Fiesta Kaulitz

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Narra Victoria:

Despertamos por el gran ruido que hacía Tom gritando como una maldita alarma.

-Iiiiiiiiiiiiiiiiii, quien los viera par de tortolos.- dijo y entonces me desperté y me percate de que Bill y yo nos estábamos abrazando.

-Cállate Tom.- le respondió Bill con una voz gruesa.

-Que vivan los novios!!.- volvió a gritar.

Me separé de Bill haciendo que este ponga cara de molestia.

-Bien creo que Bill no lo ah hecho pero estás invitada a nuestra fiesta de cumpleaños.- me dijo Tom.

-Me parece genial.

-Aqui te ayudarán a vestirte por qué es de gala y aparte vendra mamá.- volvió a decir.

-¿Qué?.- dijo Bill parándose rápido.

-¿No lo sabías?.- le pregunto Tom.

-¿Que tiene su madre y por qué reacciona así?- le pregunté a Tom.

-Digamos que mamá es muy intensa y no le gusta mucho ciertas personas que no ayudan a crecer según ella.

-Bien entonces ya no quiero ir.- dije poniendo mis manos en forma de paz

-Ve por mi, yo paso a recogerte está noche.

-Okey iré, ah y por cierto feliz cumpleaños.- les dije a ambos.

-Gracias cuñada.- dijo y yo rodé los ojos.

Bien ahora que diablos le daré a Bill y a Tom, fui a la escuela y me ví con mis amigas al parecer no iban a ir a la fiesta por algunos problemas que tenían de su familia así que me quedaría yo sola

Salí de la escuela y me fui a mi trabajo hoy no le tocaba trabajar a mi compañera así que hoy tendre que atender a todos yo sola.

Comenzaba anochecer había pensado algo con las cosas que había en el trabajo, la dueña jamás nos ah regañado así que por eso los use, hice unas galletas. Y las guarde en una pequeña caja.

Salí y los guarda espaldas de Bill ya estaban esperándome así que me subí y fuimos a la casa, entramos por la parte de atrás ya que la puerta principal estaba rodeada de paparazzis, las chicas ya me estaban esperando en mi cuarto para arreglarme, me agarraron como si fuera de chicle, tiraban de mis brazos, cabello y me llenaban a de cremas, maquillaje y perfume.

-Quedate increíble niña.- me dijo Cristal.

-Estoy muy nerviosa.- les dije.

-Esperamos que no te coma viva la señora kaulitz.- me dijo Leo recibiendo un codazo de de Mari y Cristal.

-Ay no ya no quiero ir.- dije intentando meterme al baño.

-Nada de ser cobarde, andando.

Me llevaron hasta las escaleras a la fuerza ya que realmente me sentía nerviosa por lo que dicen de la mamá de lo chicos, baje y por suerte me encontré con Gustav, Georg y Tom que rápido se acercaron.

-Wow si que te vez muy bien.- me dijo Gus.

-Bien dicen que cuando uno se baña cambia mucho.

-¿Me estás diciendo que no me baño?.- le dije dandole un golpe a Georg.

-Tu lo dijiste.

-Se ve que las chicas hicieron buen trabajo victoria.

-Eso creo.- le dije intentando no sentirme avergonzada.

-¿Y mi regalo?.- me preguntó Tom.

-Lo deje en tu cuarto no sabía que darte así que te compre una gorra.- le dije y el sonrió ampliamente.

-Eres la mejor.- me dijo y entonces una voz nos interrumpió.

-Y es mía.- dijo Bill apareciendo con un lindo traje negro y su mismo cabello.

-Claro que no soy tuya.- le dije rodando los ojos.

-¿Y mi regalo?.- preguntó pero en eso alguien les hablo a los chicos así que fueron y vi que les daban cosas lujosas por su cumpleaños y mi regalo era una basura comparado al de los demás.

-Bien, ¿dónde está?.- volvió a preguntar.

-No te traje nada.- le dije y el puso cara de enojado.

-Con un beso lo puedes solucionar.- dijo Bill tomandome de los brazos y intentando besarme pero al safarme me termine tambaleando haciendo que una mesa con velas callera al suelo al igual que yo.

-¿Que está pasando aquí?.- dijo la voz de una mujer captando toda la atención a lo que rápido mire y era una mujer de cabellos rubios muy parecida a los chicos...

Demonios es su mamá.

-No pasa nada mamá - dijo Tom.

-¿Quien eres?.- me preguntó la señora a lo que Bill rápido de acerco a mi ayudarme a levantar.

-Soy Victoria Davies.- le dije estirando mi mano a la cual jamás fue recibida.

-¿Es tu amiga Bill?.- le pregunto.

-Si mamá.

-Bien, ya puede irse.- ¿Queee?, ¿Irme?.

-No se irá mamá.- le dijo Bill.

-Bien, de quién eres hija, tu nombre no me suena mucho, a lo mejor eres de la familia Davies Fletcher.- dijo mirándome desafiante.

-Ella es hija de los Davies Smith, su papá es un gran empresario, tienen cadenas de comida.- dijo Gustav, pero por qué mienten.

-Sabes tocar el piano, por qué no nos deleitas con alguna canción...- demonios solo me aprendí una canción cuando estaba en el jardín de niños.

-No es necesario señora Kaulitz.

-Cállense, toca algo.- dijo y comencé a caminar a paso lento hacia el gran piano, las manos me sudaban y estaba bastante nerviosa, no podía decir nada.

Comencé a tocar la canción y los chicos se podían ver un poco aliviados, termine y la señora me volvió a preguntar que de que familia era la mía.

-No pertenezco a ninguna familia rica señora, mi padre es un simple empresario pero no me avergüenza, jamás sentiría vergüenza de ellos.

-Eres una caza fortunas entonces.- me dijo y eso me ofendió demaciado.

-Tal vez no tendré dinero como usted, pero no le voy a permitir que me ofenda señora, no soy de familia rica como todos aquí, pero eh aprendido a que no debo dejar que nadie pase por encima de mi y usted podrá ser la mamá de ellos dos pero me niego a dejarme que me insulte.- le dije y me salí, se que acabo de cometer el gran error de mi vida y que me voy arrepentir pero tampoco es para que trate a las amistades de sus hijos como un puño de billetes andantes.

Salí pero una mano me detuvo.

-No voy dejar que te vayas, me voy contigo.- me dijo Bill.

-No quiero causarte problemas.- le dije.

-¿Ya se te olvidó quien soy?- me dijo con una sonrisa.

-Okey vámonos

Del odio al amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora