Cap. 33.

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By Anna.

El aire frío me golpeaba la cara, el viento elevaba mi abrigo y mi cabello se pegaba a mi rostro al ser revuelto con el aire y adheriendose a mis mejillas producto de mis lágrimas... Sollozaba sin límites mientras caminaba por la fría noche en la ciudad de Hamburgo... Las calles estaban solitarias... Casi desiertas... Se oía en la lejanía los ladridos de los perros y uno que otro coche pasaba por mi lado mientras yo arrastraba mis pies como un verdadero zombie.

Le había hablado a Diana, le había pedido llorando que porfavor me ayudara... Me sentía devastada, no era capaz de valerme por mi misma, todo había perdido sentido en mi vida, el corazón me dolía, se retorcía en mi interior haciéndome sentir aflicción... Mis piernas caminaban por si solas, sin un rumbo, sin destino, no sabía qué sería de mí... ¿Cómo podría continuar viviendo ahora?... Sin Bill... Sin Tom... Ellos eran todo para mí... Y ya no los tenía... Se habían transformado en los dueños de mis días, todo era tan lindo con ellos a mi lado... Y ahora debía olvidarme por completo de ellos y volver a mi realidad, a mi soledad...

Cruce la calle en una esquina, sin mirar a ningún lado y las luces altas de un coche me pegaron en la cara, haciéndome reaccionar de mi estado mental decadente... Lleve mis manos a mi cara con intenciones de tapar la resplandeciente luz, pero el impacto en mi cuerpo me elevó en aire en segundos... Mi cuerpo se azotó en el pavimento dando botes y arrastrándome hasta quedar tendida en el suelo en un charco de sangre...
Perdí el conocimiento, sentí mi cabeza apunto de estallar... Mi cuerpo adormecido y mis oídos dejaron de escuchar...

Había salido sola del salón de Charlotte... Me había ocultado en un callejón por varias horas sin moverme, me ocultaba como una verdadera cobarde de ellos...
Era la mujer más patética del planeta...
Antes de que Diana fuera con los chicos hasta la casa de los gemelos para realizar aquella fiesta a la que obviamente yo no asistiría, le había pedido que porfavor viniera por mi... Sabía perfectamente que en mi condición no podría llegar a casa por mi misma... No había logrado recuperar la estabilidad de mi cuerpo, mi mente estaba en blanco, no podía pensar con claridad, Bill daba vueltas en mi cabeza, su rostro perfecto, su hermosa sonrisa, sus delicadas manos, su aroma cálido... Su voz suave, cada gesto, cada detalle, todo... Bill invadia mi mente y eso me estaba matando del dolor... Presionaba mi cabeza para sacarlo de allí, me daba golpes con ambas manos mientras me había dejado caer al suelo en un callejón sin salida lleno de contenedores de basura a mi alrededor... Lo amaba, lo amaba demasiado, mi corazón se retorcía, pidiendome a gritos qué volviera a sus brazos... Lograba recuperar un poco de cordura y allí aparecía Tom... El corazón empezaba a latirme descontrolado otra vez, su voz, su sensual voz... Sus labios, el sabor delicioso de su saliva, sus manos tocándome con fuerza, su masculino cuerpo, su precioso rostro idéntico al de Bill... Lo amaba, lo amaba tanto cómo amaba a Bill... Ya no solo lo veía como un pasatiempo para llevarme a la cama... Ya no solo significaba una calentura para mí... Lo amaba, me había enamorado de él y me dolía, me quemaba por dentro el amor de ambos.

Sin darme cuenta había comenzado a caminar otra vez sin tomar mis cosas de la acera... Completamente ida... Perdida... Inútil, asquerosa... Una mosca muerta... Estaba recibiendo en abundancia lo que yo misma había sembrado... Mi karma, mi cosecha, mi merecido... Es así como terminó todo, conmigo cubierta de sangre, tirada en el piso sin nadie a mi lado.

By Bill.

Los ruidos de la ambulancia se habían vuelto una odiosa melodía en mi cabeza, el cuerpo no me respondía y Tom me había prohibido subirme allí para acompañar a Anna... Estaba shock... No podía hablar, no reaccionaba, odiaba mi maldita forma de comportarme en una situación tan horrible...
Tom se había subido en la ambulancia con ella, yo estaba pegado al asiento del copiloto de mi propio coche mientras George lo conducía.
El cuerpo me temblaba, tenía tanto miedo, estaba tan asustado que respiraba por la boca de manera exaltada... No sé exactamente en que momento llegamos al hospital, solo sé que cuando lo hicimos Charlotte corrió para ayudarme a bajar... La miré a la cara por unos segundos y sin darme cuenta la empuje de mi lado impidiendo que me tocará... No dije palabra alguna, simplemente pase por su lado, tambalenadome, mientras veía pasar a las enfermeras y los asistentes de la ambulancia con la camilla en dónde estaba tendido el cuerpo de Anna.

Me enamoré de los Dos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora