Adam
Llevo horas intentando concentrarme pero no me resulta fácil debido a que una pequeña morena de metro sesenta y cinco, mirada seductora y pechos perfectos, invade mis pensamientos haciendo imposible que me concentre en lo que debo: el trabajo.
Nada más entrar a casa camino hasta la puerta de mi despacho, mirando muy seriamente a John, que se encuentra de pie en el pasillo. Él es mi guardaespaldas desde hace años, lo contraté cuando me di cuenta de lo jodido que podía llegar a ser el mundo debido a la necesidad de dinero y poder que tenían los otros.
Jamás he dudado de su lealtad ni de sus habilidades en su trabajo, nunca me había dado razones para hacerlo. Por lo cual, si tenía que poner la seguridad de Bethany en manos de alguien que no fuera yo, sería en las de él.
–Ya sabes lo que hacer. –le dije.
Después de que me contara hace unos días que había visto a Bethany sufrir un ataque de ansiedad justo en la entrada del jardín, le obligué a seguirla cada vez que pusiera un pie fuera de casa, recalcándole que ella no podía darse cuenta. No quería que empezara a incomodarse pensando que alguien la espiaba. Estaba claro que algo le había sucedido fuera de aquí y si en mis manos estába evitar que le ocurra de nuevo algo similar, es lo que haré.
John asintió una sola vez y sin mediar palabra hizo el amago de caminar hacia donde debía, pero antes de que pudiera dar un paso lo sujete del brazo con fuerza.
–Como le pase algo a mi mujer, estás muerto. –le advertí antes de encerrarme en el despecho.
El sabe perfectamente que mis palabras no son una amenaza, sino una promesa. Como ya he dicho, confío en él, pero nunca está de más recordar lo que sucedería en caso de. Me gusta ser previsor. Sobre todo después de que me confesara que tardó un par de días en hablar sobre lo que vio.
Me vi en la obligación de golpearlo, no por placer como hago en otras ocasiones con la gente, sino para que aprendiera y le quedara claro que a mi no me van las tonterías. Todo lo que le suceda a Bethany ha de ser notificado a mi persona al instante. Si no lo maté es porque es mi mejor empleado y su primer fallo, se podría decir que ha tenido suerte porque si se tratara de cualquier otro, ya no viviría para contarlo.
Camino al mini bar sirviéndome una buena copa. En vez de sentarme en el escritorio lo hago en el sofá porque sé que no voy a conseguir trabajar, para ello necesitaba concentrarme y los recuerdos de Bethany me lo impedían. Se acababa de ir y ya sentía su ausencia en cada maldita esquina de la casa. Me jode admitirlo pero noto una gran opresión en el pecho y sospecho que es debido a ella, porque la sensación comenzó en cuanto la observé caminar hacia la zona de embarque mientras se alejaba de mi.
Recuesto la cabeza sobre el respaldo e intento dejar la mente en blanco un tiempo pero las imágenes de ella llegan a mi mente nada más cerrar los ojos. El bulto de mi entrepierna tampoco tarda mucho en aparecer.
Desde que nuestra relación se ha hecho más cercana y a cogido algo de confianza, ha empezado a caminar por la casa en mallas diminutas, camisetas que le cubren lo justo y tops de tirantes tan pegados que parece que en cualquier momento van a reventar dejándome ver de una buena vez sus magníficas tetas. Se que la muy maldita hace todo eso para tentarme y provocarme, y mierda; le esta funcionando porque me tiene con la polla empalmada y dura todo el dia.
Lo peor de todo es que va de inocente y no parece dispuesta a hacer algo al respecto para aliviar el dolor de mi entrepierna. Disfruta viéndome sufrir. Toda esta situacion me cabrea, yo siemrpe he podido controlar mis necesidades sexuales pero ahora mismo me siento un puto baboso desesperado por hechar un polvo.
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AMOR POR CONVENIENCIA
RomanceA Bethany Jones le han aceptado una entrevista en una de las empresas más prestigiosas de New York pero... ¿Que pasará cuando descubra que acaba de firmar el contrato para ser la esposa de Adam Wilson?