Cap. 35.

988 63 22
                                    

By Anna.

Era tan descabellado que Charlotte aceptará con esa determinación mi relación con sus hijos. Sabía perfectamente que lo hacía solo por amor a ellos, y admiraba de verdad que se esforzara tanto por hacerlos felices, Charlotte estaba dispuesta a renunciar a lo que ella creía correcto, con tal de hacer felices a sus hijos, algo que mi madre jamás en la vida haría por mí, Lilian era tan diferente a Charlotte, me criticaba todo lo que hacía y nunca en la vida daría su brazo a torcer en nada, era dominante conmigo, me manipulaba a su antojo cuando vivía con ellos en Berlín, mi Padre siempre le daba la razón en todo y aunque yo sabía que él lo hacía solo para evitar peleas con ella, me dolía inmensamente qué ninguno de los dos pudiera darme un poquito de apoyo, ese apoyo incondicional que se supone que te entregan tus padres.

Esteban cuando necesitaba decirme algo buscaba los momentos en que Lilian no estaba en casa para poder hablar conmigo, se comportaba tan diferente cuando mi madre no estaba cerca, era dulce, tierno amable, incluso sentía que empatizaba muy bien conmigo. A él, fue al primero que le conté lo de venirme a vivir a Hamburgo, le dije que tomaría la carrera de Derecho y fue tan adorable ver como sus ojos se llenaron de lágrimas, se sentía orgulloso, sus palabras fueron éstas:

"Nunca permitas que Lilian apague tu luz Anna, has lo que tengas que hacer para cumplir tus sueños, y aunque soy un maldito cobarde y aveces no te defiendo como debería, quiero que sepas que dentro de mi, siempre estaré de acuerdo contigo, hazlo, vete a Hamburgo, cumple tu sueño, y también el mío, estoy orgulloso de ti hija."

Cuando me vine de Berlín, Lilian me dijo que me arrepentiría, que volvería algún día dándole la razón, y que ese día, ella no estaría para tenderme la mano. Mi Padre me entregó a escondidas de Lilian una buena suma de dinero, me dijo que la usará para encontrar un lugar donde vivir, y que si necesitaba más dinero lo llamara por las noches para que mi madre no se diera cuenta y él me lo enviaría a Hamburgo sin problema. Nunca necesite más dinero, encontré el trabajo en el Restaurante a los pocos días de haberme alquilado el departamento, pero siempre le estaré muy agradecida a mi Padre por haberme ayudado.

Al año de haber salido de Berlín, ellos me visitaron en Hamburgo para las fiestas de año nuevo, pero Lilian solo venía para intentar convencerme otra vez de volver a casa y que trabajará con ella en su negocio, cómo no accedí, y obviamente volvimos a pelearnos, ellos se fueron y desde ese día no volví a tener contacto con ninguno de los dos.
Ahora ellos estában aquí y mi condición le daba motivos a Lilian para sentirse ganadora, y de seguro intentaría volver a convencerme de volver a Berlín con ellos.

Mierda, no quería que Lilian estuviera aquí, no quería en absoluto, toda mi situación era jodidamente extraña y no podía permitir que ella se enterara qué yo tenía una relación con los gemelos, si se enteraba de que yo me había estado acostando con dos hombres al mismo tiempo, y que esos hombres eran hermanos gemelos, y que estaban dispuestos a compartirme, se volvería completamente loca, me llevaría devuelta a Berlín a la fuerza, y me encerraria bajo mil llaves en una habitación para siempre.

Ahora Charlotte lo aceptaba, y eso era lo que me daba más miedo de todo,  me costaba aceptarlo, era algo oculto, y mientras nadie lo sabía no me costaba disfrutar de ambos, pero ahora pensarlo como algo expuesto delante de todos, o delante de Charlotte me parecía anormal.

Al salir Charlotte de mi habitación, me quedé demasiado preocupada por todo, ver a Bill y Tom me daba miedo, me veía desastroza, daba lastima en mi condición y no quería asustarlos... Pero también tenía unas inmensas ganas de verles, me sentía tan débil, quería abrazar a Bill, que me acariciara con sus suaves manos, quería ver sonreír a Tom, escucharlo hablar de cualquier cosa y que me hiciera reír con sus ocurrencias... no podía hacerme la estúpida, los necesitaba tanto.

Me enamoré de los Dos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora