¿Tu?

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Narra Victoria:

Estaba soñando que estaba en la playa, estaba acostada y sentia como la arena se pegaba a mi piel, haciéndome sentir tan bien, el sueño podía decir que era tan real que hasta podía escuchar y oler ese aroma tipico de ellas.

Hasta que sentí que una ola pego en mis pies y ahí fue cuando me desperté de golpe.

-¿Dónde estoy?.- dije asustada.

Abrí bien los ojos al ver que realmente estaba en la playa y no era un sueño.

-Hasta que despiertas.- me dijo una voz muy familiar.

-¿Qué?.- pregunté y mire a un lado y era Bill.

-¿Tu?.

-¿Tu que haces aquí?.- le dije mirándolo mal.

-¿Tengo cara de que yo sé que hago aquí?.- me dijo despectivamente.

-Siempre tan odioso.

-Y tu tan chismosa.

Nos quedamos un rato en silencio nadie decía nada hasta que yo volví hablar.

-¿Y como fue tu boda?.- le pregunté mientras miraba el mar.

-No me case, si hubieras estado ahí lo sabrías.- me dijo.

-No fui por qué alguien me durmió idiota.- le dije rodando los ojos.

-¿Quien fue?.- me preguntó.

-Pues yo que se, Elionor me pidió ir a su cuarto pero ya no recuerdo nada.- le dije.

-Espera... Entonces ella me durmió.- le dije

-Bueno por lo menos a ti no te drogaron tus amigos.- me dijo mirándome

-No eres el único, a mí me secuestraron para venir hasta hasta acá, yo ni siquiera quería venir.

-¿Enserio no quieras verme?.

-No podía ver tal cosa Bill, aún que me intenté hacer la fuerte no puedo ignorar el sentimiento de que me siento mal por no estar contigo.- le dije dando un suspiro de resignación...

-Sabes, creo que está es la forma de ayudarnos de los chicos.

-¿Ayudarnos a qué?.- le pregunté.

-Antes de apresurar las cosas los chicos me dijeron que me ayudarían a recuperarte.

-Wow y que formas, si creen que trayendo a dos personas a una isla solitaria es arreglar los problemas se equivocan.- le dije levantandome de mi lugar.

-Oh vamos Victoria o me vas a negar que esto no te trae recuerdos.- me dijo llegando a mi lado.

-Si claro recuerdos en los que me hacen ver qué sigues siendo el mismo tonto de siempre.- le dije.

-Sabes que aún sientes cosas por mi.- me dijo con una sonrisa.

-Si claro, sigue soñando Trümper.

-Oye por qué dices mi segundo apellido, ¿quien te crees?.- me dijo parándome.

-Hay déjame adivinar, ¿no le gusta al niño que le digan su segundo apellido?.- le dije poniéndome mis manos en mi cintura.

-Si te paras así dejo que lo digas las veces que tú quieras.- me dijo mirándome coqueto.

-Idiota.

La noche comenzaba a caer y yo aún seguía aquí con el, solos, sin dónde dormir y comida.

-¿Que vas a preparar para cenar?.- me preguntó Bill.

-¿Te parece que hay con que hacer algo de comer?.

Del odio al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora