CAPITULO 32

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Bethany

Odio los regresos a casa, no por el hecho de volver a la enorme mansión en la que vivo con el hombre que adoro, sino por todo lo que implica vivir en esta ciudad. Me gustaría que nuestros viajes, al igual que nuestro tiempo juntos, fueran ilimitados. Sería un sueño visitar una ciudad detrás de otra los dos juntos.

No hace ni veinticuatro horas que hemos vuelto y ya tengo mensajes de Jessica preguntando por nuestra quedada. No es algo que me apetezca pero tampoco se como negarme, me siento en la obligación de acudir porque una parte de mi piensa que fue mi culpa que nos distanciáramos.

Me dispongo a teclear una respuesta mientras Adam masajea mis piernas desnudas extendidas sobre las suyas. La duda de contarle lo mucho que han frecuentado ella y su novio últimamente la cafetería me abarca. No se si es algo de lo que debería preocuparme, como ya me dijo Sophia en su momento, Jessica es una de sus clientas habituales desde antes de que yo llegara a trabajar asique no es de extrañar que ahora que tiene novio venga con el.

Aun así, siento algo extraño en el ambiente cada vez que los veo, sobre todo a él. No llego a decidir si es cuestión de que no tiene buena relación con Adam o por otra cosa ajena a lo que ya se. Por eso mismo, por la certeza que no tengo, dictamino que no contarle nada a Adam, al menos por ahora. Como ya he dicho, realmente no hay nada extraño en que una chica traiga a su pareja a la cafetería que frecuenta habitualmente.

Disfruto unos minutos más de los delicados toques que me brinda mi marido antes de incorporarme, besarle los labios con una sonrisa y subir a nuestro cuarto para cambiarme ya que es el día en el que hablaré con Jessica, acaba de confirmármelo.

–¿Tienes planes y son sin mi? Me siento abandonado.

Me giro hacia Adam que me mira desde el umbral de la puerta y sonrío divertida.

–Llevamos una semana entera juntos, no nos hemos separado ni siquiera para ir a mear, literalmente. –me rio abrazándolo por la cintura.

–¿Y? ¿Eso es suficiente para ti? –me toma de la barbilla con fuerza, parece que le molesta la idea– Porque para mi no, nena.

–Saldré con Jessica. –le explico– Hemos quedado para tomar un café, ponernos al día y hablar un poco de las cosas. Te comenté en su momento que teníamos pensado hacerlo y hoy hemos conseguido cuadrar una fecha.

El ceño se le frunce y no le culpo, se que no la tolera pero aun así apoya mi decisión y eso es algo que me gusta de él.

–Esa chica no me da buena espina, ándate con ojo. –me advierte– Y si quieres irte no dudes en llamarme que iré a buscarte.

Sonrío entusiasmada a la vez que avergonzada, es extraño para mi recibir estos tipos de tratos a los que no estoy acostumbrada, me alegra saber que le importo pero no me gustaría molestarte porque tal vez eso lo lleva a cansarse de mi.

–Está bien, te... –trago saliva– Te echaré de menos. –beso sus labios percatándome de la calidez que emana sus ojos ante mis palabras.

Bajo las escaleras con él siguiéndome por detrás, siento como sus ojos traspasan la poca ropa que llevo viendo a través de ella mi piel desnuda. Le sonrío una última vez y abro la puerta.

–Bethany. –me giro cuando me llama– Lo digo en serio; llámame.

Asiento desconcertada y cierro la puerta con una sensación extraña en mi pecho. Camino hasta el garaje donde ahora hay un espacio para mi coche pero no es eso en lo que me fijo.

<< Si quieres conducir el coche de vuelta solo dímelo >>. Recuerdo las palabras con las que se dirigió a mi hace unas semanas, si en aquel entonces no le molestaba la idea de que condujera sus coches, ¿Por qué ahora lo haría?

AMOR POR CONVENIENCIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora