Cap. 7.

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By Anna.

Había terminado de guardar mis cosas en mi mochila, esperando desesperada para largarme de la Universidad de una buena vez, había estado durante todo el día evitando toparme con Bill, a pesar de que moría de ganas de verle, no era capaz, me había llamado muchas veces a mi móvil, me había escrito mensajes y de seguro se estaba preguntando qué mierda me pasaba, pero ¿cómo le miraría a la cara después de lo que había hecho con Tom?...
Me sentía horrible, no había pegado ojo durante toda la noche, en un debate mental con mis pensamientos, me gustaba Bill, muchísimo, pero también me sentía atraída por Tom. Había estado batallando para no dormirme en las clases, de lo cansada que me sentía.
Al sonar el timbre, tomé mis cosas y me escabulli con los de mi salón para salir, miré por todos lados asegurándome de qué no estaba, caminé apresurada hasta mi locker y guardé mis cosas con torpeza, varios libros se me cayeron en el piso, con un  temblor en mis manos me apresuré a recogerlos y al pararme rápido me di un un fuerte cabezazo en la puerta de mi casillero.

Mierda!! Lleve ambas manos hasta la parte parietal de mi cabeza dejando caer los libros nuevamente, me sentía aturdida con el impacto. Cerré la puerta del casillero de un sopetón, cabreada y emputecida. Y ahí estaba, parado a mi lado, apoyando su cuerpo en las taquillas, mirándome atentamente y con rostro interrogativo.

- Tienes instinto suicida pequeña.

- Bill...

Llevó una de sus mano hasta mi cabeza y me acarició con delicadeza...

- ¿Qué pasa contigo Anna? Te he estado buscando durante todo el día... ¿Por qué te escondes de mí? ¿Ah pasado algo?

Me agache para recojer mis libros, y su instinto amable hizo lo mismo, se agachó a mi lado de cuclillas y me ayudo a tomar dos de ellos entregandomelos. Nos pusimos de pie al mismo tiempo mientras evitaba el contacto visual en todo momento.

- Anna... Mírame...

Dejé los libros en mi locker y le dirigí una pequeña mirada, baja, mirándole con temor y vergüenza.

- No pasa nada Bill...

- Anna, No me mientas...

- No lo hago... Sólo qué... he estado un poco ocupada.

- No me has tendido el teléfono, no respondes mis mensajes, te escondes de mí en la Universidad, y ¿vas a decirme que no te pasa nada?... No Anna, mírame a la cara y reconoce que algo te sucede.

- No puedo hablar ahora Bill, llegaré tarde al trabajo, pero te prometo que lo hablaremos después.

- No Anna, hablaremos ahora, vamos, te llevaré a tu trabajo, y en el camino me contarás.

Subimos en el coche parqueado en el estacionamiento de la Universidad, y Bill no tardó en salir de allí, yo iba silenciosa y cabizbaja, me hubiera encantado llegar hoy a la Universidad y encontrarmelo en los pasillos y abrazarlo fuerte, haberle sentido apegadito a mí, qué me apretara con su cuerpo cálido y me dijera que todo estaba bien, que mi error del día anterior había sido solo una pesadilla y que todo estaba bien como lo habíamos dejado el día sábado en nuestra cita. Pero eso no pasó, estaba sentada a su lado, temerosa como al principio, preocupada, llena de miedo, si bien Bill no era mi novio, sentía que le estaba fallando, qué era desleal con él, y sentí mucho coraje conmigo misma.
Me había pasado muchos años sola, nadie me daba ni media bola, y justo ahora que encontraba a alguien que me gustaba realmente y yo también le gustaba, aparecía Tom, al mismo tiempo, igual de guapo, y movía cada partícula de mi cuerpo haciendome perder la razón por completo cuando me tocaba de esa manera tan guarra, tan grotesca, y yo me dejaba, y me dejaba porque me gustaba, ese era el gran dilema, Tom me gustaba, al igual que Bill, ambos me gustaban muchísimo y aunque quería alejarme de Tom no era capaz, sabía que no me convenía, lo tenía clarísimo pero no podía, en cuanto lo tenía cerca me olvidaba de todo y deseaba anciosa qué me comiera, me tocará y me hiciera lo que él quisiera.
Quería estar con Bill, él me convenía, él me tomaba en serio, amaba como me trataba pero no era capaz de tomar una decisión.

Me enamoré de los Dos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora