𝗔𝗟𝗚𝗢 𝗖𝗢𝗡𝗧𝗜𝗚𝗢; rivers gg

chapter sixty.

27 de julio, 2023.

real life, social media.
capítulo sesenta — palermo (part three: break).

EMILIA's pov.

Me levanté gracias a que Kokone necesitaba comida, hoy no tenía más planes que ver a mi madre. Habíamos mejorado un poco la convivencia con mi familia, no tanto para hablar por teléfono, pero lo suficiente como para estar en el mismo cuarto juntos.

Mi mamá estaba empeorando, el dia de mi cumpleaños había estado muy decaída y se notaba, porque era el dia en el que yo cumplía años. Eso significaba que su partida no estaba tan lejos como todos pensábamos.

— ¡Mica, voy a la clínica! — exclamé hacia la castaña, quien estaba dentro del baño.

— ¡Okay! ¡Me llamás cualquier cosa! — me respondió ella, desde la ducha.

Le di amor a Koko antes de salir del departamento.

A las 12 de la tarde pedí un uber hacia el hospital en el que estaba y apenas llegué me dirigí a su cuarto. Al entrar al cuarto me encontré a mi padre y a mis hermanas llorando. La máquina que se encargaba de registrar los latidos de su corazón hacía su distintivo sonido, pero mucho más lento comparado a los otros dias.

— ¿P-por qué lloran? — pregunté, bastante sacada de onda.

— Mamá p-parte hoy — dijo Mora, entre lágrimas.

Mis ojos se humedecieron y pude por fin entender todo. Mi madre estaba postrada en su cama, solo que con los ojos cerrados.

— N-no va a despertar, Mayita — confesó Mateo, mi padre.

— ¿C-cómo que no va a despertar? — solté dos lágrimas de una.

— Sigue viva, pero no va a despertar. El cáncer ya invadió la mayoría de sus glándulas mamarias, no podemos hacer nada al respecto más que esperar a que parta en paz.

Me acerqué a mi padre y lo abracé. Era el primer abrazo que le daba desde hace años.

Rompí en llanto con el. Estaba demasiado triste, porque a pesar de que no me había tratado de la manera correcta, no merecía esto. Susana no merecía sufrir lo feo que es un cáncer de mama, y definitivamente mis hermanas y mi padre no merecían el dolor de perderla para siempre. Si me dolía mucho a mí, no podía imaginar cómo les dolía a ellos.

— Y-a todos n-nos despedimos, solo faltás vos — dijo Andrea.

— ¿Y-yo? — sollocé, a lo que ellos solo asintieron. — N-no sé cómo d-despedirme.

— Solo... Te vamos a dar un momento a solas con ella — confesó mi padre. — Tenés que despedirte de tu madre.

Mi familia se retiró del cuarto, dejándome al lado de la camilla. En esa camilla estaba la mujer que me había dado la vida, totalmente inconsciente.

— Y-yo no sé cómo empezar a despedirme, S-Susana, yo...

Me senté en la silla que estaba al lado de ella, y aunque no me dio la mejor vida, no sabía cómo despedirme de ella.

— Me lastimaste muchísimo con lo que hiciste. T-te miraba con ojos de admiración, me formaste, me criaste, para luego botarme y dejarme a la suerte. Nunca me sentí orgullosa de ser quien era — sollocé nuevamente — por todo eso. Yo era muy susceptible, e intenté cambiar todo para que me aprobaras. Para que me quisieras. Ahora, me resultó increíble que quisieras contactarte conmigo, en parte porque creo que nunca voy a poder dejar ir todo lo que hicieron, y también porque no podía creer que habías cambiado y que querías tenerme de nuevo como tu hija. Estos dias he intentado relacionarme más contigo, porque estaba mentalizada de que ibas a irte de este mundo. Me lastimaste mucho, pero realmente cambiaste y te esforzaste en relacionarte conmigo. No puedo decir que te quiero mucho, o que vuelvo a sentir ese lazo que teníamos, pero puedo decir que te perdono. Aún me cuesta un poco dejarlo ir, pero voy a intentar hacerlo por mi y por ti.