CAPITULO 13

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Adam

Para sorpresa de todo el mundo, me levanto de buen humor. Me jodia admitirlo pero estaba seguro de que se debía a Bethany, el simple hecho de ayer haber hablado con ella hizo mejorar mi estado de ánimo, y todavía perdura.

Saludo a todos los empleados que me encuentro en el camino a la cocina y me lo devuelven con desconcierto. No puedo culparlos, no soy un hijo de puta como jefe pero tampoco un santo.

Pido que me lleven el desayuno a la terraza y mientras espero enciendo el portátil para empezar una nueva serie. En una de mis conversaciones con Bethany llegamos a un acuerdo y es que si conseguía terminar las 8 temporadas en menos de dos meses me daría lo que sea que le pidiese y si no lo conseguía, viceversa. La serie trataba de vampiros, hombres lobo, brujas, réplicas... En resumen, cosas sobrenaturales y mucho drama.

Como en silencio disfrutando de la pantalla, me resulta interesante lo que veo. Al acabar, decido quedarme en el mismo lugar pero en este caso trabajando. Hoy me sentía bastante más inspirado así que tenía pensado aprovecharlo. A media tarde ya me encierro en el despacho, puesto que el sol calienta demasiado y no quiero quemarme.

Las horas pasan con lentitud y el calor no me ayuda a que el tiempo se haga más ameno, de hecho me asfixia. Prefiero el invierno y el frío, al igual que Beth-

Joder. Ahí estaba otra vez. No consigo sacarmela de la puta cabeza.

Decido intentar distraerme y hacer algo para que la noche llegue más rápido, finalmente me decanto por unos largos en la piscina. Espero a que la limpien mientras coloco protector solar por todo el cuerpo y me visto con un bañador negro. Cojo mis gafas de sol y una toalla y bajo descalzo al jardín.

Varias horas después, cuando siento mis músculos entumecidos y tensos decido parar. Me apoyo en una de las esquinas para descansar pero justo en ese momento suena el teléfono. Miro la hora en mi rolex resistente al agua, son pasadas las seis de la tarde, aún no es hora de hablar con Bethany. De todos modos salgo del agua y en grandes zancadas llego hasta la hamaca donde he dejado el móvil, si ha decidido llamar antes no me quejaré.

Mi humor decae cuando compruebo que solo se trata de James.

–¿Qué quieres? –pregunto directamente.

–Estas de mal humor, que sorpresa. –deduce y no se equivoca, ahora lo estoy– Qué sucede, ¿Bethany todavía no te ha dejado darle un besito? –pregunta antes de empezar a reírse como si acabara de soltar la frase más graciosa jamás dicha.

–Adiós. –aparto el aparato de mi oreja con intenciones de colgar.

Su risa se intensifica.

–¡Era broma! No te enfades tío.

–¿Qué quieres? –vuelvo a preguntar rascándome el puente de la nariz, impaciente.

–Llamo para proponerte algo.

–Te escucho. –suspiro interesado en la chorrada que seguro piensa soltarme.

–En pocos días hay un evento en Tennessee, supongo que iréis.

–No lo sé, todavía estoy pensándolo. –y es cierto, ya he ido en varias ocasiones a ese tipo de eventos y me parecen un puto aburrimiento, no quiero someter a Bethany a esa tortura, no cuando no lo considero importante– ¿Porque lo preguntas?

–Linda y yo vamos a ir, su padre nos obliga ya sabes como es siemp-

–James, –lo corto– al grano.

Me dejo caer sobre la tumbona y apoyo la espalda en esta. Me coloco las gafas porque el sol no deja de calentar y trato de secarme el cuerpo con la toalla mientras sigo sujetando el teléfono con una mano.

AMOR POR CONVENIENCIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora