chapter twelve.

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5 de agosto, 2022.

real life, messages.
capítulo doce — linda.

Eran las 12 de la tarde, y Emilia estaba haciendo despensa, ya que desde que se graduó no había ido de compras. Tenía los audífonos puestos y la música fuerte, pero pudo sentir como una persona le tocaba la espalda.

— ¿Eres Emimi? — cuestionó la chica en cuestión. Era una pelinegra de unos 15 años, aproximadamente.

— Sip, soy yo — sonrió.

— ¿Nos podemos sacar una foto? — preguntó la menor, muy nerviosa.

— Si, claro — aceptó para luego posar.

— Me encantan tus directos, siempre los veo — sonrió nerviosa.

— Ay, muchas gracias — Emi agradeció, enternecida.

— Gracias a ti por siempre tener ganas de hacerlos, me haz ayudado mucho a combatir con mi depresión — la menor se había emocionado.

Emilia no supo qué decir, porque no podía solo decirle "no llores" luego de que la chica le dijera semejante confesión. Era algo muy profundo, porque ella también había lidiando con esa enfermedad en un pasado, ahora viviendo algunas secuelas.

— Ay, gracias. ¿Quieres un abrazo? — ofreció, al ver a la pelinegra con los ojos llorosos. La chica asintió levemente, y luego de un corto abrazo, volvió a hablar. — ¿Cuál es tu nombre?

— Me llamo Camila — confesó.

— Mira, Camila. Las cosas mejoran, ¿okay? No sé como ha sido tu proceso con esto, pero estoy feliz de que sigas en este mundo — le sonrió. — Y todos merecemos ser felices.

La menor le dedicó una sonrisa, para luego limpiarse las lágrimas.

— Gracias, Emi. Bueno, yo me tengo que ir, mi mamá me está esperando afuera — apuntó.

— Tranquila, ve. Cuídate mucho — se despidió.

Emilia sonrió intensamente, ya que amaba lo linda que era su comunidad con ella. Podían bromear, podían chismear, podían charlar y cuando se conocían, era lo mejor. Sentía la necesidad de meterlos a todos en un frasquito de vidrio para protegerlos de todo lo malo del mundo, como le había pasado a la chica que acababa de conocer.

"Okay, me faltan Cheetos, Coca Cola, un vidón de agua y las croquetas de Koko" pensó, para no olvidarlo.

Era muy mensa a veces.

Luego de pagar y llevar las cosas a su carro, le llegó un mensaje. Era de Ari.

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