- Sabes cuál es tu trabajo Kyrell, no te distraigas en cosas inútiles.
- Eso hago, sé que yo no pertenezco aquí.
- Tú no perteneces a ningún lugar, el único lugar al que pertenecías fue destruido y si quieres vengarte debes hacer lo que te pedí.
- Eres tan egoísta, Benedict.
- Por favor pequeña, no digas eso, lo hago por ti también. Si matas al rey, lograrás vengar la sangre de tus ancestros. ¿No habías jurado destruir a la realeza? ¿No es lo que deseas también?
Kyrell no se sentía bien. Mientras Benedic decía todo eso acariciaba su rostro y la acercaba a él. Quería creerle, necesitaba hacerlo. Él era lo único que tenía, era la única persona que no la despreciaba por ser quién era. Fue el único que la ayudó cuando más lo necesitaba, Kyrell pensaba en él como su salvador, por eso su devoción, por eso sentía que debía cumplir con cada petición de su amante.
Pero esta vez, algo le molestaba, tenía un mal presentimiento.- El guarda real siempre me está vigilando - declaró Kyrell un tanto nerviosa, pensar en él le generaba una sensación extraña.
Benedict soltó el rostro de su mujer y dio un paso atrás.
- ¿No sabes valerte por ti misma? ¿Quieres que yo lo mate? En ese caso yo haré todo el trabajo, creo que es mucho para ti. Deberías regresar a Orión entonces.La mirada de Benedict se volvió sombría. Kyrell le temía a esa mirada, era una mirada fría y malvada, impregnada de crueldad.
Era la mirada de un asesino.- ¡No! Por favor, perdóname, yo haré el trabajo, lo haré bien. Por favor no me hagas regresar a Orión.
- Bien, tienes un mes para acabar con la familia real. Estoy siendo generoso con el tiempo así que no me decepciones.
El asesino se dio la vuelta y desapareció rápidamente, como era su costumbre, dejando a la mujer con el corazón angustiado. Sabía que si no era cuidadosa la descubrirían y ejecutarían públicamente, pero si era demasiado cautelosa no cumpliría su cometido y él la mataría a ella.
- No debí aceptar este trabajo. No. Si no lo hacía me quedaría en Orión, odio esa ciudad. - murmuró Kyrell sintiendo que el miedo recorría su cuerpo.
Orión era conocida como "la costa de los deseos" o también como "la nueva Sodoma".
Era la mayor ruta comercial de Astronomus, ahí llegaban las embarcaciones con todo tipo de productos y asimismo, el país hacía la mayoría de sus exportaciones por esa costa.
Cómo era de esperarse, el mercado ilegal o no regulado tenía cabida allí también.
Muchos de los traficantes residían en esa ciudad. Orión no era como las demás. Sus leyes eran distintas, en realidad, las leyes siempre estaban a favor de los comerciantes, especialmente aquellos que pudieran pagar más. En Orión lo más importante era el dinero.Kyrell había permanecido en esa ciudad aún después de ser rescatada. Por supuesto, Benedict se lo había pedido.
Cómo era de esperar, los comerciantes y traficantes se enemistaban fácilmente así que la contratación de asesinos era un tema recurrente. Sin embargo, el mismo Benedict había tenido un conflicto con la gente de ahí, no tenía permitido ingresar a la cuidad y más importante, nadie quería contratarlo. Lo despreciaban.Cuando encontró a Kyrell, encontró una mina de oro. Sabía que si hacía las cosas correctamente podía ganarse su lealtad, incluso hacerla sentir en deuda con él. Así que se puso a trabajar en ello hasta que lo logró.
Y así fue como Kyrell se convirtió en una asesina efectiva.
Benedict la entrenó. Le enseñó a cazar a su víctima seduciendola hasta conseguir lo necesario para después cumplir con su encargo y matarla. Kyrell era especial, ella podía matar sin usar armas, y no solo matar, podía causar enfermedades, desgracias, cualquier cosa que le pidieran. Porque ella era una bruja.No obstante, Kyrell odiaba su trabajo, ella solo quería complacer a Benedict, solo quería que él la amara y también pensaba que él era más poderoso que su magia. Siempre se preguntaba si su lealtad a él era por miedo o era por amor. Y siempre que se lo preguntaba, quedaba sin respuesta.
- ¿Por qué no puedo tener una vida normal? - se preguntó Kyrell sin poder evitar derramar algunas lágrimas.
- ¿Qué es una vida normal?
La mujer se tensó. No escuchó pasos acercándose ni sintió su presencia. ¿Estaba tan distraída?
- ¿Hablé tan alto?
- Un poco. ¿Por qué... - Roan vió los ojos llorosos de Kyrell y quedó en blanco. Iba a preguntarle porqué estaba en la montaña de Emrys, pero al verla, su corazón dio un vuelco doloroso. Hasta ese momento, solo había visto una mirada de deseo, nunca se imaginó verla así. Quiso abrazarla pero se contuvo.
- ¿Por qué estoy aquí? Solo daba un paseo, está montaña me parece bonita, nunca he subido pero solo admirandola desde aquí abajo puedo ver su belleza. Volveré al palacio.
- Espera. ¿Te encuentras bien?
- Estoy bien. Ahora, me voy.
- Yo también habría querido tener una vida normal.
Kyrell se detuvo. Miró a Roan y una profunda tristeza la invadió.
- Tu familia fue masacrada, igual que la mía. Fuimos vendidos como esclavos, la diferencia es que tú ahora vives una vida honorable, tú tienes un lugar al que perteneces. Te envidio tanto, desearía que hubiera sido igual para mí.
- ¿El rey te contó sobre mi pasado? Bueno, no tiene importancia ahora. No deberías tener envidia por alguien como yo. No soy tan especial, solo tuve suerte.
- No es así. Tal vez no te conozca más allá de lo que sé sobre ti, pero puedo ver lo especial que eres.
No había rastro de engaño, Roan sintió que las palabras de Kyrell eran honestas, sus ojos también lo eran. Era la primera vez que la veía sin la máscara, sentía que la estaba viendo como en verdad era. Y cuando lo escuchó de sus labios, realmente se sintió así. Se sintió especial.

ESTÁS LEYENDO
Entre Magia Y Lealtad
FantasyKyrell es una bruja enviada como concubina al palacio con una tarea. Acabar con la familia real. Roan es el jefe de la guardia real y el más leal de los guerreros. Sin embargo, una dulce melodía de destrucción será orquestada por ellos.