Casado sin más

Capítulo 105. Malentendido

A estas alturas, Vivian estaba más acostumbrada a que Finnick le diera de comer, ya que él lo había hecho por ella una vez en el hospital. Ella respondió con obediencia:
—Quiero el brócoli y las berenjenas.

Finnick tomó de inmediato la comida y se la dio a Vivian.
Junto a ellos, tanto Molly como Liam estaban asombrados por la escena.
«¿El Sr. Norton está alimentando a alguien? Esto es increíble. ¡Nunca pensé que viviría para ver esto con mis propios ojos!»

Vivian tardó mucho en terminar la cena. Se sintió más que avergonzada cuando vio a Finnick alimentándola afanosamente. Con torpeza, murmuró:
—Finnick, puedo comer con la mano izquierda. Por favor, cómete la cena.

Finnick la ignoró. Solo empezó a comer cuando ella terminó su comida.
Pronto, Finnick también terminó. Cuando vio a Molly limpiando los platos, le dijo:
—Molly, Vivian tiene que cambiarse la venda todos los días. Recuérdale en el futuro.

Molly asintió. Los platos estaban en sus manos, pero no se dirigió a la cocina. Al darse cuenta de que la mujer parecía tener algo que decirle, levantó la cabeza y preguntó:
—¿Hay algo más?

—Sobre eso... Sr. Norton... —Molly vaciló, pero al ver la palidez del rostro de Vivian continuó-:
Aunque es bueno que seas cariñoso con la señora Norton, todavía está herida. ¿No deberías.... ¿No deberías ser más amable?

Molly solo tenía buenas intenciones cuando dijo esas palabras. Había oído el grito de Vivian antes y luego notó que estaba bastante pálida cuando bajó a comer. A Molly le dolía el corazón por la joven.

Tanto Finnick como Vivian se quedaron boquiabiertos. Sin embargo, eran adultos y pronto se dieron cuenta de lo que ocurría con los rostros enrojecidos y las miradas sugestivas de Molly y
Liam. La cara de Vivian se puso roja.
«Oh, no. ¿Molly malinterpretó mis gritos de dolor cuando me estaba aplicando la medicación antes?»

—Molly, en realidad... —Vivian se avergonzó con facilidad y estaba a punto de explicarle a Molly cuando Finnick la interrumpió:

—Molly, no te preocupes. —Finnick tenía una mirada tranquila—. Sé que Vivian está herida, así que estaba siendo cuidadoso con ella. Yo fui el que hizo todo.

Los ojos de Vivian se abrieron como platos.
«¿Qué quieres decir con que lo has hecho todo? ¡No solo no se sonroja por esto, sino que incluso hizo una mentira tan vergonzosa!»

Tanto Molly como Liam no esperaban que el por lo general frío Finnick dijera algo tan descarado.
Se quedaron atónitos ante sus palabras, pero pronto se recompusieron. Con una sonrisa, asintieron.
—Eso está bien. Eres considerado después de todo.

«¡El infierno es considerado!»

A estas alturas, Vivian estaba roja como un tomate. Estaba a punto de abrir la boca para explicarse, pero Finnick le apretó la mano por debajo de la mesa. Era evidente que no quería que ella dijera nada.

Así, con el rostro enrojecido, solo pudo dejar que Finnick la tomara de la mano mientras subían las escaleras.

Vivian al fin explotó cuando se retiraron a su habitación. Agarró una almohada con su mano no herida y se la lanzó a Finnick.

—Finnick, ¿qué tonterías estabas diciendo hace un momento? ¿Qué quieres decir con que lo has hecho todo? Eres... ¡Eres ridículo!

Finnick atrapó la almohada con facilidad antes de que le golpeara; no pudo evitar soltar una carcajada cuando la vio resoplar de rabia.
«Estoy seguro de que ni siquiera se da cuenta de que cada vez es más revoltosa delante de mí.
¡Incluso se atreve a pegarme ahora!»

Sin embargo, la forma en que Vivian estaba actuando le levantó el ánimo. Una sonrisa apenas perceptible se dibujó en sus labios mientras preguntaba:
—¿Qué pasa? ¿No te gusta? Pero somos marido y mujer y es normal que hagamos esas cosas en la cama. Si no, ¿cómo va a informar Molly al abuelo?

Vivian se tensó. Sus sentidos volvieron poco a poco a ella cuando recordó que Finnick le había dicho que Molly y Liam habían sido enviados por su abuelo para vigilarlos. Fue entonces cuando se dio cuenta de que Finnick había querido que Molly y Liam -y por lo tanto el anciano señor
Norton- los malinterpretaran.

—Pero... —Vivian aún sentía que su rostro se calentaba al pensar en lo que Finnick había dicho antes—. No era necesario... decir las cosas de esa manera....