ya que me he quedado a dormir aquí algunos días. Entre al cuarto que era lo suficientemente espacioso para tener una cama, un ropero y una ventana; me dirigí a la cama, me senté y retrocedí hasta que mi espalda toco la pared, doble mis rodillas y las rodee con mis brazos.

Lagrimas de MargaritasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora