Kyrell intentaba concentrarse para crear el veneno, tenía que ser muy precisa de lo contrario podía no funcionar y poner en alerta al palacio y eso solo la perjudicaría. Sin embargo, no podía concentrarse. Las palabras de Benedict taladraban su cabeza sin cesar. El miedo a fallar y morir a manos del hombre que había jurado protegerla, o fallar y ser asesinada públicamente en la plaza de la ciudad. Temía cualquier destino, le temía a la muerte, no importaba cuan miserable se sintiera, no deseaba morir.
Sumado a eso, algo nuevo empezó a consumirla. El matrimonio entre Roan y la princesa.Había algo en Roan que la conmovía, al principio solo le causaba cierto interés pero ahora, no sabía describir lo que sentía. Le había rogado por su vida dejando atrás su orgullo no porque temiera por ella, bien sabía que pudo haber convencido al rey debido a su hechizo, pero si lo hacía lo ponía en riesgo y no deseaba eso, deseaba protegerlo, a pesar de que protegerlo significaba arriesgarse aún más.
Quería protegerlo, pero no quería estar con él. Estar con él sería volverlo un traidor, no quería que acabara como el príncipe. Y estar con él también la convertiría en una traidora con Benedict. No podía pagarle así al hombre que la salvó. De no ser por él, habría sido una prostituta toda su vida.Después de que fue capturada, la vendieron como esclava en Orión. Un hombre pagó un precio exagerado por ella y se dedicó a recuperar su inversión obligándola a estar con cualquiera que pagara una cantidad razonable. Kyrell vivió un infierno estando ahí. Cada día era peor que el anterior y escapar era inútil, lo había intentado y solo provocaba que la trataran peor que antes.
No supo cómo sobrevivió por tanto tiempo, quizá fue el odio lo que le permitió no sucumbir ante el dulce abrazo de la muerte. Pero un día todo cambió.
Un joven entró en medio de la noche, abrió la puerta como si nada, siendo que la puerta tenía seis cerraduras y cada una con llaves distintas las cuales guardaba celosamente el dueño de la casa. Entró a la sala y se dirigió a la habitación del dueño. Kyrell solía bajar en las madrugadas al salón de estar, le gustaba mirar el cielo estrellado por la enorme ventana que había allí. Cuando el muchacho entró, ella se ocultó debajo de la mesa. Le sorprendió que sus pasos no hacían ruido, su presencia era imperceptible. Si no lo hubiese visto no lo habría notado.
La curiosidad le ganó y lo siguió, pero cuando llegó a la habitación lanzó un grito y cayó hacia atrás al ver el cuello degollado del hombre.
Rápidamente el joven la sujetó, la cargó y la llevó a las escaleras, donde la lanzó sin piedad. Después bajó, miró a la chica y se propuso a salir de la casa.- Es... pera... Por... favor... Te lo ruego.... Ayud... Ayúdame. - suplicó la chica arrastrándose a dónde él estaba.
Una chispa de curiosidad despertó en el asesino.
- ¿Quién eres?- Yo no... soy nadie... Por favor... Te lo suplico. ¡Llévame contigo!
Comenzaron a escucharse ruidos en la casa, la caída de la chica debía haber despertado a más de uno, aunque esa era la intención del joven. Siempre causaba ruido para que despertaran y admiraran su trabajo. En esa ocasión, no obstante, la niña le estaba retrasando, debía salir rápido de ahí.
- Por... favor. Yo te... Entregaré mi vida si me ayudas.
- ¿Crees que tu vida vale tanto?
- ¡Por favor! Se lo suplico. - pidió desesperadamente sin poder evitar el llanto.
No se podía levantar, la caída le había dolido mucho, sentía el dolor en todo su cuerpo, pero era su única oportunidad de escapar así que intentó levantarse con todas sus fuerzas. Y lo hizo, sujetó la capa de aquel hombre y pidió una vez más su ayuda antes de caer desmayada.-
Cuando abrió los ojos se encontró acostada en una cama, era cómoda aunque el dolor empezó a apoderarse de su cuerpo y entonces recordó lo sucedido y se levantó súbitamente. Más bien, intentó levantarse ya que se dio cuenta de que estaba atada a la cama.
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Entre Magia Y Lealtad
FantasyKyrell es una bruja enviada como concubina al palacio con una tarea. Acabar con la familia real. Roan es el jefe de la guardia real y el más leal de los guerreros. Sin embargo, una dulce melodía de destrucción será orquestada por ellos.