CAPITULO 30

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Bethany

¿Sabéis ese momento en el que el pánico os paraliza de tal manera que lo único que sois capaces de escuchar son los latidos frenéticos de vuestro corazón?

Bueno pues así es como me encuentro ahora mismo, el aire no me llega, mi cabeza no responde y la vista se me pierde y vuelve borrosa mientras observo las cartas que Adam sujeta entre sus dedos.

–Tu... No tenías derecho a ver eso... –susurro con la voz temblorosa tratando de arrebatárselas.

Siento que acabo de desprenderme de un pedazo de mi misma y lo peor es que no ha sido por gusto o elección propia sino porque ha sido arrancada por la persona en la que más confío sin previo aviso, y eso es lo que me duele.

La razón por la cual no le he contado esta historia sobre mi pasado es la vergüenza y el miedo que siento sobre lo que pueda llegar a pensar sobre mi después de saberlo. Son muchas las personas que juzgan a las que tienen ideas y pensamientos suicidas diciendo que solo buscan una llamada de atención. Pero no es así, sobre todo teniendo depresión.

No buscaba la cortesía de nadie, solo paz, era lo único que quería porque sentía que el mundo en el que vivía me asfixiaba lenta y dolorosamente a cada paso que intentaba avanzar. Recibía apuñaladas de todos lados incluyendo las personas de mi circulo de confianza y llegó un instante en el que no podía más.

No tenía a nadie, estaba completamente sola, nadie más que yo misma podía salvarme y llegué a perder todas las esperanzas y las pocas razones que me quedaban para continuar. Por eso quise huir de este mundo de mierda, y morir fue la única vía de escape que encontré.

No sabía si Adam se iba a sentar para escuchar mis razones, me juzgaría y llamaría loca, o simplemente diría que lo hice por llamar la atención que no recibía por parte de mis padres. Preferí no descubrirlo porque realmente temía que empezara a verme con otros ojos, su indiferencia seria demasiado dolorosa y no estaba, estoy, ni estaré preparada para ello.

–¡¿Como cojones me voy a enterar de las cosas sino?! ¡Todo tengo que descubrirlo yo mismo porque no me cuentas nada!

–Eres la persona que más cosas sabe de mi... –no miento, es la única persona con la que me he abierto tan extensamente aunque el no lo crea.

–¿Enserio? ¡¿Y porqué mierda no tenía conocimiento sobre esto?! –me agita los papeles en la cara.

Lo miro dolida de que no pueda comprenderme, ni siquiera veo que lo intente esta vez. Las lágrimas comienzan a inundar mis ojos sin poder evitarlo y es que no me creo lo que estoy viviendo en estos momentos, no soy capaz de asimilar que mi mayor secreto ha sido descubierto de la peor y más dolorosa manera.

Se me viene a la mente todo lo que tuve que vivir para llegar a pensar en que matarme era la mejor solución para todo el mundo, incluida yo. Pienso en lo bien que hemos estado Adam y yo, lo felices que hemos sido pero...

En segundos la decepción y agonía se convierten en furia, por lo que termino acercándome a él en dos grandes zancadas acortando el espacio que nos separa.

–¡¿Cómo tienes el descaro de exigir respuestas cuando eres tú el que no confía en el otro?! –le gritó en la cara desatando mi rabia.

–¿Qué..?

–¡Piénsalo! ¡No sé nada sobre ti! ¡Nunca me has contado nada!

Se mantiene en silencio y eso es todo lo que necesito para cerciorarme de que le guste o no, sabe que estoy en lo cierto. Realmente no sabemos mucho del otro y por mi parte, la información es bastante más escasa, lo que me hace dudar de a donde llegaremos.

AMOR POR CONVENIENCIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora