XXXII

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-¿A la antigua ruta del oro? -preguntó Roan, dirigiéndose a uno de los soldados que custodiaban la entrada del palacio.

-Así es, capitán. El príncipe ordenó que partieran de inmediato. Deben regresar al amanecer.

-¿Moloc? ¿Con qué propósito?

-No conozco los detalles, mi capitán. Pero usted y el príncipe son amigos, seguro que le explicará sus razones.

Roan apretó su espada.

-Los soldados solo reciben órdenes del rey y mías. No pueden marcharse sin mi autorización.

-Tal parece que el rey aprobó su partida -intervino Tarim, acercándose con su característica arrogancia.

-Dime lo que sabes -ordenó Roan.

-No mucho más que él -respondió Tarim, señalando con un gesto al soldado. Su tono era burlón-. Uno de los hombres que partieron es amigo mío. Le pregunté sobre la misión, pero se negó a darme detalles. Solo dijo que Moloc los envió y que el rey estaba de acuerdo.

El soldado se cruzó de brazos y sonrió con malicia.

-¿No le consultaron, capitán? Un asunto como este debió pasar por usted, pero ni siquiera le informaron que sus mejores hombres partirían. Quizá el rey ya no lo considera tan necesario.

Roan sonrió con calma.

-Quizá Moloc se esté volviendo más cercano al rey, tal como tú con el duque. - el joven se acercó al soldado y tocó su hombro. -Hay rumores bastante interesantes.

El soldado a su lado dejó escapar una risa, pero la ahogó en cuanto vio la expresión sombría de Tarim.

Roan se alejó. Tenía un mal presentimiento . El rey y Moloc habían enviado a sus hombres más fuertes sin previo aviso, ¿Por qué mantenerlo en secreto?

-Capitán -una voz lo detuvo. Ushne.

Roan se giró con frialdad.

-¿Sucede algo?

-Se avecina un gran peligro. Tienes que detenerte o terminarás...

-¿Ahora hablas como la sacerdotisa? Lo siento, pero no creo en esas cosas.

Ushne lo miró con una media sonrisa.

-No crees en esas cosas, pero tu amante es una bruja. Vaya ironía.

Roan se tensó, su postura cambio a una donde parecía amenazar a Ushne.

-No te atrevas a...

-¿A qué? ¿A revelar tu relación secreta con esa mujer? ¿De verdad crees que en el palacio todos somos idiotas? Escúchame bien, Roan. Todo el mundo lo sabe, excepto el rey y unos cuantos ingenuos. Ya lo dicen por ahí: no hay peor ciego que el que no quiere ver.

El capitán sintió un escalofrío.

-Incluso tu esposa lo sabe -continuó Ushne-. Y es por ella que estoy aquí, para advertirte y darte una oportunidad.

El aire de pronto se sintió más frío.

-Esta mañana la princesa me pidió ver tu futuro en el agua. Lo que vi fue la sombra de una tragedia. Una que involucra a una mujer... y su amante. Si quieres vivir, aléjate de ella. De lo contrario, te traicionará y entregará tu cabeza a ese hombre.

-Dime, ¿Qué deseas a cambio de tu silencio?

-¿No has escuchado nada de lo que te he dicho? -Ushne alzó la voz con rabia-. ¡Aléjate de ella! No tienes idea de lo que su amante es capaz de hacer. ¿Realmente crees que lo traicionará por ti? Mira cómo engaña al rey... ¿qué te hace pensar que contigo es diferente?

Entre Magia Y Lealtad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora