CAPITULO 18

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Adam

No quería moverme, pero debía despertarla. Faltan aún dos horas para las 8 que es la hora a la que hemos quedado con James y Linda pero me he dado cuenta de que Bethany necesita su tiempo para prepararse así que prefería despertarla para que no fuera corriendo y con el tiempo justo, sabía que eso la estresaria.

Se había quedado dormida hacía unas tres horas, tiempo en el que aproveché para tocarla tanto como me apeteciera. Su piel es tan suave como la seda y hace contraste con las yemas de mis dedos, que están algo ásperos.

Respiro hondo y me permito disfrutar del contacto un último momento. Tiene tanto poder sobre mí que  solo he podido apartar la mirada de ella un par de minutos.

Observar a Bethany es lo más relajante y a la vez asfixiante que podía hacer. Observarla sin importar lo que estuviera haciendo me tranquilizaba pero también, me cortaba la respiración. Su belleza es algo peligroso para cualquier hombre con buen gusto, y en eso yo gano a todo el mundo.

Aparto sus piernas suavemente y me acerco a ella, colocando ambas manos al lado de su cabeza para no aplastarla acerco mi rostro al suyo, quitando un par de mechones rebeldes que yacen sobre él.

–Nena. –susurro para no aplastarla y ella emite un sonido que me parece de lo más adorable consiguiendo sacarme media sonrisa.

En contra de lo que mi cerebro me dice que no haga, muevo una de mis manos a su cara. Se que debería parar, mucho más teniendo en cuenta que ella no me ha dado permiso pero yo nunca he sido una persona que sigue las normas y hace lo moralmente correcto.

Con mis nudillos rozo su mejilla y puedo notar como su piel, al entrar en contacto con la mía, se eriza, consiguiendo un efecto similar en mi. Siento un escalofrío en la punta de mis dedos que rápidamente se extiende por todo mi cuerpo recorriendolo vertebra por vertebra.

Se remueve bajo mi cuerpo restregándose contra el contacto y soltando un suspiro que a su vez golpea mi rostro. Debo respirar hondo y cerrar los ojos para no perder el control. Los efectos que ella provoca en mí no son normales pero no encuentro manera de deshacerme de ellos. Ni siquiera se esfuerza y ya me tiene comiendo de la palma de su mano, no quiero imaginar qué pasaría si llegara a intentarlo.

–Bethany, despierta.

Ahora sí, comienza a abrir los ojos muy lentamente, se los frota y los abre despacio tratando de acostumbrarse a la luz..

–¿Adam? –pregunta confundida y asiento una sola vez con la cabeza.

–¿Quién sino, nena? –contesto paseando mis nudillos por su mandíbula.

Mi mirada se posa en sus labios cuando los abre ligeramente y pasa la lengua por ellos para humedecerlos. Acerco mi rostros un poco más al de ella con las ganas embarcándome y aunque no hago ningún tipo de amago, separa más los labios de forma automática, podría decir que parecen ansiosos por mí contacto.

Subo mis ojos a los suyos y cuando nuestras miradas se encuentran se me paraliza el mundo y comienzo a respirar con dificultad.

Esa mirada sería mi puta perdición, estaba seguro.

–Venga levántate, tienes dos horas hasta las 8 para prepararte. –le digo alejándome de ella para que se pueda mover.

Me dirijo al baño antes de que Betjhany se encierre en él para prepararse, lo acapare y no me deje usarlo hasta estar lista. Las veces que he intentado hacerlo he sido amenazado de muerte y prefiero seguir vivo, necesito probar su coño antes de morir.

Cuando salgo después de lavarme la cara y mojarme la nuca para refrescarme, la encuentro ya de pie y rebuscando entre sus cosas. Le doy un repaso e incluso así, vestida con mallas cortas, una sudadera enorme y una coleta desordenada por la siesta, mi polla punza al verla. El agua fría no me ha ayudado una mierda.

AMOR POR CONVENIENCIA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora