Treinta y nueve

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JungKook 🥊

Me miro frente al espejo luego de la pelea en la que participé, en la que me vi obligado a participar para comenzar a pagar la deuda de mi padre. Había ganado sí, pero era consciente de que empecé. Y una vez que empezara no tenía vuelta atrás. No quise ser así ni con mis hermanos, mis amigos, menos con Hyorin y tampoco con el ahjussi, pero sentía que esa era la manera que tenía para guardarme lo que pasaba y que ellos se mantuvieran lejos de esto. Este era mi asunto, era mi problema y era yo quien debía encargarse, no nadie más.

Vuelvo a mirarme en el espejo y peino con una de mis manos mi pelo observando que tenía una ceja partida, el labio roto cerca de la comisura y mi rostro estaba hinchado. Paso mi mano sobre mi frente tragando fuertemente porque en unas horas despediría a Hyorin y no estaba seguro de si era buena idea que me presentara de esta forma en el aeropuerto. Y había usado máscara, pero eso no impidió que los golpes se realizaran.

Dejo ir un suspiro y abro el grifo mojando mis manos y continuamente mi rostro para despabilarme. Alcanzo la gorra, el cubrebocas y me pongo estos antes de salir. Cuando abro la puerta, me encuentro a Chang Dayoo allí quien me mira en el instante. Sonríe ampliamente incorporándose y aprieto mi mandíbula cerrando la puerta tras de mí mostrándome apático hacia él.

—Hasta que al fin sales —dice—, no me sorprende que Jun te haya tenido todo este tiempo. Tú sinceramente vales oro.

Lo miro serio y paso de él comenzando a caminar.

—Solo porque eres bueno boxeando no me molestaré con tú actitud grosera. Pero ten presente que mi paciencia también tiene un límite.

Ignoro lo que dice y continúo con mi camino. Mantengo mi cabeza baja en lo que salgo del lugar y sin darme cuenta choco con alguien. Esa persona iba con cubrebocas y gorra igual que yo. Me dedica una reverencia de disculpa sin emitir palabra y yo sólo le devuelvo una inclinación de igual manera sin decir nada tampoco y continuar con mi camino. No quería que hubiera coincidencia y alguien me reconociera por lo que había dejado la motocicleta estacionada en otro lugar bastante apartado de aquí.

Para cuando llegué a mi habitación, Jimin dormía profundamente así que traté de hacer el menos ruido posible. Entré al cuarto de baño, tomé una ducha y estuve unos diez minutos allí adentro pensando. Abrí el estante de cremas que Jimin y yo compartíamos y tomé una pomada que se usaba para evitar que las heridas se infectaran aplicando un poco en la ceja y en el labio. Apagué la luz y con el mismo cuidado con el que entré me dirigí hacia la cama cubriéndome con el edredón dispuesto a dormir.

Esperé que Jimin se fuera para levantarme. Sabía que si me veía y notaba los golpes vendrían las preguntas y honestamente no estaba para eso. Cuando me preparé volví a aplicar pomada en las heridas y añadí una bendita en la ceja partida. Compré algo de beber y un sándwich en la cafetería y opté por hacer ejercicio en el gimnasio de la universidad.

🥊

—Jeon —Jimin toca la puerta del cuarto de baño.

—Ya salgo —es mi respuesta.

—Tranquilo, no hay apuro. Es sólo para saber si vas a despedir a Hyorin. Espero que sí —dice.

—Voy a ir.

—Está bien.

—¿Tú irás?

—Por supuesto. Es para irnos juntos.

—Ah. Está bien —solo digo.

Sabía que ir a verla mientras usaba cubrebocas era bastante obvio para que ella se diera cuenta. Pero por ahora parecía ser la única manera que tenía si quería ir a despedirla. Porque realmente quería hacerlo, y esto no debía ser un obstáculo.

Burning Ice |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora