chapter seventy eight.

1.6K 136 20
                                    




14 de noviembre, 2023.

real life, call.
capítulo setenta y ocho — ¿qué hago?


SAMANTHA's pov.

Hace unos dias hablé las cosas con Emilia y decidimos volver a ser amigas, como antes.

Eso me hacía muy feliz.

Era el inicio para volver a sentirme completa de nuevo. Nunca lo iba a admitir, pero sentía que ella me hacía sentir especial. Estoy bien sola, pero con Emi estoy mejor. Eso es lo que siento.

Sé que, por más que quiera volver a estar con ella no se puede. Ella no lo quiere así, o me lo habría dicho ese mismo dia. Yo soy muy penosa como para hacerlo, me da miedo cagarla. No hemos hablado sobre nuestros momentos en el estadio, y mucho menos sobre la vez que fui a su casa y terminamos durmiendo en la misma cama.

Me estaba enfermando de ella, me estaba enfermando de tener tantas preguntas sobre lo mismo.

¿Al menos le dolió alejarse tanto de mi? ¿Le dolió haberme ocultado algo así de grande? ¿Le costó al menos aceptar que estaría lejos de mi por tanto tiempo? ¿Le importó lo que tuvimos?

¿Le gustaría recuperar eso último?

Me estaba carcomiendo demasiado la cabeza, pero no podía pensar en algo más. Estaba recostada en mi cama, en posición fetal. No era tarde, eran las 12 de la tarde y no esperaba ninguna llamada, hasta que sonó mi teléfono.

Era Valdo, llamándome. Me senté para contestarle más a gusto.

— Hola, enano — me saludó. Se escuchaba sonriente.

— Hola — lo saludé de vuelta.

— ¿Quieres salir a almorzar? Con Roier conocí un lugar de pastas bien rico y hace tiempo no salimos, entonces te extraño un buen — reí levemente.

— Lo siento, mojón. No estoy de humor — dije algo triste.

— ¡Pero cómo! — exclamó, haciendo que aleje mi teléfono de mi oreja. — ¿Qué pasó con el Emilio ahorita? — rodé los ojos ante su manera para referirse a Emilia.

— N-nada, wey, te lo prometo.

— Acabas de tartamudear, pendejo. Te conozco, estás mintiendo. Te va a crecer la nariz como Pinocho, pinche enano mamawebo.

— Hey, no hace falta que me trates feo — lo regañé.

— ¿Por qué me mientes? ¿Acaso ya no soy tu mejor amigo y ahora es el pinche Zilverk? — preguntó en broma. El Osvaldo se caracterizaba por ser bien celoso conmigo. Cuando empecé a hablar con Emi hizo lo mismo.

— Pendejo, no. N-no estoy mintiendo.

— ¡¿No ves, pendeja?! Estás mintiendo. Voy a tu casa ahorita mismo, llego al toque.

El castaño cortó la llamada y me volví a poner en posición fetal. Luego de unos minutos sentí como la puerta se abría exageradamente, y el sonido de un portazo hizo que me asustara.

— ¡No golpees mi puerta, imbécil! — exclamé, pero no recibí respuesta. — ¿Mojón? — nuevamente no recibí respuesta alguna.

Me paré de la cama sigilosamente y agarré la escoba que estaba en el pasillo. Avancé con esta, en posición para defenderme. Quizás si era Osvaldo y me estaba jugando una mala broma, pero prefería prevenir que lamentar.

— ¡No es chistoso, wey! — volví a exclamar, sin recibir respuesta.

Me asomé a la cocina y no había nadie, pero al ir a mi setup vi una sombra. Antes de abrir la puerta me preparé para pegarle a lo que sea que fuera eso, y cuando lo hice, le pegué en el entrepierna.

𝗔𝗟𝗚𝗢 𝗖𝗢𝗡𝗧𝗜𝗚𝗢;     rivers ggDonde viven las historias. Descúbrelo ahora