Capítulo 66. Por el dinero

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—C-Cómo has... —balbuceó Vivian mientras sus labios temblaban. Antes de que pudiera terminar la frase, Fabian Norton se acercó a ella y la sujetó por los hombros.

—iNo tiene ninguna importancia cómo me he enterado! —se indignó aún más, ya que ella no negaba su matrimonio con Finnick, lo que significaba que no era una noticia falsa —. ¿Por qué no me lo has contado? ¿Qué conseguirás ocultándome tu matrimonio?

El recordó la vez que la llevó a conocer a Finnick y le presentó a su tío. Supuso que debieron reirse mucho de su ignorancia sobre su relación actual.

Vivian no pudo soportar más el aplastante agarre de Fabian sobre sus hombros. Aulló:
—iFabian Norton! Por favor, cálmate. No tenía intención de ocultarte mi matrimonio. Eres tú quien nunca me ha preguntado sobre ello en primer lugar.

Fabian notó la mueca en la cara de Vivian y se dio cuenta de que la estaba lastimando. Su enojo se apagó de inmediato. Se soltó de Vivian en un instante y se tambaleó al caer en el sofá. Se hundió los dedos en el pelo y se abrazó la cabeza mientras murmuraba:
—Por qué te casaste con Finnick? ¿Por qué me engañaste hace dos años?

Vivian podía sentir que le dolía el corazón al ver a Fabian en ese miserable estado. Hasta ese momento, todavía recordaba al joven con camiseta blanca que le llevaba el desayuno a la puerta de su casa todos los días con una gran sonrisa y dos hoyuelos superficiales en las mejillas. Frente a su dormitorio, el chico gritaba en voz alta:
—¡Buenos días, Vivian William!

Vivian se preguntaba cómo su relación había decaído hasta ese punto. Se mordió los labios mientras intentaba contener las lágrimas. Creía que su odio hacia Fabian estaba muy arraigado, pero al ver su miseria, no se atrevía a aborrecerlo más.

Fabian no tuvo una vida fácil. Nacido con una cuchara de plata en la boca, sufrió muchas humillaciones y sinsabores. Tenía muchos demonios internos con los que lidiar. En ese momento, quiso consolarlo y decirle la verdad sobre que no le había engañado. Sin embargo, lo que él dijo a continuación echó por tierra esa amable intención suya.
—¡Vivian William! —exclamó. Levantó la cabeza y mostró sus ojos rojos—. ¿Por qué amas tanto el dinero? Por dinero, ¿estás dispuesta a casarte con Finnick aunque esté lisiado?

El color de la cara de Vivian se desvaneció. Miró a Fabian con incredulidad y respondió con voz temblorosa:
—¿De qué estás hablando?

—¿Hay algo que no harías por dinero?

Fabian se levantó del sofá y se acercó a Vivian con un aura amenazante.
—Me engañaste por dinero, ¿verdad? Hiciste todo lo posible para engancharte a mi tío por su fortuna, ¿verdad? Qué impresionante, Vivian.

Vivian miró al hombre que tenía delante como si no lo hubiera visto nunca.

—¡Di algo, Vivian! —gritó Fabian. Se acercó a ella mientras permanecía en silencio—. Si supieras que también soy de la familia Norton, ¿te habrías casado conmigo también?

Por alguna razón, Fabian podía sentir una bola de fuego inextinguible que se agitaba en su interior cada vez que le asaltaba la idea de que Vivian se casara con Finnick.
—¿Te arrepientes ahora que sabes que también soy de la familia Norton? Estoy bien físicamente, a diferencia de ese tío mío lisiado.

La rabia en Fabian tomó el control de su mente y le hizo insultar a su tío:
—Además, según mi padre, después de que Finnick tuviera el accidente, no solo tenía las piernas lisiadas, sino que también ha perdido lo que le hacía ser un hombre. Vivian, estoy impresionado por lo decidida que estás a conseguir su dinero. Así que estás dispuesta a vivir una vida sin sexo
mientras tengas...

—¡Fabian cierra la boca! —gritó ella a todo pulmón. Fue la gota que colmó el vaso.

Casado sin másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora