CAPITULO 9

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MARATON 2/2

Adam

Dos.

Esas son las horas que llevo esperando a que Bethany baje a cenar, pero no lo hace y la cabeza comienza a dolerme debido al estrés. ¿Donde carajos se ha metido?

No ha contestado a los mensajes que le envié y entre eso, y los nuevos problemas que están surgiendo en el trabajo me va a dar urticaria. Detesto que me ignoren pero en vez de enfadarme, como lo haría con el resto del mundo, siento un nudo en el pecho.

No lo aguanto más, alejo los platos de la cena que había preparado de mala manera y me dirijo hacia las escaleras. Llego a la puerta de su habitación y me contengo para no abrirla de malas manera; en su lugar, pego la oreja y escucho en silencio.

Nada. No se oye absolutamente nada, y eso me pone los pelos de punta. Agarro la manilla y entro solo para encontrarla temblando bajo las sábanas de su cama. Tiene el ceño profundamente fruncido y los labios apretados, al igual que sus manos, que agarran las sábanas con fuerza.

Mi primer instinto es ir a buscar una manta para cubrirla y asi deje de tener frío hasta que un par de segundos más tarde me doy cuenta de lo que le sucede en realidad: Está teniendo una pesadilla.

No puedo despertarla, si lo hiciera se que comenzaría a hacerme demasiadas preguntas para las que no tengo respuesta. La primera sería qué narices hago aquí, en su habitación, pero ni yo mismo lo sé. Por eso la destapo despacio y con suma delicadeza la cojo en brazos para llevarla conmigo hasta el sillón que hay al lado de la ventana y taparla para que las bajas temperaturas de la noche no le afecten.

No se que cojones estoy haciendo, solo me dejo llevar por lo que me pide el cuerpo que haga, y es acercar a Bethany lo máximo posible a mi. Imaginaba que no funcionaria para calmarla, incluso temía que la pudiera despertar, pero su temblor comienza a disiparse en cuanto entierra la cabeza en el hueco de mi cuello y aspira mi olor. La dejo hacer, si eso es lo que necesita será lo que le daré.

Al igual que en la noche de ayer, las horas pasan y yo continuo con ella entre mis brazos. Hace tiempo que ha vuelto a conciliar el sueño y duerme con tranquilidad y plácidamente pero aún así, yo no la suelto. Me juré a mi mismo que esto no se volvería a repetir pero se siente demasiado bien como para privarme y hacer lo correcto.

Cuando los primeros rayos de luz de la mañana comienzan a hacerse presentes es cuando la dejo de vuelta sobre la cama. Su hora de despertar se acerca y yo no debo estar aquí cuando eso suceda.  Me voy de la habitación no sin antes apartar los mechones rebeldes que yacen sobre su rostro y besar su frente.

________

El trabajo me tiene malhumorado. Todos son unos idiotas incompetentes que no saben hacer nada aparte de lamerme el culo. Quiero soluciones, no excusas baratas.

Desde hace unos días las cámaras de seguridad de la empresa están a falta de imágenes y pequeños minutos, como si alguien las hubiera hackeado para que dejaran de grabar. Mis empleados no son capaces de descubrir la verdad por lo que me veo en la obligación de hacerlo yo mismo.

Pero no es solo el trabajo lo que me tiene de este humor, también es Bethany. Últimamente todos mis pensamientos terminan recayendo en ella sin importar lo que esté haciendo.

La imagen de ella temblando entre mis brazos mientras algo que no sé qué es la atormenta, me desestabiliza y se repite una y otra vez en mi cabeza. No me gusta no obtener respuesta a todas mis preguntas y respecto a Bethany, mis dudas son infinitas, no cesan. Se que hay algo, o varias cosas que teme, lo supe desde el primer momento en el que mis ojos conectaron con los de ella en la oficina, desde la primera vez que la vi pude ver a través de ella; aunque no tanto como quisiera.

AMOR POR CONVENIENCIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora