social media, real life. capítulo sesenta y seis — universal.
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— Me enteré de que volviste a jugar — comentó Rivera mientras tomaba de su raspado.
Emi sonrió al saber que Samantha había visto su post.
— Dios, cómo amo el hecho de haber vuelto al fútbol. No juego como antes, creo que estoy jugando mejor. Y lo estoy disfrutando más de lo que hacía cuando estaba más pequeña.
— Me alegro por ti.
La castaña asintió y luego hubo un silencio muy largo. Ninguna de las dos se atrevía a hablar.
— Hey... — la rubia inmediatamente dirigió su mirada a la menor, prestándole atención. — Sobre lo de Palermo...
— No, no me tienes que explicar nada. Siempre haz sido y siempre vas a ser libre de hacer tus cosas, Emilia. Solo que el contexto no era el mejor — intentó expresar.
— Lo siento de todas maneras.
— Creo que hay cosas que podemos hablar para poder estar bien y estar a gusto con nuestros amigos.
Y la mayor tenía razón, ya que su círculo era prácticamente el mismo. Los amigos de una eran los amigos de la otra. Y viceversa.
— Ya pasó todo, quédate tranquila — la tranquilizó Rivera con una sonrisa, la cual Emilia no tardó en responder.
— Es solo que no puedo dejarlo ir — soltó la menor.
No podía dejar ir muchas cosas, si era honesta.
No podía dejar ir a la rubia.
— ¿Qué es lo que no puedes...? — gesticuló, con las cejas alzadas. Estaba sorprendida por lo que le había confesado. Y no podía creerlo. Pero las interrumpieron.
— Oigan, los chicos están yendo hacia ese lado — Micaela llegó, y apuntó hacia un lado del parque —, deberíamos ir.
— Si, vayamos — dijo la mayor, algo molesta.
Samantha ardía por dentro, no podía creer que esa colada había ido al recorrido por Universal. La menor de las Garza se dio cuenta, pero el resto no. La misma soltó una risa ante la expresión y la mandíbula tensada de su amiga.
— ¿De qué te ries? — preguntó la rubia, aún molesta con el resto del mundo.
— No, nada. Es que se te nota en la mandíbula, morra — rió nuevamente.
— No — mintió la menor.
Se sentía mal de que Emilia la había reemplazado con otra chica, en menos de 3 meses ya tenía a alguien nuevo con quien estar. Estas iban caminando con los brazos entrelazados y su ex-amigovia tenía su cabeza posada en el hombro de la chica que casi no conocía.
— V-voy a hacer stream — le dijo a su amiga y se dirigió a una silla con una mesa para buscar sus cosas.
Ari le asintió y sintió algo de pena por ella. Por otro lado, Juan traía un perro inflable.
— Ramón, ven acá — llamó al globo.
— ¿Quién porongas es Ramón? — rió Mica.
— Mi perrito, mírenlo — lo mostró con una sonrisa de niño chiquito.
— Está feo — bromeó Emimi, con una cara seria.
— Tú eres fea, Emilia — le respondió Guarnizo, sacándole la lengua.
— Hey, no le digas fea — lo regañó su esposa, con el ceño fruncido y pegándole un zape en el brazo. — Por cierto, tú querías perro, yo no quería perro — se acercó más a el.
Rivers lo documentó todo con su stream. Esta ya se sentía mejor. Pero aún no se le quitaban los celos de que su ex-amigovia ya estuviera con otra. Esa debería ser ella, no la llamada Micaela. Ese debería ser su lugar. Su lugar. Solo de ella y de nadie más. Quien la hacía suspirar en el momento, quien la hacía soltar sonidos que nadie había oído y sentir mil y una cosas era la rubia, y en el fondo lo sabía.
Pero ahora estaba ella en su lugar.
En el suyo.
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— ¡Ah, weon, conchetumare! — maldijo la castaña.
Ya estaban dentro de una casa de terror.
— ¡Mierda! — se asustó la chica a su lado. La argentina.
— ¡Puta, puta, aléjate! — exclamó Juan.
Emi sentía la mirada de su ex casi algo encima de ellas, pero intentaba ignorarlo.
A pesar de que la mirada de Samy fuera profunda, penetrante y posesiva.
𝗻𝗼𝗮 speaks!
este cap es MUY corto porque después se viene otrooo :,) y además no quería escribir este cap, porque se vienen cositas y quiero que se vengan AAAAAA
