Anoche volví a soñar con lo mismo. Oscuridad, una vela pequeña y un camino sin fin... Sin embargo esta vez empecé a escuchar susurros intangibles, no sabía lo que decían pero cuando los escuchaba sentía mis extremidades arder y la cera caer. En los sueños anteriores nunca sentí el calor de la cera en mi mano, pero en esta ocasión fue diferente.
No se por que me esta pasando esto — "¿Qué significa todo eso? ¿Hay algo malo en mi cerebro? ¿Será por que no he comido bien?" —— El doctor Kennet decidió adelantar la terapia, quiere verte hoy a las 5 pm. — Dijo Marina que me había traído el desayuno.
— ¿Hoy? Bueno esta bien... — Entre mas pronto lo vea, mas rápido podré disculparme.
Escuche a mis sobrinos hablar cosas inentendibles y riéndose en el comedor, la verdad extrañaba estar en la misma mesa con ellos y escuchar las conversaciones de mi pequeña Nico. Sin embargo no quería que me vieran en el mal estado que me encontraba y tampoco quería arruinarles su comida, pero de verdad quería estar ahí como siempre lo he estado.
Marina volvió a tomar mi plato de cereal en sus manos y lo alejo de la mesita de noche. — Vamos al comedor un rato. — ¿Acaso ella sabe leer mentes?.
— ¿Estas segura? No quiero hacerlos sentir incomodos... —
— Para nada, además estaremos los cinco juntos y nada malo pasara. — Me sonrío.
— ¿Acaso leíste mi mente? — Quería confirmar mis sospechas, ¿Será que así son los psicólogos?
— He estado con tu hermanos por casi 7 años y aprendí a leer sus emociones, ustedes son una copia exacta. — Oh eso tiene sentido. — Bueno vamos, antes de que los pequeños monos se inquieten. — Camino hacia la puerta.
Me levante y la seguí con cautela, bajamos al primer piso donde vi a mi hermano desayunando su cereal favorito (chocokrispis) y a Nico haciendo reír a Liam que se encontraba en su periquera comiendo papilla.
— Buenos días Daisy. — Me saludo mi hermano.
— ¡Buenos días tía! — Nicole alzo la mano y la agito de un lado a otro con su sonrisa en la cara.
— Buenos días. — Salude y me senté en el lugar donde Marina puso mi plato, empecé a comer de a pequeños bocados.
— ¿Tía me acompañaras a mi clase de gimnasia? — Su cara reflejaba una gran emoción al mismo tiempo que me veía con sus grandes y brillantes ojos azules.
Normalmente tiene esa clase los sábados entre la mañana y la tarde, acompañada de su padre. Tal vez no seria tan malo, ya que iría con mi hermano. — Claro cariño. Tu padre y yo iremos para verte hacer piruetas. — Dije con una sonrisa apenas visible.—
— ¿Estas segura? — Escuche a Rafael hablando un poco bajo, sabía que seria arriesgado y que podría perder el control por mi paranoia, pero realmente quiero hacer esto por ella.
— Por supuesto. No es problema... — Le di una sonrisa forzada y permanecí el resto del desayuno callada, escuchando las platicas entre Rafa y Mari, los balbuceos de Liam y los tarareos de Nicole sobre una canción infantil de su programa favorito.
5:13:00 pm
Llegamos al consultorio un poco tarde de lo esperado, el tráfico se puso algo pesado y eso que ya es jueves. — "Bueno... ¿Qué día no hay tráfico?" —.
Me senté en una de las sillas pegadas a las paredes blancas y mi mirada se fijo en el mismo cuadro de la sesión pasada, ese donde tres personas contemplaban el cielo de colores mientras que los barcos zarpaban sobre el mar. Me pregunto como sería ver barcos partir hacia su destino con el sol ocultándose para dar paso a la blanca y brillosa luna, seria muy bello verlo en familia.
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Lagrimas de Margaritas
Romance¿Qué podría ser lo peor que me pasaría?... Fui una buena hija hasta que mis padres fueron asesinados, fui una buena hermana al cuidar de mi hermano menor, soy una trabajadora decente con mi propia independencia y sobre todo son un ser humano normal...