Capítulo 41. Heridas

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— ¿Sandra Soto? Ha si, ella fue maestra de mi hijo, pero ocurrió algo malo.

— ¿Sabe que paso? Están circulando muchos rumores.

El miro a Daisy de reojo y apretó los labios mientras negaba con la cabeza.

— ¿Paso algo con su maestra? 

— No, solo que era un caso que la policía estaba investigando, pero no te preocupes — tomo su mano con cuidado y acaricio su vientre con la otra.

Entre cerré mis ojos. Su primera reacción es mirarla y tocar su vientre, no sabe lo que paso pero trata de explicarle vagamente ¿Es que evitaba las preguntas por miedo?
Incluso si quiere prevenir la salud de Daisy, evadir preguntas y entrar en pánico no es la solución.

"El ambiente se esta incomodando... Debería cambiar de tema."

Observe la mano de Eduardo en el estomago y recordé aquella conversación
— Nos conto que lo supo — refiriéndome al bebé.

— Si y estoy feliz de que me lo confiara — apretó la mano de Daisy.

— Nosotros... Estamos felices de que lo haya aceptado.

Su sonrisa se amplío — Claro, si ella esta dispuesta a tenerlo, yo me asegurare de estar ahí para ella y darle mis brazos a esa bebé.

Las miradas de amor que se lanzaban eran mas obvias que un mitómano contando una verdad que ya conoces. 

Mire la mano lastimada de Eduardo "Si hubiera molido a golpes a alguien esos nudillos estarían rehabilitándose, pero entonces... ¿Qué le paso?"
Dudaría mucho que un oficinista y padre soltero tuviera tanto tiempo para cometer tres crímenes... Eso me hace pensar...

"¿Ese sujeto sabe que Rafa esta tras sus pasos?" mis ojos se abrieron como platos, pero negué suavemente con la cabeza.

— Estoy feliz por ustedes — sonrío.

Mi teléfono empezó a vibrar, al ver que era una llamada de mi esposo me fui a sentar a una banca cerca de los juegos donde aun estaban divirtiéndose los niños y conteste.

— ¿Hola? ¿Cariño?

— ¿Cómo van las cosas querida? — se escuchaba mas tranquilo que la ultima vez.

— No muy bien, acaba de pasar algo muy malo — suspire — hace rato Jack llego con una cortada en la mano, dijo que lo asaltaron de camino.

Rafael no dijo nada al otro lado, pero podía escuchar su respiración pesada.

— Y... Se que esto no te gustara, pero el asaltante lo amenazo a el y a Daisy. Conoce y sabe donde trabajan.

Su respiración se volvía mas agitada — Crees que sea...

— Tengo mis dudas, por un lado creo que era un simple ladrón que se topo con el negocio de Daisy y se aprovecho de Jack. Por el otro lado... No seria demasiado raro que fuera el mismo sujeto, el mismo que ataco a la maestra y a Daisy.

— Y ¿Jack esta bien?

— Daisy le curo su herida y lo envió a casa, estaba muy conmocionado. 

Rafa tomo un poco de aire para relajarse — Enviare una patrulla para que recorra la calle. Por cierto ¿Lograste contactar con Eduardo Álvarez?

— Hablando de eso, vino en el momento mas inoportuno junto ha su hijo por que la cobaya que tienen volvió a enfermarse.

— ¿De nuevo? Ese animal parece muy delicado.

— Ni tan delicado, parece que "volvió" ha intoxicarse con los tomates y los dos empezaron a discutir sobre el tema.

Lagrimas de MargaritasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora