El invierno había llegado. La nieve cubría la montaña de Emrys y llenaba a Roan de nostalgia, una nostalgia vaga pero dulce.
Roan no podía recordar con claridad su pasado, pero tenía una imagen borrosa de él y otro niño jugando en la nieve. También recordaba vagamente caminar de la mano de su madre mientras nevaba.
Al joven guerrero no le gustaba rememorar su pasado, ni indagar en él, por el contrario, cuando los recuerdos llegaban corría hasta quedarse sin aliento, o entrenaba hasta sentir que sus brazos se quebrarían, una ocasión entrenó toda la noche y cuando el sol salió cayó desmayado debido a la presión a la que sometió a su cuerpo.
Por eso disfrutaba las batallas. En batalla no podía recordar, no había tiempo para la tristeza, solo había que preocuparse por lo que pasaba en el frente. Roan era un gran estratega pero lo que nadie sabía era que con eso ocultaba su sentir, incluso para él mismo.
Sin embargo, el invierno le gustaba porque le transmitía un sentimiento de calma. El jugando sobre la nieve era el único recuerdo que no le molestaba tener.- ¿Te gusta la nieve?
Era la princesa Daleth, la hija menor. Era una chica introvertida y tranquila, a diferencia de su hermana mayor que le causaba dolores de cabeza a la reina.
- Si, me gusta, es linda. - Roan hizo una pequeña reverencia y sonrió amablemente, pretendía irse pero la princesa lo tomó del brazo.
- ¿Podrías acompañarme a dar una vuelta por la ciudad? Me siento triste y me haría bien caminar.
El joven aceptó. Lo cierto es que el también deseaba dar una vuelta por la ciudad.
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Ambos caminaban tranquilamente a las afueras del mercado. La princesa se quedó mirando un puesto de pinturas y Roan, que se encontraba de buen humor ese día, le dio su espacio para no incomodarla mientras la seguía cuidando. Por desgracia, su buen humor fue apagado cuando vio a Kyrell a lo lejos. El problema no fue verla a ella, sino ver que un hombre el cual no conocía la besaba. Eso hizo hervir su sangre. Podía aceptar verla con el rey, pero verla con algún otro no.
- ¿Qué opinas de esta pintura?
La voz de la princesa lo hizo volver en si. Sonrió y le dijo que le parecía muy bonita.
- Es una linda pintura, es linda como tú rostro.
Al escuchar esto, la princesa se quedó paralizada y soltó una risa nerviosa.
- Entonces me la llevaré.
El guerrero se arrepintió. -¿Por qué dije eso? - él sabía que involucrarse con las princesas solo le traería problemas, pero sospechó que lo había dicho para apartar su mente de Kyrell, sin éxito, pues la escena que vio se reproduciría una y otra vez durante toda esa noche.
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-Kyrell odiaba el invierno. Le parecía demasiado triste. Era tan sombrío como la mirada de Benedict.
Cada vez que veía la nieve le dolía el corazón. Recordaba, recordaba algo terriblemente doloroso que a pesar de serlo, no deseaba olvidar pues el odio y la promesa de venganza la mantenían con vida.- Eres la personificación del invierno, ¿lo sabías? - dijo Kyrell a su amante bajando la cabeza, con el corazón hecho un nudo.
- Me lo habías dicho antes. ¿Tanto me odias?
- No es eso Ben, es solo, que... Olvídalo.
- Él es la personificación del otoño.
- ¿Quién?
- ¿Y me lo preguntas? - Benedict miraba a lo lejos, parecía estar observando a alguien, Kyrell no volteó, sabía que no debía mirar cuando Benedict observaba a alguien.
- Termina con tu trabajo, te quedan tres semanas. Y recuerda. - el joven tomó violentamente a Kyrell de la cintura y la besó.
-Recuerda que eres mía. - Tras decir eso y amenazar a la mujer con la mirada se marchó en medio de la neblina.La joven se quedó quieta, el corazón le latía muy fuerte al punto de escucharlo.
- Tres semanas... Si no lo logro él me... - se llevó las manos al cuello e hizo un esfuerzo por no caer de rodillas. - Él va a matarme.
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Entre Magia Y Lealtad
FantasíaKyrell es una bruja enviada como concubina al palacio con una tarea. Acabar con la familia real. Roan es el jefe de la guardia real y el más leal de los guerreros. Sin embargo, una dulce melodía de destrucción será orquestada por ellos.