CAPITULO 16

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Bethany

Me despierto sudada y mojada con el sonido de la alarma, otra vez más he fantaseado con Adam y si antes mis sueños eran húmedos ahora lo son más al comprobar lo bien que sabe usar su lengua.

Todavía puedo sentir sus manos por todo mi cuerpo y la sensación de su polla dura restregándose contra mi coño... Mierda, ya estoy cachonda, necesito masturbarme o no habrá manera de empezar bien el día.

Observo la hora del reloj con la seguridad de que me dará tiempo a todo pero... ¡Solo tengo 45 minutos para prepararme! ¡No hay manera de que llegue puntual, maldición!

Me levanto de un salto malhumorada yendo directa a la ducha con la esperanza de que el agua evapore parte de mi calentura. Consigo controlarla y cuando termino de lavarme el cuerpo salgo disparada al armario envuelta en una pequeña toalla. Ayer no me dio tiempo a preparar la ropa pues me fui prácticamente directa a la cama. Fue un dia lleno de emociones, terminó siendo inesperado pero muy placenter-

¡Deja de pensar en Adam y el beso! Me regaña la vocecilla de mi cabeza que me hace mantenerme medianamente cuerda.

Continuo preparándome, me gustaría decir que voy con calma pero sin prisa pero realmente estoy haciéndolo todo lo más rápido que puedo. Me visto, hago la cama, cierro las maletas y arreglo mi cabello con champú en seco, mi producto estrella para mi pelo graso.

Las maletas me pesan una tonelada cuando empiezo a tirar de ellas para sacarlas de la habitación, bajo los escalones y gracias a un milagro del señor no me caigo rodando. Una vez abajo puedes visualizar a Adam esperándome en la puerta de la entrada como de costumbre.

No he tenido tiempo para pensar cómo es que debo actuar ahora con el y la verdad es que me arrepiento porque ,me siento estúpida parándome frente a él mientras me da un repaso poco disimulado y yo me mantengo lo más firme que puedo pues las piernas me tiemblan.

–¿Acaso te vas a algún otro viaje y yo no lo sé? –pregunta con una ceja encarnada cuando repara las dos maletas grandes que tengo a cada lado de mi cuerpo.

–No me has dado información sobre el viaje, así que he tenido que improvisar y he metido cosas por si acaso. –me encojo de hombros, siento que ya hemos tenido esta conversación antes.

–¿No podemos llevarlo con nosotros? –pregunto al ver como Milo está sentado sobre sus dos patitas traseras mirándonos desde su altura con cara de lástima y maullando.

–No. –contesta firme y lo miro mal.

Me acerco y me arrodillo frente al gato para darle unos últimos besitos en su pequeña cabecita a modo de despedida.

–Vamos a llegar tarde. –gruñe el malhumorado que tengo detrás taladrándome la nuca con la mirada.

Me ayuda con las maletas cuando ve que yo no puedo sola y usamos el mismo coche de ayer para acercarnos hasta el aeropuerto pues es el que mayor maletero tiene. Una vez allí, me abre la puerta en lo que yo me coloco las gafas de sol y arreglo la chaqueta antes de bajar, es temprano y está amaneciendo por lo que el sol ya resulta dañino para mis ojos.

Abordo el jet antes que él, pues coloca una mano en mi espalda obligandome a caminar por delante. Subo las pocas escaleras que hay en la entrada y el interior me deja por un momento impactada en mi lugar.

Como todas las posesiones de Adam, está también desprende lujo allá donde mires. Los sillones son de piel color beis, hay varios con una mesa en cada lado formando un pasillo que lleva a lo que imagino será el baño y... Joder, hay tambein una maldita habitacion que tiene la puerta entonada y no me deja ver mucho pero si una enorme cama situada justo en el centro; la cabina del piloto queda a mi espalda.

AMOR POR CONVENIENCIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora