-Darel-
Habían pasado 5 horas desde que Daisy fue rescatada y trasladada de urgencia al hospital. Tenia moretones, cortes y hasta signos de estrangulamiento, también estaba con el estómago vació y sabañones por lo que deducen que estuvo expuesta al frío durante horas.
Mi Constanza y yo fuimos al hospital tan rápido como fuimos avisados de su aparición, pero apenas se nos permitió verla y cuando fue trasladada a un cuarto privado pude verla.
Daisy siempre fue una mujer de aspecto sano, pero cuando la vimos en la cama con suero y ritmo cardiaco... Sentí miedo.
En mis 57 años de vida solo hubo una ocasión donde sentí tristeza y rabia al mismo tiempo, cuando reconocí los cuerpos de Ulises y Nicole; ahora veo a su hija tendida en una cama y en estado dudoso... Solo pude pensar en esas sábanas blancas que llegaban a la cabeza y el frío que inundaba el lugar, no quería repetir ese escenario. No ahora con la hija.
– Amor. ¿Cómo te encuentras? – La cálida voz de mi esposa me distrajo de mis oscuros pensamientos y su mano acariciando la mía libero toda tensión que sentía hasta el momento. A diferencia de mi que tengo la piel fría y seca, pero Constanza es suave y caliente.
– Impaciente, ¿Cómo esta Rafael? – Desde que nos permitieron ver a mi ahijada Rafael no se a separado de ella y apenas pudo comer lo que trajo Constanza. Esta preocupado por su hermana, pero no puede descuidarse si no quiere preocuparla una vez que despierte. Lo impulsivo viene de familia, no lo dudo.
– Se a quedado dormido cerca de la camilla, trate de que durmiera en el sofá, pero es muy pesado para levantarlo. –
– Esta bien dejémoslo dormir... ¿Los niños se encuentran en la escuela? – Cuando nos llamaron Raven y Neithan estaban preparándose para ir a la escuela, así que nos despedimos de ellos y el chofer se los llevó a su destino.
– Si, Raven me mando mensaje para decirnos que ya estaba allí y de paso verifico que Neithan haya entrado a la escuela. Espero que les este yendo bien. – Su ultima frase lo dijo con un tono preocupado. Adoro a mi hija y por eso se que algo esta pasando en su vida escolar, pero se que se enojara si tomo cartas en el asunto y eso me molesta demasiado. – Tranquilo, después podemos hablar con Raven. No te precipites ahora cariño. – Si alguien sabe leer mis gestos es nada más que Constanza.
– Solo me molesta estas situaciones y el echo de que no pueda hacer mucho, me hace sentir aun mas enojado. – Ese infeliz que se atrevió a tocar a la pequeña Daisy y cualquiera que este hiriendo a mi hija, quiero castrarlo y cortarle las extremidades. Aprete mis puños al mismo tiempo que observaba un punto fijo, no quería explotar en este lugar y menos en esta situación.
Después de al menos una hora de solo escuchar el monitor cardiaco escuchamos un quejido débil, me acerqué y corrí la cortina del cuarto. – Daisy. – Ella estaba despierta por fin podía respirar. – ¿¿Estas bien querida?? – Rodee la cama y me le acerque más.
– Padrino... – Su voz estaba rasposa y débil, hacia rato que me llamaba así y me hace feliz volverlo a escuchar.
-Daisy-
El frío que sentía momentos antes de desmayarme se había ido y la luz volvió a mis ojos, se trataba de las luces del techo de un hospital. Sentí en mano algo que lo sujetaba y miré hacia mi derecha, se trataba de Rafa... El estaba sosteniendo mi mano mientras estaba inmerso en un sueño profundo.
– Por fin puedo respirar – Pensé y me moví un poco lo que activo un incontrolable dolor de cabeza, mierda no pude evitar soltar un quejido leve y eso alerto a mis padrinos que se encontraban detrás de una suave cortina de color mármol. Ahí vi sus caras que estaban llenas de preocupación, pero mi tío soltó un suspiro.
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Lagrimas de Margaritas
Romansa¿Qué podría ser lo peor que me pasaría?... Fui una buena hija hasta que mis padres fueron asesinados, fui una buena hermana al cuidar de mi hermano menor, soy una trabajadora decente con mi propia independencia y sobre todo son un ser humano normal...