Capítulo 10

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Mason no supo cómo reaccionar de momento, en definitiva, sí que lo había tomado con la guardia baja. Pero sentir la presión suave y cálida de sus labios, su aliento fresco mezclarse con el suyo y la invitación clara a devorar su boca como tanto lo deseaba, detonó en su ser una intensa explosión de sentires.  

—Lo siento, yo… —se excusó ella, alejándose de él ante su pasmo.

Pero Mason no le permitió alejarse más de él. La tomó de la nuca y la acercó con una fuerza poderosa y alucinante a sus labios, apoderándose de ellos con gran urgencia y necesidad.

Se abrió paso entre los labios de la chica con su lengua, acariciando con suavidad y gusto su boca, antes de dejar toda su pasión en un beso cargado de ganas y humedad.

A Nancy se le agotaba el aire con cada roce frenético de labios, pero envuelta entre la calidez y humedad de su boca, se dejó llevar por todas las sensaciones que estaban explotando en su interior sin parar.

Sentía que la piel le ardía, que su corazón latía con poca normalidad y que las corrientes que atravesaban todo su cuerpo eran desconocidas para ella. No sabía por qué se sentía de esa manera, pero quería seguir sintiendo todo eso y más.

Perdido en las sensaciones y en la maravillosa boca de ella, Mason arrastró sus dientes por su labio inferior, provocando así que soltara un gemido que avivó sus deseos con mucha más fuerza.

Debía alejarse. Debía controlarse. Debía detener sus besos que se hacían cada vez más intensos o todo se arruinaría. Pero no podía alejarse y dejar de explorar su boca y la única forma en que ella le correspondía. Estaba complacido con las reacciones que provocaba en ella, y escuchar sus dulces gemidos y su respiración agitada no permitía que se alejara para tomar un poco de aire.

Se separaron lentamente, abriendo los ojos y mirándose con fijeza. Sus miradas tenían un brillo diferente y sus respiraciones agitadas no les permitía decir palabra alguna.

Como si de dos imanes sus bocas se tratasen, volvieron a unirse en un beso mucho más lento, profundo y sensual. Sus labios se acariciaron con total ternura, provocando que sus pieles se erizaran y que el calor se hiciera más intenso. Sus lenguas cada tanto se rozaban con actitud y era el detonante perfecto para que el placer y la pasión los envolviera.

Sentían que no podían más, que todo estaba nublado para ellos, aun así, no podían dejar de besarse, de sentir la boca del otro y de mezclar sus respiraciones. Se sentían tan eufóricos y hechizados por el contacto de sus bocas que se olvidaron del mundo entero.

Mason fue el que rompió el beso, respirando agitado y con los labios rojos. Descansó su frente de la de ella y la miró con un brillo extraordinario, pensando que jamás había besado y lo habían besado de esa manera tan brutal.

Sin duda alguna, los besos de Nancy eran fascinantes como dulces.

—Me gustas mucho —confesó él, acelerando un poco más los latidos de la chica—. Ya no quiero seguir ocultando todo lo que me sucede contigo.

—Tú también me gustas —respondió ella con una timidez que le pareció adorable.

Se volvieron a besar mientras Mason acariciaba las mejillas de Nancy y la acercaba un poco más a él. No podían dejar de besarse y de sentir sus bocas unidas. Querían alargar el contacto lo más que pudieran, porque debían aceptar que los besos eran de otro mundo y que en cada roce un nuevo sentir y reacción afloraba en ellos.

Nancy no imaginó que algo podía suceder entre ellos, por lo que el momento fue perfecto, más con la escena en la que se encontraban. Estaba viviendo una primera experiencia única y que jamás en su vida olvidaría.

En ese instante no quería pensar en que pronto acabaría y que la realidad sería abrupta, solo tenía en mente las sensaciones maravillosas que sentía y de que ese hombre que la apretaba con fuerza contra su cuerpo, le gustaba cada vez más y más.

Nancy se recostó en el pecho de Mason y él la envolvió entre sus brazos, sintiendo una calma que hacía muchísimo tiempo no sentía.

Un silencio cómodo se formó entre ellos, por lo que se dejaron llevar por el y permanecieron abrazados observando el paisaje por largos minutos antes de que se levantaran y buscaran un lugar para hacer el picnic.

Se sentaron junto a un enorme roble que les brindó sombra y se dispusieron a comer. La conversación entre ellos se llevó con normalidad y las miradas coquetas no pasaron por alto. La tensión los rodeaba aún.

Mason se recostó por el tronco del gran roble y le hizo señas a Nancy para que se sentara entre el espacio que le dejó entre sus piernas.

Un tanto avergonzada, Nancy se sentó y él de inmediato la abrazó desde atrás, acercándola a su cuerpo lo que más podía y sin dejar ni un solo espacio entre ellos.

La intimidad fue nueva, desconocida y algo incómoda para ambos, pero conforme fueron pasando los segundos, se sintieron más a gusto y cómodos. Sus corazones latían con la misma fuerza y rapidez, satisfechos y emocionados por ese abrazo tan íntimo.

—Quizás sea muy pronto, pero me gustaría que me dieras una oportunidad para conocerte mejor —habló él, enterrando la nariz entre los suaves cabellos de ella, embriagado por su delicioso aroma.

—Bueno, en este momento nos estamos conociendo, ¿no? —soltó una risita nerviosa.

Se sentía nerviosa de que él estuviera abrazándola y haciendo ese acto que le provocaba calor y temblores por todo el cuerpo.

—Sí —susurró en su oído, cada vez más fascinado con las reacciones que provocaba en ella—. Pero no solo quiero conocerte como una amiga, Nancy.

—¿Q-Qué estás queriendo decir?

—Que si tú me das una oportunidad, quisiera que fueras más que mi amiga —dijo, poniéndola en jaque.

No le dio tiempo a responder, viró su rostro hacia un lado y se apoderó de su boca con ansias locas de arrebatar todo el aire de sus pulmones. Ya Mason no podía contenerse por más tiempo, no cuando se había contenido tanto en los pasados días. Ahora que había probado el dulce y exquisito sabor de sus labios, ambicionaba todo de ella.

Cuando Vuelvas Conmigo[✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora