Capítulo 68. ¿Te gusta la pizza?

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Finnick la ignoró mientras chupaba su dedo con un rápido movimiento, haciéndola sentir al instante que una ola de corriente eléctrica recorría su dedo mientras una sensación cálida y húmeda la golpeaba. Una sensación de hormigueo también se había extendido por todo su cuerpo en cuestión de segundos.

Podía sentir cómo se le calentaban las mejillas, pero no se atrevía a mirar el apuesto rostro de Finnick. Se sintió nerviosa y miró a otro lado antes de decir:
—Finnick, está... está bien...

Estaba tan nerviosa que balbuceó sus palabras. Entonces, él le soltó las manos y bajó la mirada para ver su rostro rojo como una manzana.
—Dame un segundo. Iré a por una tirita —se rio y salió de la cocina. Cuando se fue, ella sintió que podía volver a respirar y soltó un largo suspiro.

Muy pronto, Finnick regresó con una tirita en la mano. Abrió el paquete la envolvió con cuidado alrededor de su dedo. Sus ojos brillaban como piedras de obsidiana llenas de seriedad. Parecía que estaba mirando un objeto precioso en lugar de un dedo herido. Cuando se hubo puesto la tirita con cuidado, miró la cocina y frunció el ceño.
—Ya está. Quizá deberíamos dejar la cocina para otro momento. ¿Por qué no pedimos algo esta noche?

Vivian no podía pensar con claridad, ya que estaba llena de vergüenza. Por lo tanto, estaba de acuerdo con todo lo que había dicho Finnick. Así, la pareja entró en el salón mientras él empezaba a hojear la página web de comida rápido. Enarcó las cejas y preguntó:
—¿Qué te gustaría pedir?

—Cualquier cosa estará bien.

Finnick asintió mientras tecleaba en su portátil. En ese momento, su teléfono móvil sonó sobre la mesa de café. Ni lo miró cuando preguntó despreocupado:
—¿Quién es?

Vivian miró el identificador de llamadas y respondió:
—Es Noah.

—¿Podrías encender el altavoz?

Vivian hizo lo que le dijeron y, momentos después, la voz de Noah sonó desde el teléfono:
—Sr. Norton —habló Noah. Por alguna razón, sonaba un poco emocionado.

—Habla.

—¡He encontrado una pista sobre la niña del pasado!

Vivian se quedó atónita. «¿La niña del pasado?», se preguntó. La expresión de Finnick cambió un poco al escuchar las palabras de su asistente. Pero se apresuró a preguntar:
—¿Qué pista?

—Es una foto que se tomó en los alrededores del lugar donde ocurrió el accidente. ¿Se la envío?

—Sí, por favor.

Después de que Noah colgara, Finnick volvió a ver la página de comida. Vivian no pudo resistirse y preguntó con curiosidad:
—Err... ¿quién es la niña que mencionó Noah?

Finnick miró de reojo a Vivian. No le gustaba que los demás le hicieran preguntas sobre sus asuntos personales y se habría sentido molesto si hubiera sido otra persona. Sin embargo, se alegró un poco porque era ella. «Parece que esta mujer tiene curiosidad por mis asuntos...», se dijo.
—Me salvó una niña durante el incidente del secuestro. Por eso, la he estado buscando para recompensarla —respondió Finnick con sinceridad.

Vivian hizo una pausa mientras pensaba: «¿El secuestro? ¿Fue el caso del secuestro lo que el público pensó que había ocasionado la incapacidad de Finnick?»

Vivian sentía un poco de curiosidad, pero también podía adivinar cómo había afectado a Finnick el caso del secuestro. Era igual que el incidente que le ocurrió a ella hace dos años; una pesadilla.
Por lo tanto, no preguntó más.

El timbre sonó treinta minutos después de que él hubiera pedido la comida. Vivian abrió la puerta y vio a un repartidor de pie, nervioso, junto a la puerta, y le preguntó:
—Hola, ¿has pedido pizza?

Vivian dudó mientras miraba la caja en sus manos.
—¿Alguien pidió pizza?

—Sí —respondió nervioso el repartidor. Estaba claro que no había hecho antes ninguna entrega en la zona residencial de clase alta. Vivian agarró la pizza, firmó y dijo:
—Gracias.

Luego, entró en la habitación con la pizza. No pudo evitar preguntar:
—Finnick, ¿te gusta la pizza?

Finnick se detuvo al ver la caja en sus manos:
—¿Ese restaurante es una pizzería?

—Sí. ¿Tú qué pensabas?

Casado sin másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora