Diecisiete

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                       Hyorin⛸

—¿Por qué sigo sintiendo que no avanzas? —mi madre me mira seria y mantengo mi mirada un poco apartada incapaz de sostenerle la suya. —¡Solo tienes que hacer un maldito triple lutz luego del axel, ¿por qué se te hace tan difícil? –pregunta entre dientes y a pesar de que intenta controlar la voz siento claramente su enojo–. Es que... ya no es siquiera que no consigues el triple lutz del todo, sino que además, ni siquiera estás tan coordinada, de momento te pierdes. ¿Para eso querías quedarte en la universidad? ¿Para retroceder?

—Lo siento yo... voy a concentrarme más.

—Concentrarte —repite despacio y la escucho suspirar con fuerza—. ¿Por qué no pones más de tu parte?

Estaba poniendo todo de mi parte.

—¿Por qué no te esfuerzas más?

Me estaba esforzando todo lo que podía.

—¿Por qué no eres como yo?

Porque no soy tú.

Intento reprimir las lágrimas tragando fuertemente e intentando ignorar el eco que me provocaron todas sus palabras.

—Faltan como cuatro horas para que la pista cierre. Empieza de nuevo, y vamos a ir perfeccionando otra vez la coreografía hasta que esté perfecta. Ya que todo el resultado que mantenías lo volviste a atrasar, ahora comenzarás de nuevo. Al centro —indica y suspiro fuertemente patinando hacia el centro y esperando que la intro inicial de la canción comenzara a sonar en el lugar para empezar con la coreografía.

Para cuando regreso a la universidad es de noche, ya había pasado la hora de comer pero siendo sincera lo menos que tenía era apetito. Me detengo frente a las escaleras que daban entrada a la residencia de chicas, me siento en uno de los escalones y pongo mi bolso a un lado sacando mi celular y realmente no pienso en el horario y en la diferencia que había entre Estados Unidos y Corea; solo sabía y pensaba en que necesitaba escucharlo a él.

Mantengo mi cabeza apoyada sobre mis brazos mientras el tono suena indicando la llamada que se realizaba.

—¿Hola? —pregunta mi papá al atender con voz baja, ronca y peresoza. Como si se hubiese acabado de levantar.

—Lo siento —musito—. Sé que debías estar durmiendo pero... realmente quería llamarte.

Tarda unos segundos.

—¿Hyorin? —pregunta—. ¿Estás bien cariño? ¿Pasó algo?

—No. Solo te extrañaba.

Lo escucho suspirar.
—Yo también te extraño cariño. Discúlpame he estado muy ocupado, y cuando voy a llamarte recuerdo que los horarios son diferentes y discúlpame de verdad. ¿Cómo estás? ¿Estás bien?

—Mhm. Estoy bien...

—¿Segura? —insiste—. No estás enferma ¿cierto? ¿Cómo va el patinaje, la universidad? ¿Está en serio todo bien?

—Está todo bien, papá —y claramente no era del todo cierto pero no quería preocuparlo.

—Hyorin yo... yo sé, que estoy distante —comienza a decir y lo escucho en silencio dejándolo hablar—, pero te amo mucho y quiero que sepas que independientemente de la distancia y del gran mar que nos separa estoy para ti. Incluso estando a millas de ti, cuando me necesites llámame y cuentame todo. Yo iré a ti pase lo que pase. ¿Entendido?

Controlo las ganas de llorar que me provocó eso y asiento, aunque no me pueda ver. Porque en el fondo, necesitaba estar con él y con Yoongi. Necesitaba respirar, estar sola, sentirme yo. Pero por otra parte, parecía incapaz de permitirme hacer eso.

Burning Ice |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora