Estallidos, balas y gritos rezumbaban en los oídos de la mujer que estaba dando a luz, como un eco lejano de una realidad lejana de sí misma, pero no era más que el recuerdo de lo que había visto horas antes en las noticias y se había quedado grabado en su mente.
Nancy cerró los ojos llenos de lágrimas, dando el último aliento de su cuerpo antes de que el llanto de un bebé inundara la sala de partos y el doctor gritara "Es un niño", disipando todo ese mal recuerdo que no podía sacar de su cabeza.
Cayó sudorosa y cansada, tratando de normalizar su respiración y la fuerza y rapidez con la que su corazón latía. Veía las enfermeras ir y venir de un lado a otro y al doctor darle una breve felicitación.
Sus lágrimas salieron a borbotones de sus ojos al ver a lo lejos cómo una enfermera acercaba a su hijo y lo ponía sobre su pecho. Todo imaginó esa mañana cuando despertó, menos que ese día al fin conocería la cara de su bebé. Cientos de emociones la dominaban, desde la felicidad absoluta hasta un sentimiento de vacío y tristeza.
Todo sería perfecto para ella si Mason estuviera al lado de ellos, pero en ese momento ya no tenía la misma esperanza de hace unos días cuando escuchó su voz. Ahora, su mayor miedo, era recibir una llamada que la destrozara por completo y para siempre.
Abrazó con ternura a su hijo y besó su cabecita, sacando ese pensamiento de su mente. Aunque el miedo latía en su corazón, en lo más profundo de sí existía una pequeña esperanza y trataba de sostenerse de ella o perdería la razón, y debía mantenerse cuerda y serena por su hijo.
No quería perder su fe, porque ella pensaba fielmente que merecía ser feliz luego de tanto sufrimiento, junto al hombre que amaba y el fruto de su amor.
Pero su fe tambaleaba, porque Dios solía arrebatar las personas más importantes de su vida y cuando más feliz se sentía...
***
El nacimiento de Andrew hizo que la felicidad contrastara con la angustia y el sufrimiento que vivía toda una familia al no saber noticias de los dos hombres que hacían parte de ellos.
Nancy estaba desesperada por saber algo de Mason, pero nadie le permitía salir de casa al ver dado a luz tan recientemente, así que tuvo que conformarse a esperar que la Sra. Katherina y Carla fueran hasta la base militar y regresaran con alguna noticia.
Cinco días pasaron con lentitud, o al menos así le pareció, tal vez porque dormía poco y pensaba mucho. Pero cuando su amiga y la madre de su novio regresaron y vio sus expresiones, toda su fe se vino abajo.
Todo lo que la venía atormentando desde hacía meses al fin había explotado y sentía que ya no podía más, pese a que ahora tenía por quien luchar y aguerrirse a la vida. No podía desfallecer, pero no sabía cómo continuar sin que la soledad y el vacío la mataran primero.
—Díganme que tienen noticias, por favor —susurró.
—No hay noticias todavía. La confrontación sigue y ha sido imposible entablar comunicación con la base para saber los nombres de los militares. El superior de Mason desplegó nuevos hombres para repatriar los cuerpos y apoyar a los que siguen luchando —la voz de la mujer de mediana edad se quebró—. Solo nos resta esperar y rezar para que Mason y Roque no hagan parte de los fallecidos.
Nancy se cubrió la boca para ahogar el fuerte sollozo que se le escapó, sintiendo que su corazón se detendría en cualquier momento. Estaba cansada de esperar para saber del hombre que más amaba y de su amigo, pero ¿qué otra opción tenía? No quería solo quedarse de brazos cruzados allí. La impotencia la agobiaba aún más.
Debía seguir aferrándose a su fe y clamando a Dios para que ellos estuvieran con vida y regresaran. Pero una parte de sí era realista y debía preparase para lo peor, así una fatídica noticia le destrozara el alma y la vida para siempre.
Carla abrazó a Nancy y su verdadero sentir, ese que contenía con positivismo y sonrisas, estalló al no soportarlo más. Se aferró de su amiga, sintiendo que en cualquier momento caería y no sabía si podía volverse a poner de pie. La opresión en su pecho era inmensa y la necesidad de sentir los brazos de su novio agudizó su dolor.
—Lo lamento tanto —murmuró Nancy, la voz enronquecida de tanto llorar, abrazándola con la misma fuerza.
No sabían qué más decirse, ninguno tenía palabras para darle fuerzas y ánimos al otro. La madre de Mason lloraba en los brazos de sus hijas, las cuales habían viajado a casa de su cuñada tan pronto se enteraron del nacimiento anticipado del bebé.
Nancy y Carla estaban perdidas en sus pensamientos, divagando por el dolor que sentían en sus corazones y en un silencio tan brutal e inusual mientras pensaban en lo peor y en lo mejor de sus vidas.
La casa de Nancy estaba envuelta en un manto melancólico y triste. El silencio los rodeaba, apuñalaba los corazones más frágiles y les hacía desear la muerte para no sentir más dolor.
El anillo que rodeaba el dedo de Nancy le quemaba la piel y el alma. Lo miró con los ojos llorosos y el corazón hundido de dolor. ¿Ahora qué haría con las promesas que quedaron suspendidas en el aire? ¿Podrían hacerse realidad algún día? ¿Qué haría con ese amor que latía en su pecho con fuerza en busca de felicidad?
Amaba a Mason, lo necesitaba como si se tratase de una parte vital de su cuerpo, pero no sabía lo que sucedería de ahora en adelante. La vida para ella no era justa. ¿Acaso estaba destinada a sufrir? Si era así, era mejor la muerte que vivir en una constante tortura.
Entonces, el potente llanto de su hijo la devolvió a la tierra. Se acercó a él y lo levantó en sus brazos con el corazón latiendo de dolor y contradicciones, pero ese sentimiento de culpa la gobernó al ver tan pequeño e indefenso que era el pequeño.
¿Cómo podía pensar en la muerte en ese momento? Su hijo la necesitaba más que nadie. Esa preciosa bendición que cargaba en sus brazos y apretaba contra su pecho era la muestra palpable de su amor.
Si Mason no volvía a su lado, sobre la tierra había quedado el resultado de un amor intenso, pasional y verdadero. Y era su mayor tesoro; lo cuidaría y protegería con su vida misma de ser necesario, aunque su corazón estuviese hecho pedazos.
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Cuando Vuelvas Conmigo[✓]
RomanceEl amor llega a la vida de Nancy cuando menos se lo esperaba, haciéndola vivir un sentimiento que jamás se imaginó que sería tan bonito, fuerte y real. Pero la realidad de una vida riesgosa y complicada hará que ese amor tan anhelado se convierta en...