CAPITULO 28

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Adam

Nos fuimos de allí esa misma noche, después de volver de la playa un rato más tarde subimos a la habitación. Estaba dispuesto a quedarme para intentar acabar el fin de semana, de verdad que sí, pero lo que pasó lo impidió.

Estábamos preparándonos para irnos a dormir cuando una voz masculina proveniente de la planta inferior se hizo notable. Con la excusa de ir al baño, aun teniendo uno propio, Bethany salió de la habitación dejándome confundido.

La seguí por detrás sin que lo notara y no me sorprendió verla asomada en las escaleras tratando de escuchar si lo que su padre murmuraba era algo sobre ella, estoy del todo seguro de que era eso lo que pretendía.

Sin ánimos de aguantar una sola tontería más, me puse a hacer las maletas malamente con los reclamos y protestas de Bethany de fondo. Les explicamos que debíamos irnos por asuntos de trabajo. El padre de ella insistió en que se quedara y solo me fuera yo, pero por supuesto que no lo permití por más que vi la duda en los ojos de Bethany queriendo complacerlo. Tenía que sacarla lo más rápido posible de allí.

Lamentablemente, la vuelta a casa no ayuda a Bethany tanto como pensaba. Imaginé que salir del ambiente tóxico de la casa de su padre la ayudaría a estar mejor pero realmente se ha quedado en el mismo estado, me atrevería a decir que incluso ha empeorado.

Sabía con exactitud que esto sucedería en algún momento, teniendo en cuenta su diagnóstico es lo más común, pero por más que proyectaba en mi mente diferentes escenarios realistas, verla así con mis propios ojos es lo más jodido que he apreciado.

No sale del cuarto para mas que lo estrictamente necesario, no interactúa, no tiene interés por nada, no se mueve... Parece una persona completamente diferente.

En cuanto llegamos a casa se fue directamente a la cama sin apenas saludar a Milo, fue algo que llamó mucho mi atención y me puso en alerta ya que tiene una gran afición por acariciarle y llenarle de besos. Lo dejé pasar atribuyéndolo al cansancio del viaje por más que mi interior me decía que algo iba mal.

Al día siguiente no se levantó de la cama hasta casi la hora de comer y solo lo hizo porque yo la desperté, quise pensar lo mismo que la noche anterior pero sabía que eso sería negar la situación. Se pasó la tarde en el sofá con la televisión de fondo pero no le prestaba especial atención, tampoco a Milo que buscaba sus mimos. El tiempo que no estaba durmiendo se la pasaba mirando a un punto fijo con expresión de ida.

Los días siguientes no son muy diferentes, la despierto para la toma de la medicación y poco más. Me la paso encerrado en el despacho porque no soporto verla así y también porque no parece querer la compañía de nadie, ni siquiera la mía.

Puede sonar extraño, pero las noches son lo más complicado para mi, cualquiera diría que es lo más fácil pues es el momento para descansar mental y físicamente ya que esto es agotador en ambos aspectos. Pero no puedo tocarla y eso no me permite dormir y mucho menos descansar.

Odio no poder enterrar la cabeza en su cuello o pelo para aspirar su jodido olor, odio no poder abrazarla por detrás mientras paseo mis manos por todo tu cuerpo. Pero lo que más odio, es no poder sentirla cerca incluso teniéndola al lado.

Es lo que me sucede ahora mismo. Me encuentro parado en el umbral de la puerta observando a Bethany dormir, ni siquiera en estas condiciones consigo vislumbrar su común expresión de tranquilidad, todo en ella es tensión.

Está hecha una bola en el lado izquierdo de la cama, me da la espalda y está muy pegada al borde. A través del espejo que hay justo delante puedo ver cómo frunce el ceño y pestañea hasta que abre los ojos y me muestra que realmente está despierta.

AMOR POR CONVENIENCIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora