Capítulo 37. Enviar las fotos

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El corazón de Vivian se hundió. «¿Por qué tiene información tan detallada sobre mi madre?», pensó.
—¿Qué pasa con eso? —preguntó. Su voz se volvió más fría.

—No seas así, querida hermana. Después de todo, yo también estoy muy preocupada por la señorita William. Por eso, cuando me enteré de que los honorarios del hospital van a aumentar, me preocupé mucho. No dejo de pensar en cómo puedo ayudarla.

El tono amistoso de Ashley era tan falso como siempre. Pero la hizo pensar: «¿Ashley quiere ayudarme?». Luego se burló con desdén:
—¿Cómo quieres ayudarme?

Entonces, Ashley reveló su objetivo:
—Conozco a un amigo que dirige una empresa de revistas. Ahora necesitan mano de obra.
Además, tienen unos beneficios para empleados muy atractivos. Como tienes tanto talento, seguro que te tratarán mejor si te unes a su empresa.

Vivian al fin entendió. Después de irse por las ramas, se dio cuenta que Ashley la quería fuera de la revista Glamour. La razón era obvia: por Fabian.

Tras averiguar las intenciones de Ashley, Vivian no pudo evitar burlarse:
—Ashley, ¿tan preocupados están por mí y por Fabian?

Las palabras de Vivian fueron tan directas y brutales que Ashley palideció. Mordiéndose el labio sonrosado, respondió aún con voz dulce:
—¿De qué hablas, Vivian? ¿Por qué debería preocuparme por ti? Solo eres una mujer casada que ha vendido su cuerpo por dinero.

El rostro de Vivian se puso rígido. «Está diciendo palabras tan crueles y duras en un tono tan asquerosamente dulce. Esto es digno de ella», se dijo. Entonces, su voz se volvió gélida:
—Ashley, sin importar cuáles sean tus intenciones al presentarme este trabajo, no lo aceptaré.

Entendía muy bien a Ashley. Si se unía a la nueva compañía de revistas, no la tratarían bien en absoluto. De hecho, caería directo en sus garras y sería atormentada por ella.

Al oír el firme rechazo de Vivian, Ashley empezó a sentirse humillada. Un toque de furia se coló en su voz mientras gritaba:
—¡Vivian! ¡Ingrata y maleducada!

—iCaramba! Tu vergüenza se ha transformado en ira tan rápido —se burló Vivian—. No te preocupes. No me interesa para nada Fabian, así que no tienes que estar tan paranoica.

Ashley estaba tan furiosa que quería gritar. «¿Cómo que no le interesa? ¡Vivian, puta! Eres muy hábil en hacerte la difícil, ¿eh?», pensó. Pero ya que las cosas habían llegado a ese punto, Ashley no podía molestarse en seguir actuando.
—¡Vivian! Te lo advierto. ¡Deja la compañía! De lo contrario, ¡te daré una lección!

Vivian se burló con desprecio.
—¿Enseñarme una lección? Ashley, ¿qué puedes hacer?

¿Qué podía hacer? Al otro lado, los labios de Ashley se curvaron de repente en una sonrisa despiadada.
—Puedo hacerte sufrir tanto que desearas estar muerta.

La voz de Ashley era muy dulce, pero tenía una nota viciosa. Vivian no pudo evitar sentir un escalofrío que le recorría la espalda. Sin embargo, ella soltó impaciente:
—¡Haz lo que quieras! De todos modos, necesito mi trabajo. Además, ¡no me interesa en absoluto
tu prometido!

Con eso, colgó la llamada, sin querer entretener más a su hermana, quien al escuchar el tono que indicaba que había cortado, retorció su bonita cara con furia.
«iVivian! iTe di la oportunidad de salvarte! Ya que es tu culpa por no tomarla, no me culpes por esto», pensó. Volvió a tomar su teléfono y marcó un número de inmediato.

—Hola, soy yo —dijo. La voz de Ashley tenía un tono amenazador—. Envía todas las fotos. Sí, envíalas a Fabian. Ten cuidado. No dejes que nadie descubra desde dónde se envían.

Casado sin másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora