chapter forty three.

1.7K 138 5
                                    

3 de mayo, 2023.

real life.
capítulo cuarenta y tres — anillo.

Unos dias luego de volver de Coachella, un 3 de mayo exactamente a las 11 de la mañana fue cuando Emi despertó, con la mejor imagen que podía tener.

A su lado estaba Samy envuelta en sus sábanas, con su pelo rubio cayendo por sus mejillas, estas seguían algo rojas y las marcas que la mayor había dejado en su cuello aún no desaparecían.

Se estaba enamorando de ella.

Solo que tenía algo de miedo de cómo sería luego de que Samantha saliera del clóset con sus fans. ¿Qué pasaría si cayera hate por el simple hecho de tener una novia? ¿Qué pasaría si ella terminara con ella repentinamente?

Una vibración en su teléfono interrumpió sus pensamientos.

Hola, MayitaMe queda poco tiempoQuiero verte, por favor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Hola, Mayita
Me queda poco tiempo
Quiero verte, por favor

qué me asegura que no vas a echarme del hospital?

No lo haré

y papá?
y mora?
y andrea?
hablando de andrea, me habló hace un tiempo para insultarme y decirme puras mamadas

La voy a regañar
Disculpa por eso

susana, no sé si sea muy prudente que vaya
están todos mal allá

Por favor
Es mi deseo antes de morirme

solo...
voy a pensarlo

Gracias
Tengo hasta tu cumpleaños, más o menos calculando cuánto me queda de vida

hasta mi cumpleaños?
chucha
okay
déjame pensarlo bien

Okay
Te amo, hija

— Hola — escuchó un susurro. Era de la rubia.

— Buenos dias, Sam — dijo en un tono grave y rasposo. — Me duele todo — confesó, con un tono quejoso.

— Anoche no decías lo mismo.

— Cállate, que me chiveo — se sonrojó. — Igual sirvió. la pasé bien anoche — confesó con el sonrojo aún más fuerte, recordándolo todo.

— Si, estuvo bueno. Tengo sueño — se acurrucó la menor.

— Durmamos un rato más y luego me haces el almuerzo — pidió Rivera.

— Solo porque te quiero.

— No mames, ¿eso lo hice yo? — Rivera dijo con asombro, dándose cuenta de las marcas que tenía Emilia en su pecho.

— ¿Qué...? — cuestionó Martinez, para luego mirarse el pecho. — Samantha, no mames, pinche hormonal, ahora no voy a poder usar tops ni nada — la regañó.

— ¿Para qué vas a usar tops? Puedes usar una sudadera mía y sirve igual — ofreció Samy.

— De hecho, hablando del tema, ¿préstame una para quedármela? A la de color piel se le acabó tu olor — pidió la menor, con una sonrisa de niña chiquita.

— Después, ahora aprovechemos y quedémonos así un rato — se acurrucó la rubia.

Emilia solo le correspondió. Sabía que Samy no era muy fan del afecto físico, por lo que siempre que demostraba quererlo o necesitarlo, se lo correspondía. El aroma a perfume del día anterior y el pelo ondulado del que se estaba enamorando la hacían darse cuenta que ella era un pedacito del cielo en la tierra.

La peor parte de estar así, era que tarde o temprano tendrían que separarse.

2 pm. Una alarma sonó.

— No mames, Emilia, apaga la puta alarma — la regañó Samy, con los ojos entrecerrados y las sábanas por debajo de los pechos.

— Perdón, es que la tengo para darle la comida a Kokone — se disculpó, para apagar el teléfono y volver a mirarla.

— Voy a hacer unas maruchan — dijo Samy, para ir a la cocina. Se puso una sudadera de la castaña y buscó unos fideos instantáneos en los gabinetes.

Encontró una cajita pequeña, de terciopelo.

Una Emi apresurada salió del cuarto para dirigirse a la cocina.

— Mierda.

— ¿Qué es esto? — preguntó Samantha.

— N-no es nada, es algo que te compré hace poquito porque ya había sido el aniversario de... La primera vez que nos besamos.

Samy hizo un puchero, ya que nunca nadie le había dado un regalo por una fecha tan linda. Ni en 3 años Félix pudo hacerlo.

— Puta madre — maldijo.

— ¿Lo puedo abrir?

— ¿Lo quieres abrir?

— Obvio.

— Ábrelo.

Abrió la pequeña caja con cuidado y amor, para encontrar un pequeño anillito de plata. O por lo menos, de ese color. Con un pequeño cristal negro en la parte de adelante.

— Me dijiste que querías un anillo aesthetic — comentó Emi, muy tímida.

— Mimi...

— No es mucho, pero espero que te guste.

— Gracias, mi amor — se dio vuelta para abrazarla y luego plantarle un beso en los labios.

La chica le sonrió y la mayor se dio cuenta de algo.

— Emi, me estoy enamorando de ti.

Luego de unos segundos, la castaña le respondió.

— Yo también.















𝗻𝗼𝗮 speaks!

por puro amor al arte subo este cap

lxs quiero cabrones, estoy d viaje d nuevo en un hotel, asik si no estoy tan pendiente es x eso

dejen su voto y comenten, eso me anima más para escribir ahora que no me estoy sintiendo tan bien mentalmente <3

𝗔𝗟𝗚𝗢 𝗖𝗢𝗡𝗧𝗜𝗚𝗢;     rivers ggDonde viven las historias. Descúbrelo ahora