Veintinueve

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                      Hyorin⛸

Me desperté muy temprano. Recién eran las 6:00 de la mañana. Me levanto y Chaeeun había dejado un cepillo de dientes para mí así que es lo único que uso y me apresuro en arreglarme tan siquiera el pelo para ir a la universidad; cuando llegara dabía comer algo y tomar una ducha porque dentro de algunas horas iba a tener entrenamiento con mi madre.

Antes de irme, pasé por la habitación de Jungkook y abrí solo un poco la puerta viendo que aún dormía. Esperaba que ya estuviera mucho mejor. Vuelvo a cerrar la puerta con cuidado y bajo las escaleras en puntillas para no crear ningún ruido. Creí por un momento que nadie estaría despierto a esa hora, pero el señor llamado Keonho al cual conocí brevemente el día anterior sale de la cocina atrapándome infraganti.

Me detengo cuando me mira y le dedico rápidamente una reverencia.

—¿Ya te vas?

—Sí. Tengo algunas cosas que hacer.

—Al menos deberías quedarte para desayunar. —Negué de inmediato moviendo una de mis manos.

—No se preocupe, comeré algo en la universidad.

—Te preocupas mucho por Jungkook ¿cierto? —me interrumpe y lo miro—. Eso fue lo que me pareció ver cuando insististe en quedarte ayer para cuidarlo.

—Él ha sido muy bueno conmigo en estos últimos meses —respondo sinceramente; el hecho de que lo conociera desde hace muchos años antes, hacía que mis ganas de estar cerca de él aumentaran (eso me lo reservo)—. Estar para él es algo que quiero hacer.

Asiente despacio ante mis palabras.

—Es bueno saberlo. Jungkook intenta reservarse mucho sus sentimientos y problemas así que estará bien para él tener alguién en quien confiar. Cuídalo mucho ¿mhm?

Asiento con una corta sonrisa y entonces le dedico una reverencia para despedirme y seguidamente salir de la casa.

Todavía no podía creer realmente que él fuera ese chico que conocí cuando tenía seis años. Mientras iba en un taxi hacia la universidad no dejaba de pensar en que eso había sido hace tanto tiempo y él sabía que yo era esa chica. ¿Cómo? Yo siempre lo recordé, siempre pensé en ese niño que había conocido y el cual desée que fuera feliz y que sobre todo estuviera con su madre. Jungkook tenía una familia que lo quería, un padre preocupado y varios hermanos que parecían estar pendientes de él pero su madre al final había terminado dejándolo allí y no me imaginaba que tan difícil habría sido para él. Al punto de que ahora esa era la razón por la que ni siquiera podía entrar a una pista de patinaje.

¿Por qué no fui capaz de conocerlo a él cuando él me reconoció a mí tan fácil durante todo este tiempo? Necesitaba saberlo.

—¿Cómo está entonces Jungkook? —me pregunta Yujin cuando yo me preparaba para volver a salir y encontrarme con mi madre para patinar.

—No lo vi bien antes de irme pero debe de estar mejor. En la noche su temperatura había mejorado.

—Eso es bueno —suspira—. Pero hay algo que aún no me has dicho. ¿Por qué fuiste a verlo?

—¿Recuerdas la figurita que te enseñé? La que estaba en posición de boxeo.

—Sí... La que te regaló un niño ¿no?

—Ese niño es Jungkook.

Ella abre un poco sus ojos sorprendida.

—¿Qué? —pregunta—. Pero... ¿sabías que era él?

—No, lo descubrí ayer.

—Dios... ¿y cómo? Explícame todo que no estoy entendiendo nada.

•••

Burning Ice |𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora