Casado sin más

Capítulo 109. Eres inocente

Molly quiso ayudar a Vivian a limpiar su herida, pero ésta rechazó su oferta. Vivian no quería que Molly viera sus ojos enrojecidos, así que decidió limpiarla ella misma.

Vivian se despertó temprano a la mañana siguiente y se sintió sola al instante cuando se dio cuenta de que no había nadie a su alrededor.
«Maldita sea». Se dio unas palmaditas en las mejillas para despertarse.

A Vivian no le gustaba su aspecto en ese momento; tenía que recomponerse. Tras romper con Fabian hace dos años, juró no volver a enamorarse de nadie, aunque se casaría y tendría hijos.
«¿Voy a perderme de nuevo? No. De ninguna manera».

Vivian tomó una rápida decisión. Se levantó de la cama y arrastró unas bolsas de equipaje hacia abajo con la mano izquierda.
—¿A dónde va, Sra. Norton? —Molly estaba sorprendida.

—Hace poco a mi madre le han dado el alta en el hospital, así que pienso ir a casa a cuidarla. —
Vivian frunció los labios y miró a Molly—. La echo de menos.

—Pero aún estás herida. ¿Cómo vas a cuidar a otra persona? —Molly entró en pánico—. ¿Por qué no traes a tu madre? Puedo cuidar de ella también.

Vivian lo rechazó.
—Está bien, Molly. Mi madre no se sentiría cómoda quedándose aquí. Se lo diré a Finnick, así que no te preocupes.

Tras terminar su desayuno, Vivian llamó a un coche y salió de la residencia.
Al llegar a su propia casa, Vivian dedicó un tiempo a limpiar el espacio. Después de todo, había estado fuera durante bastante tiempo. Echó un vistazo a su reloj y decidió ir a trabajar ya que todavía era temprano. Por derecho, debería haber vuelto al trabajo, ya que su lesión era leve. Sin embargo, le dieron una semana de baja y nadie de la empresa la cuestionó.
«Debe ser por Fabian».

Cuando llegó a la oficina, Sarah y Jenny se acercaron a ella para preguntarle por su salud. Aunque Shannon y algunos otros colegas se burlaron de ella desde lejos, Vivian no dejó que eso la molestara.

Justo cuando iba a empezar a trabajar, oyó unos pasos acelerados que se acercaban en su dirección. Se dio la vuelta y vio la expresión tensa de Fabian.
—¿Sr. Norton? —Vivian se levantó enseguida de su silla. Miró a Fabian y frunció las cejas—. ¿Sí?

No estaba segura de sí su mente le estaba jugando una mala pasada, pero sentía que Fabian tenía un aspecto extraño hoy. Era como si un demonio le hubiera poseído. No tuvo en cuenta a la gente de alrededor, se acercó a Vivian y la agarró por el hombro. Fabian gruñó con voz grave:
—¿Por qué no me dijiste que eras inocente? Alguien te inculpó hace dos años, ¿tengo razón?
Vivian se quedó de piedra; se puso blanca como una sábana, sus labios empezaron a crisparse.

Miró fijo a Fabian y se quedó sin palabras. Fabian se puso aún más lloroso mientras seguía sacudiéndola.
—¿Por qué no te explicaste? ¿Por qué permitiste que te humillara y te insultara? —Fabian había llegado a su punto de ruptura.

Estaba claro que alguien le había tendido una trampa a Vivian cuando Fabian la investigó hace dos años. No podía describir sus sentimientos en este momento tras saber que la habían acusado de forma injusta. No podía imaginar el dolor y la lucha que ella había pasado durante estos años. No solo no le ofreció la ayuda que necesitaba, sino que incluso echó sal en su herida al humillarla. Al mismo tiempo, también estaba enfadado con ella por sufrir en silencio desde que se reunieron.

Estaba enfadado con ella por no haber aclarado las cosas. Fabian no podía controlar sus emociones, y por eso quería buscar hoy la confirmación de Vivian. Aunque ella estuviera en casa de Finnick, él haría un viaje hasta allí para escuchar lo que ella tuviera que decir! Pero cuando estaba a punto de salir de su despacho, se dio cuenta de que Vivian había vuelto al trabajo. A Fabian no le importaba lo que la gente de alrededor pensara de él; solo quería que Vivian le dijera la verdad.