Mason acarició su hendidura de arriba abajo, causando temblores y finos gemidos en Nancy que no dejaba de mirarlo a los ojos y morderse los labios en un intento infructuoso de acallar su voz. Pero es que esa vaga caricia era más de lo que había imaginado.
En el afán de conocer su cuerpo, se había tocado en el pasado, pero nada se podía comparar al toque de un hombre. Sus dedos no se sentían igual a los de él, que parecían emitir fuego y electricidad de otro mundo.
La humedad y el calor se intensificaron a medida que los dedos de él se deslizaban con suavidad por su intimidad sin llegar a penetrarla. Lo hacía con la malicia viva de enloquecerla, algo que estaba logrando, ya que Nancy gemía y movía la cadera en una clara señal de que quería un contacto más profundo.
Mason se apoyó de su brazo y la tocó a conciencia, observando las expresiones de su rostro y esa forma en la que poco a poco se iba deshaciendo en su toque. Quiso grabar en sus pensamientos la forma en que separaba los labios y tomaba aire, en la sensualidad con la que humedecía su boca cuando esta estaba seca y en esa mirada tan oscura y profunda completamente nublada por el placer. Quería recordar la belleza de su ser en todas sus formas, incluyendo la lujuria que trasmitía su mirada y cada una de sus expresiones.
—Eres tan preciosa —le dijo, acercando sus labios a su cuello—. No sé qué haré después…
A Nancy la descolocó ese comentario por unos instantes, pero él se encargó de disipar todas las dudas de su corazón tras el beso que dejó en su cuello y fue recorriendo su piel hacía abajo, llegando a su clavícula. A la vez frotaba sus dedos en su clítoris, avivando aun más el fuego en la piel de ella.
Sus dedos seguían frotando, y aunque quiso adentrarlos, se contuvo sabiendo que aun no era el momento. Todavía le hacía falta desnudarla y besarla a plenitud. Quería fundirse en sus adentros, pero no era con sus dedos con lo que quería explorar.
Acercó su boca una vez más a la de ella y le saqueó un beso que la dejó sin gota de aliento. Las sensaciones en su interior se hacían más intensas. Ya no podía disimular lo mucho que se estaba conteniendo para poseerla, más cuando ella le estaba permitiendo tocarla de esa manera tan arrasadora.
A la fuerza dejó de tocarla y besarla para incorporarse en la cama. Soltó una risita al verla quejarse y apretar las piernas con fuerza. Se mantuvo de pie admirándola en medio de la cama, con las mejillas sonrosadas, los ojos nublados de deseo y el vestido enredado a su cadera, dándole una vista espectacular de sus muslos y parte de su trasero.
—Ven aquí —le extendió la mano y ella la tomó, viéndolo de pies a cabeza con la mirada hundida de pasión.
Para Nancy él se veía tan guapo con los ojos escurecidos y cada uno de sus músculos tensionados. Aunque quiso disimular, su mirada bajó a la inminente erección que tenía y tragó saliva. En ella no había ni rastros de duda, lo anhelaba y estaba a la expectativa de lo siguiente que sucedería.
Mason la ayudó a poner de pie y se situó tras ella, llevando su cabello suelto y algo enmarañado hacia un lado. Estampó un suave beso en su hombro que la hizo contener la respiración mientras deslizaba sus manos por sus brazos con total suavidad.
—¿Estás segura de lo que va a pasar entre los dos? —susurró sobre su piel, volviendo el recorrido de sus manos hacía arriba—. No tiene que suceder nada. Esto puede esperar.
—Yo no quiero esperar —dijo tan segura y decidida, que él lo entendió al instante—. Estoy muy segura de entregarme a ti, Mason.
Giró su rostro con suavidad y volvió a besarla, no solo complacido de lo que decía ella, sino de la seguridad de entregarse a él. No podía creer que ella se estuviera entregando a tan solo escasos meses de conocerse y salir.
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Cuando Vuelvas Conmigo[✓]
Storie d'amoreEl amor llega a la vida de Nancy cuando menos se lo esperaba, haciéndola vivir un sentimiento que jamás se imaginó que sería tan bonito, fuerte y real. Pero la realidad de una vida riesgosa y complicada hará que ese amor tan anhelado se convierta en...