Dormir... Solo quiero dormir, eso es todo lo que pido... Pero aquí estoy en mi cuarto desayunando con Rafael. Tras el incidente con la espinaca el decidió. — A partir de mañana desayunare contigo y no me iré hasta verte probar bocados. — Hoy a cumplido con su palabra y estamos desayunando fruta picada bañada en yogurt, yo sentada en medio de la cama y el en el borde de esta.
Claro no es la primera vez desayunando juntos, pero me hace sentir mal que este monitoreando mi consumo y cada que quiero escupir el me da agua para pasar el trago amargo.— Hoy empezaras con tu primera sesión de terapia, Marina te llevara allí dos días a la semana a las 3 de la tarde. — Terapia... Mari había recomendado un conocido suyo que es terapeuta, en sus palabras —"Es mejor que alguien ajeno a tu vida personal y un profesional te de un punto de vista mas objetivo."—
— Si, estaré allí no te preocupes. — Dije ansiosa mientras removía mi comida con el tenedor. No soy fan de desayunar fruta, pero ahora siento que si las como mi lengua se saldrá de mi boca. Sin embargo me forcé a digerir unos cuantos pedazos de sandia, pero no era ni la mitad de lo que había en el plato. — Ya no tengo hambre. Gracias por la comida. — Limpie las comisuras de mis labios con mis manos y aparte el plato.
— Esta bien, espero que haya sido pasable. — Rafa se levanto y tomo mi plato junto al suyo, se digirió al primero piso. Se veía algo triste lo que me hizo sentir aun peor.
Me arrastre hacia la orilla de la cama y me impulse hacia adelante para levantarme, después di dos pasos hacia el ropero y tome de este un suéter de lana junto a unos pantalones acampanados de mezclilla. Me vestí y con mis manos arregle mi desordenado cabello.
Observe la puerta y empecé a sentir escalofríos. —No hay nadie. Estamos en casa de nuestro hermano, podemos hacerlo. — Me dije a mi misma, sabia que era casi imposible que afuera de mi habitación estuviera ese sujeto... Pero que algo sea eso cierto no necesariamente te hace sentir bien.Di pasos lentos hasta llegar al final de la puerta y baje las escaleras rápido, en la sala estaba Marina preparando la mochila de Nicole para que asistiera al jardín de niños y Rafael sostenía en sus brazos a Liam. — Buenos días Daisy. — Dijo Marina cuando volteo a verme.
No pude responder ya que Nicole se apresuro a abrazarme las piernas. — ¡Buenos días tía! — Me dijo con su tono emocionado, me agache a su altura y la abrace fuerte... Extrañaba mucho a mi pequeña policía, incluso si no podía verse en mi cara yo estaba feliz de volver a abrazarla.— Hola Nico — Dije y bese su frente.
— ¿Cómo dormiste? — Me pregunto Marina.
— Como un pestañeo, pero se puede decir que bien. — Me incorpore.
— Bien. Rafael ira a dejar a Nicole a la escuela y nos iremos como a las 2:30, enserio no te molesta que usemos tu auto? —
— Para nada, de algo tiene que servir si voy a estar aquí por un tiempo indefinido. — Si el auto es de mucha ayuda.
— Bien. Entonces nos vemos mas tarde. — Rafa se despidió de Marina con un beso en los labios, beso el cachete de Liam para después pasárselo a Mari y me dio un abrazo. — Suerte con la sesión. — Beso mi frente, tomo la mano de Nicole y se la llevo.
-2:57:00 pm-
Siete minutos han pasado desde que llegamos a la sala de espera y se siente como si estuviéramos aquí desde hace una hora. Tan solo podía concentrarme en el gran cuadro que retrataba a dos mujeres y un hombre sentados en una gran roca en la playa, mientras contemplaban el hermoso atardecer azulado y los barcos zarpando al mar con el son descendiendo para dar paso a la oscura noche.
El lugar era bastante amplío, paredes blancas, mueblería vieja y madera caoba en escaleras, barrotes y puertas; las cuales son un total de dos en la sala de espera y mas en el pasillo del primer piso tengo entendido.
ESTÁS LEYENDO
Lagrimas de Margaritas
Romance¿Qué podría ser lo peor que me pasaría?... Fui una buena hija hasta que mis padres fueron asesinados, fui una buena hermana al cuidar de mi hermano menor, soy una trabajadora decente con mi propia independencia y sobre todo son un ser humano normal...