Cap. 10.

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By Anna.

Su mirada me analizó, vi un destello de luz en sus ojos acompañada de una leve sonrisa ladeada.

—Anna. —Su voz tembló al hablarme, se afirmaba de la puerta y no era capaz de reaccionar.

—Papá. —Dije torpemente al sentirme completamente conmovida al verle.
Miró levemente a Alice y totalmente confundido a Theo.
No alcanzó a decir ni una sola palabra más cuando mamá apareció, abrió la puerta en su totalidad y al vernos se quedó completamente sorprendida, estática completamente paralizada.

—Dios, no puede ser posible ¿Anna?. —Un escalofríos recorrió mi cuerpo y me sentí tan vulnerable que hice fuerza para sostener a mis dos hijos sobre mis brazos.

—Hola mamá. —Dije en tono suave, sabía que debía ser cuidadosa para hablarle, no estaba en condiciones para pelear ni discutir con ella.

—¿Cómo, no entiendo, cómo es qué estás aquí?. —Estaba igual o peor de confundida que mi Padre.

—Acabamos de llegar, Diana y su novio nos trajeron desde Hamburgo, fue un viaje largo. —Los brazos me temblaron y tuve que hacer un esfuerzo enorme para sostener a mis bebés.

—Me imagino, hija, pero... Adelante, pasen, el clima está frío, déjame ayudarte. —Agregó papá con su particular amabilidad, pero mi Madre seguía siendo la misma mujer de siempre y cuando papá iba a tomar una de mis maletas, ella lo detuvo del brazo.

—Antes... Explícame qué significan esos niños que traes en tus brazos Anna. —El corazón me latió lento, me retumbó en el pecho y el dolor de hablar de un tema que sabía, tenía que aclararles me dolía demasiado.

—Son mis hijos, Alice y Theo son mis hijos Mamá. —Sus rostros fueron indescriptibles.

—Ahora soy Madre, mis bebés tienen casi diez meses de edad... lamento no haberselos contado en su debido momento, pero es una historia difícil de explicar. —Mi Madre observaba a los mellizos con atención y yo no sabía que era lo que pasaba por su cabeza, sus expresiones eran nulas.

—Quiero saberlo, quiero que me cuentes absolutamente todo Anna. —Dijo en tono demandante.

— Ya te lo dirá luego Lilian, dejemos que entren a calentarse, está haciendo muchísimo frío aquí afuera. —Esta vez mi Madre no se interpuso y mi Padre pudo tomar mi maleta y mis bolsos metiendolos apresurado hasta el interior de la casa.

—Adelante cariño, pasen. —Dijo dandonos el espacio suficiente en la puerta. Me atreví a avanzar mientras miraba a mamá, que seguía con su mirada perdida en mis hijos.

Al entrar, un golpe de recuerdos me abofeteo con fuerza, la sala seguía igual que siempre, el mismo color de paredes, los mismos muebles y adornos, incluso el olor era el mismo, me sonreí al sentirme como en mi infancia y en mi adolescencia, era lindo estar con ellos, era lindo poder verles y se sentía bien volver al que durante tanto tiempo había sido mi hogar.

—Preparé te caliente, ¿Los bebés toman leche en biberón?. —Mi Padre estaba un tanto nervioso y se le veía actuar con torpeza, era adorable.

—Sí, traigo sus cosas en su bolso, gracias papá. —Dije con total gratitud.
Lo vi dirigirse hasta la cocina y el silencio invadio la sala al quedarnos con mi Madre. Alice comenzó a moverse ansiosa para que la bajara de mis brazos y mi Madre la observó con atención.

—¿Saben caminar?. —Me preguntó con su voz poco amigable.

—Alice si, ella aprendió hace algunos meses, pero Theo aún gatea. —Ella asintió con la cabeza y yo comence a bajar a Alice para que dejara de revolverse en mis brazos.

Me enamoré de los Dos. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora