chapter eighty one.

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19 de noviembre, 2023.

real life, messages.
capítulo ochenta y uno — ¿estás bien?

EMILIA's pov.

Amanecí con resaca, de nuevo. Ir al antro aquí en México era muy distinto que ir a uno en España, entonces había más alcohol y más cosas para tomar.

Obviamente, me curé.

A diferencia de la vez que pasó lo que pasó con Rivers, esta mañana si sé porqué amanecí abrazada y a su lado. Fue porque estábamos muy pedas y pedimos un Uber a su casa, porque me invitó a dormir.

Fue así, ¿no?

Si, si, estoy segura de que fue así.

Solamente la ví dormir. La escuchaba suspirar mientras estaba en ese estado tan pacífico. Hacía mucho rato que no veía su bello rostro tan detalladamente, me tomé mi tiempo de hacerlo. Me impresiona que, cada vez que la veo, encuentro algo nuevo en ella. Un lunar, pecas, un ligero rubor o su pelo más ondulado de lo normal. Siempre veía algo nuevo. La noche anterior había sido tan torpe de dejar la ventana abierta, pero en realidad lo disfruté en ese instante, porque la brisa se sentía perfecta. No era fría, tampoco tibia. El sol de la mañana brillando en su piel, y mis sábanas color blanco la cubrían por completo.

Te encargo el frío de Monterrey, cabrón.

En fin, volviendo con lo lindo. Mis sábanas nos cubrían por completo. Me sentía sana y salva debajo de ellas. Y sabía que ella también, aunque solo me viera como su amiga.

Se empezó a mover en señal de que ya despertaría. Sonreímos al mismo tiempo al vernos.

— Buenos dias, Mimi — saludó con esa voz adormilada que no escuchaba hace tiempo.

— Buenos dias, Samy.

— ¿Qué haremos hoy?

— Hoy vamos a comer y hacer stream, porque tenemos que chambear.

— Yo siempre trabajo, no mames, Samantha — le pegué en la cara con una almohada.

— Ey, no me estés pegando — me gritó y empezó a hacerme cosquillas.

— ¡Ya! ¡Ya! — exclamé, cagada de la risa. — ¡Ya, wey!

— Para que veas que no me tienes que tratar feo — me apuntó con el dedo.

— Voy a hacernos desayuno.

— Bueno, yo chingo a mi madre entonces — bromeó.

— Ya, rubia, no empieces con tus pelotudeces.

— ¿Pelotudeces? ¿Qué pelotudeces? Yo quiero estar aquí contigo — se acurrucó conmigo.

Rivers acurrucada a mi lado. ¿Quién lo diría?

— Ya, unos minutos más — ella celebró con un sonido indescriptible. Pero era muy tierno.

— Gracias. Y perdón por estar así de chiclosa.

— No te disculpes, mensa. A mi me gusta la gente empalagosa, porque yo también soy un poco pegote con las personas. Por ejemplo, siempre soy así contigo.

— Menos cuando te enojas por boludeces — rodó los ojos lentamente. Yo abrí la boca y subí las cejas por el comentario.

— Pendeja, no me enojo por boludeces. Que me llames por mi primer nombre y que me trates feo cuando nos vimos después de... Estar juntas no es una boludez — negué.

𝗔𝗟𝗚𝗢 𝗖𝗢𝗡𝗧𝗜𝗚𝗢;     rivers ggDonde viven las historias. Descúbrelo ahora