«Si fuera una mujer que adora a los ricos y lo deja todo por el dinero, no le habría salvado cuando estaba en peligro. ¿He entendido mal algo de ella estos dos años?» La frustración abrumaba a
Fabian.Cada vez que pensaba en la posibilidad de que hubiera entendido mal a Vivian, se agitaba. Sin embargo, le parecía imposible que se hubiera equivocado. Después de un largo rato de sentirse en conflicto, al fin tomó su teléfono e hizo una llamada.
—¿Hola? Soy yo —pronunció Fabian cuando se atendió la llamada—. Comprueba algo por mí.
Investígalo. Quiero la verdad.Al llegar a casa, Vivian se dio una larga ducha y se deshizo por fin del olor a desinfectante del hospital.
El sueño se apoderó de ella poco después de tumbarse en la cama. No le gustaba estar en los hospitales, así que no había dormido bien las pocas noches que había pasado allí. Ahora, por fin, estaba de vuelta. De forma inconsciente se volvió hacia el lado de la cama de Finnick. Cuando su cabeza se hundió en la suave almohada, Vivian sintió de repente el olor de Finnick. Era el olor de su champú, junto con un toque de fragancia de cigarro. Vivian sintió una oleada de tranquilidad al respirar la mezcla de aromas. De repente se sintió ávida, sin querer volver a su sitio. Acabó quedándose dormida sobre la almohada de Finnick.
Por la noche, cuando Finnick entró en el dormitorio, vio a Vivian tumbada en su lado de la cama como un gatito. Se quedó paralizado durante un segundo antes de curvar los labios hacia arriba en el siguiente. Cerrando la puerta, se levantó en silencio de la silla de ruedas y se dirigió hacia la cama.
Vivian dormía profundo y no se dio cuenta de que se acercaba. Finnick había querido arroparla con la manta, pero cuando la levantó vio la herida de su brazo; no pudo evitar fruncir las cejas.
Vivian se había duchado antes. Aunque se aseguró de mantener la herida alejada del agua, algo de agua había llegado hasta allí. La venda estaba un poco húmeda y, al dormirse tan rápido, se había olvidado de cambiarla. La insatisfacción se arremolinó en los ojos de Finnick.
«Es una adulta. ¿Por qué no puede cuidar mejor de sí misma?»Finnick había querido despertar a Vivian para cambiarle la venda, pero cuando la miró profundamente dormida -incluso estaba babeando su almohada- no se atrevió a hacerlo. Con un suspiro, recogió la medicación de la mesa que Vivian había traído del hospital y la colocó sobre la cama. A continuación, le desenvolvió despacio el vendaje.
Vivian estaba durmiendo profundo cuando sintió que alguien le tocaba la venda de la mano. Al principio, no le dio importancia, pero el dolor estalló de manera abrupta en el lugar de la herida.
Fue entonces cuando se despertó de golpe.
—iAy!En cuanto abrió los ojos, vio a Finnick sentado junto a su cama con un bastoncillo de algodón en la mano. El vendaje de su brazo estaba desenvuelto, exponiendo su herida al aire.
—¿Finnick? —Ella se puso rígida—. ¿Has vuelto?—Sí. —Finnick no la miró, sino que siguió concentrado en su tarea.
De inmediato Vivian apretó los dientes por el dolor. No pudo evitar enroscarse.
—Sé más suave.Finnick levantó una ceja.
—No estoy siendo brusco. Te olvidaste de cambiar el vendaje a tiempo, así que la herida está un poco infectada. Tengo que limpiar el pus antes de aplicar la medicación.Vivian recordó de repente que el médico le había dicho que se cambiara el vendaje dos veces al día. Sin embargo, se había quedado dormida desde que llegó a casa, así que no lo había hecho.
—Lo he olvidado —murmuró.Finnick le lanzó una mirada de disgusto. Como si la estuviera castigando, presionó el hisopo con más fuerza de la debida.
—¿Cómo puedes olvidarte de algo tan importante como esto? ¿Debo dejar que te quedes en el hospital? Es más seguro.El dolor le subió por el brazo desde la herida y el rostro de Vivian palideció. Suplicó:
—Sé que me equivoqué, pero esta vez estoy demasiado cansada. Cuéntaselo a Molly y deja que me lo recuerde.Cuando vio que el sudor se acumulaba en la frente de Vivian, Finnick dejó de inmediato de presionar con tanta fuerza. Frunció el ceño y preguntó:
—¿Tanto te duele?—Obvio. Prueba a que te apuñalen con un cuchillo —refunfuñó Vivian.
Solo fueron unas palabras de queja, pero Finnick bajó los ojos y susurró:
—Ya me han apuñalado antes.
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Casado sin más
RomanceTranscripción historia "Never Late, Never Away" Esta novela cuenta la historia de Vivian William y Finnick Norton. Vivian necesitaba desesperadamente casarse para quedarse en Sunshine City, y Finnick también estaba buscando casarse debido a que su...